credits by: evtkw

domingo, 27 de septiembre de 2015

Ventanilla



En la semana se me ocurrió una nueva idea, tal vez no tenía que quebrarme el coco buscando un escenario y pseudónimos, también olvidar los laberinos y los bucles junto con las analogías.

Tomé la computadora cuando estaba de camino a casa, el camino era de cinco horas, suficiente para teclear intensamente. Seguía el efecto de mi café americano servido cortésmente en el café Europa de la calle Madero.

Mis palabras me aburrieron, y hace un momento también, ¿hace falta un café similar?

Mis párrafos de robot mapearon el recuerdo de las sesiones del taller de cuento, donde algunos relatos parecían describir a humanoides, creo saber cual es el problema del mio. Pero mañana ya no podre sentarme a tomar un buen café y escribir intensamente. Las semanas siguientes quizá no hay tiempo para eso, y se enfrío mi idea.

No pude seguir escribiendo, preferí mirar por la ventanilla.

Después, en casa, mas ventanillas, distracciones....




viernes, 25 de septiembre de 2015

Pseudónimo

Todas estas páginas son como una especie de fotografía cubierta por capas de filtros y figuras. Son fotografías tímidas que no quieren ser vistas desnudas. Tienen vestimentas de figuras retóricas y analogías (típicamente) de universos, estrellas, infinitos, y las que le me ocurran después.

Las páginas de esta noche no son tímidas, son como fotografías, buenas fotografías, que sería un crimen cubrir con filtros.

No se me ocurrió un pseudónimo y tampoco un lugar ficticio, demasiado tengo con una descripción detallada.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Vista roja

Ahí abajo en el valle, supongo que las cosas son tranquilas, normales. Pero hay un cristal rojizo que produce una sensación apocalíptica de "el fin del mundo", con aire ácido y gente escondida alimentando cada vez más su angustia. La histeria, ahí abajo en el valle, no produce el menor ruido, pues desde este punto, donde estoy relatando, ya se hizo de noche y las luces a lo lejos son un cúmulo de estrellas artificiales.
No olvides la sensación de "el fin del mundo", para acelerar tus actividades de actitud antimediocre, de revista mezquina, donde pagas por ver la publicidad en buen papel fotográfico.
Recuerdo las palabras del buen Rigoberto, quien siempre tenía una lluvia de ideas, que codifican en un mensaje oculto pero fuerte e insistente. Eso es el vidrio rojo, haciendo apocalíptico a la ciudad en el horizonte.
¿Te seguirán convirtiendo? Cambiando el hambre por insomnio, aquel dónde los segundos caóticos apuntan en distintas direcciones del tiempo. Entonces tus días se convertirán en eternidadees agonias, estimada colorine, cuando mires por tus gafas o en en cristal rojo.
Te esconderas debajo de esta cálida atmósfera, ocultando el miedo, sonrisa y frases simples.
Te esconderas debajo de la actitud enigmática que, como dicen aquellos, cautiva.




domingo, 13 de septiembre de 2015

Cso

Las superposiciones no terminan, ¿has notado que elogian nuestro carácter sereno y seriedad? Pero también reprenden el carácter altanero e impulsivo, ambos se superponen.

En días anteriores, no muy distantes, ha pasado este último. Justo me llamaban la atención y deje de escuchar, estaba demasiado cansado para comentarios.

Creo que estoy llegando a esa edad en que te vuelves adicto al despertador, y aunque no es importante seguir dormido, el cuerpo ya no quiere dormir, se rehuza aunque se esté cargando de sueño.

Hay días en que estoy de humor para salir y quizá ir a alguna reunión para comer y platicar. Pero este sábado no, es uno de esos días en que sientes que no encajas en el mundo; que no encajan tus ideas, tu música, tu charla y chistes, tus emociones y quizá amoríos esfumados.

Había una especie de reunión, para sensibilizar me decían que debía asistir, pues de no hacerlo, cuando a mi me tocara no asistirían. Y quizá así sea, pero hoy es uno de esos momentos en que piensas que no harás una reunión para atender gente.

Desde hace semanas alguien ha insinuado hacer algo, por eso de poner punto final a la tesis y obtener un título nobiliario. Pero cambio el tema o pospongo la fecha, no quiero hacerlo pues eso fue hace un mes y ese dulce-agrio sabor a victoria ya caducó.

Es uno de esos días en que quieres sumergirte en el sofá y ver una de esas películas palomeras americanas, darle descanso al análisis de cualquier puta madre que se te atraviese.

