Compré una crema de avellana con chocolate blanco, porque en el empaque tenía impresa la bandera de Alemania. Frecuentemente utilizo ese criterio absurdo, de que al saber que algo es de procedencia alemana, quiere decir que es bueno. Pude ser el cine o música, libros y hasta teorías.
Hoy le tocó al frasco de crema de avellana, que a decir verdad era bastante malo. No me gustó.
Se quedó almacenado en la gabeta, a la espera de ser utilizado nuevamente en los hotcakes, o para las galletas.
Hoy por la noche se calló de la gabeta, y se quebró el frasco. No me había percatado que era de vidrio.
Por un momento pensé que fue mi error, por no acomodarlo bien. Sin embargo llegué a la conclusión de que el frasco se suicidó, pues tenía un contenido malísimo.
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