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lunes, 8 de diciembre de 2014

Sobre mi cumpleaños.

Hace unos días fue mi cumpleaños y pensaba escribir una especie de "itinerario", que se iba a titular "el itinerario del coronel en su cumpleaños". Pero después, terminé cansado y los días posteriores no tube tiempo de hacerlo. Después perdí motivación. 

En realidad no había mucho que mostrar, pues fue un día normal. Típicamente las personas hacen cosas dístintas, como ir a comer a un lugar distinto. Reír de manera distinta y hacer una fiesta. 

La verdad, en estos tiempos no estoy en condición de ofreser una fiesta. Tal vez pueda pagarla, pero odio limpiar el desastre de otras personas. 

Por la mañana, no hice aínco a ese par de felicitaciones que recibí de los vecinos. Pues hacer aínco, es comprometerse a prestar los mismos hornores cuando ellos cumplan años; cosa que en verdad no me interesa siquiera un uno después del cero. Mejor dicho, me intereza 0 (cero). 

Quizá, al escribir las palabras anteriores me delate como un egoísta. Pero, en realidad las demás personas son egoístas. Todas esas personas que te felicitan y ofresen regalos, en su mayoría son carentes de afecto. Y por lo tanto esperan lo mismo el día de su cumpleaños. 

Me dí cuenta de eso, porque un par de años fuí así. Es decir, quería volverme un adaptado. Cumplir con todos los rítos que típicamente se cumplen. Entonces llegué a dar regalos. Cabe resaltar amigos míos, que me reconosco una persona muy detallista. 

Ese tiempo, me sentía vacío. Buscando la compañía de unas cuantas personas egoístas. Me sentí apenado, al meditar la situación. La conclusión fue que yo esperaba de vuelta los mismos detalles, cosa que no sucedió. 

Así que desde entonces, dejarón de interesarme esas fechas. Son días tortuosos en realidad. Las personas más cercanas a mí, saben que no me molesta el hecho de evitar hacerme honores el día de mi cumpleaños. Me da igual. 

Además, aquién le gusta pensar que cada vez está a un paso más de la muerte. A mí me casusa miedo aún. 



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