Desde hace un par de días me asalta un impulso emotivo de no se que carajo, uno de esos que se sienten cuando tienes una cita con alguna de esas chicas emotivas. Pero no es tal la situación y me excuso por la comparación. Creo que yo mismo oculto alguna sorpresa, que no se de que trata, tal vez es como si fuera a comprar una guitarra nueva. No se cual es mi sorpresa, o si, pero el impulso es incontenible.

¿Estoy contento y soy amable? Claro que no, algunas veces te das cuenta que, por ejemplo, cedes tu asiento en el tren por la cara podrida que ponen esas mujeres mártires de su cansancio.

Sábado

Miré las ampulas de mis pies, y me parecía tonto la invalidez que provocaba el contacto de la carne sin piel con las sandalias.

En la cocina escuchaba canciones de cuando tenía doce o quince años, lo que significó recordar a toda esa gente, a mis primeros y pequeños amoríos frustrados de invierno con frío y luces ¿dónde está ahora toda esa gente?  Me pregunté, ¿qué están haciendo en este Momento? Por un instante se me escurrio la nostalgia cuando se escuchaba "hoy hace un año, las calles frías me han visto pasar".

La ausencia de piel me la cubrí con unos cintas "curitas" que me regaló la amable vecina de abajo, como en secreto, decía que esas cosas les pasaban a las chicas cuando utilizaban zapatos extraños. Pero lo mío era causado por el juego matutino de baloncesto.

El chico que ponía la música en el playlist de su laptop me preguntaba qué quería escuchar. Le pedí que pusiera  "no necesito una amante ahora dejame tranquilo" para recordar esos ambientes de borrachera, y otra más con lluvia de frases de perro malherido acomodada poéticamente y con ritmo de blues. Mi presencia, supongo, hacia ácida la situación, y yo miraba al chico concentrado escribiendo en una hoja de papel una numeración en sistema binario.

Decidí irme de aquel lugar para regresar a casa con mi familia.  A buena hora, sábado a las nueve de la noche, una hora incierta dónde en cuestión al tráfico puede pasar cualquier cosa.

Con los curitas en mis pies, podía sobrevivir el caminar, pues la carne debajo de la piel rosaría con los calcetines.

Antes de salir alguien me advirtió que podrían robarme, insinuando que podría ser alguien como un unicornio femenino, pero recalque que no tendría interés y a mi mismo de tener algún interés por alguien.

Tampoco yo tenía pertenencias valiosas que algún ladrón pudiese robar en ese momento.

Si alguien tenía que robarme algo, tal vez era está angustia, este dolor inútil. El reloj que ya no sirve y que hay que llevar a ajustar, para que quizá le roben piezas.

Camino en la ciudad y me sorprenden las calles, las lluvias pasadas dejaron siscada a la gente. Exactamente a esta hora y en días pasados han caído las lluvias más fuertes de los últimos diez años. La avenida está vacía y tal vez pienso que es momento para regresar a casa. Se respira este ambiente sombrío y de descanso, cada vez tolero más la ciudad, después de vivir más de cinco años en ella, tal vez me vuelvo más tolerante.

El metro viejo y lento se tarda en llegar al anden y obviamente pienso en la cantidad de personas que se acumularán y que probablemente no me vaya sentado y yo con estas putas ampulas.

Encuentro vacío el lugar prohibido, el de discapacitados y no quería ocuparlo pareciendo un patán, pero considero que están noche si lo merezco.

En estaciones posteriores se llena el vagón y me quedan viendo con mirada de que no debo estar aquí sentado. Tendría que quitarme los zapatos y mostra a todos las ampulas. Las señoras y señoritas quieren el lugar, piensan que la hepoca de los caballeros ya terminó, más bien la época de la amabilidad. No me importan lo ojos de esa señora cansada, no me levantare para arruinar las plantas de los pies. Nisiquiera fingiré estar dormido.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Hace dias

La imagen del chico concentrado escribiendo una lista en código binario de los números arábigos, fue aliciente para sentarme a conjugar... ich heisse gerardo, sein Name ist gustav, sein nachnamme ist malehr, ich wohne aus österreich...

Hasta hoy no he podido evitar pensar en la superposición o caer en ella, esto puede ejemplificarse cuando piensas en dos o más cosas en cada punto de la sucesión de instantes.

Göttingen liegt im zentrum von... Y por la mañana recordé una especie de trago amargo, un día en el que todos parecían estar molestos y se desataban una serie de sucesos que al final del día te hacen aseverar que efectivamente todo fue triste.

Debajo de la sombrilla se siente un intenso calor, apenas y soporta el rigor del último sol del verano. La silla y mesas blancas reflejan los últimos rayos del sol de la tarde.

Se que no estoy soñando porque me duele el labio inferior, un fogaso cubre un pequeño rincón y amenaza con expandirse.

Faltaba media hora para la película pero llegué tarde como siempre. Salgo a buen tiempo, media hora me parece buen tiempo, pero la.ciudad siempre me juega esa broma. El tiempo aquí siempre es insuficiente.

A las películas siempre llego tarde, pero afortunadamente encuentro un lugar de tal forma que termina la vista en medio de la pantalla.

¿Te das cuenta que tenemos una forma única para pedir las entradas?  Yo siempre digo, preguntando como si hubiera mucha gente, a pesar de que voy a la hora y día específico en que hay menos gente. "aún tienes entradas disponibles para..." 

Y como si no me conociera pero lo ha desatada su "hola ¿cómo estás?, ¿dos entradas? "


"solo una porfavor "




lunes, 7 de septiembre de 2015

Otro

Comienzo a disfrutar la pérdida de la noción de espacio cuando estoy dormido y no puedo distinguirlo, nisiquiera la hora en que comenzó todo.
Era un día nublado y oscureció debido a las nubes grises, que pensamos eran de lluvia. Pero nos dimos cuenta que era una densa masa de polvo cuando se escuchó el fuerte viento y el golpeteo constante y creciente en los cristales.
Corrimos hacia la parte del edificio que no tiene ventanas, todos entraron en pánico, e hice un esfuerzo para despertar y pensar que era de noche. 
Así fue, después, corrimos por el parque fugitivos de algo que nunca comprendimos. Nos persiguieron molestos scouts, patrullas de niños obesos con banderines y lámparas, terminaron moliéndonos a patadas y yo con mi corazón malo junto con insuficiencia respiratoria. Era de noche.
Ya de día, supongo, cambiamos de lugar constantemente. Se que no tienes la costumbre por tomar café, porque te sorprendiste cuando me preguntaste cuantas tazas me tomo al día. Ahora que estoy despierto se que no son muchas, y puedo recordarte a ti, más bien a todos irreconocibles.

Sueño

Nisiquiera era la forma exacta, ahora que estoy despierto lo reconozco, pero en ese momento asimile su presencia.

Eran un secreto mis intenciones.

¿En que momento pasamos de la plaza a la fiesta?  Tenía vestido y bailaba con sus hermanos, supuse que eran ellos.

Determine que me levantaría de mi aburrido lugar de espectador y al oído le diría que no se bailar, que en ese momento aprenderia si ella me decía como, pero no.

Pasamos del valz a la música que no recuerdo, el soundtrack de la película fúnebre.

Después se fue en un automóvil y desperté. Casi es otoño y el sol cambio su posición. Todavía está oscuro pero el reloj dice que en unos minutos amanecerá.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Fantasmas

Me pienso en el escenario con el papel de fantasma, pero hay silencio y nadie vino al acto.

Así de la nada apareció como un fantasma, sin explicación alguna. Pretendo encontrar alguna, y la encuentro,  pero inmediatamente se vuelve inconsistente. Lo único cierto es que yo no soy el fantasma.

El miedo me domina y caigo en el juego sabiendo las consecuencias, y parece que hasta los árboles se dan cuenta porque bromeando me abientan el rocío del agua de lluvia.

Las gentes que dicen ver fantasmas tienen derecho a ser tratados comicamente, por el simple hecho de que su aseveración es una pendejada.

Este fantasma es diferente, porque aparece de la nada, por eso le llamo así, no se me ocurre otro nombre.

Después nadie me hace caso, como si fuera invisible. El día sigue, debe seguir normal.  La secretaria no prosigue el trámite, el médico no recuerda que me citó en su oficina a pesar de que hemos quedado un día antes en reunirnos, el autobús no llega y se terminó el café.

Enfoco mi inteligencia para hacer un código que me permita recuperar el número telefónico borrado hace tiempo. Es inútil.

Quiero escuchar su voz diciendo, sin decirlo (recibiendo después una postal posdata), que es uno de esos días en los que uno no debe llamar. Esos son mis días.

....

Cuando su fantasma aparece, jugamos escondiendo mi miedo. Después tengo la sensación de que días así no existen en la semana, es un día adicional que transcurre pero nadie se dá cuenta. Es nuestro día.

En la noche, cuando regrese a casa, solo encontraré el reguero de papeles y libros, junto con la cama desecha y el radio prendido, la comida en el refrigerador congelada y la planta marchita, un comentario irónico de los vecinos y el gato del vecino suplicando una lata de atún con su mullido tierno. Entonces corrobararé que efectivamente hoy fue nuestro día.

Septiembre 2015.

Nunca más en la vida

Nunca te quedó claro que jamás quería volverte a ver, al menos por mi voluntad propia.  Por tu parte tenías esa idea idiota de que podíamos ...