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martes, 24 de septiembre de 2019

Insomnio # 2194

Casi cumplo 29 años lo que significa habré dormido cerca de diez mil noches y supongo que he tenido insomnio de un 20 % lo cual serían como dos mil noches. 

Hace mucho no escribo nada para tí, lo sé porque encontré una nota de insomnio de hace más de diez años, la cual relata de manera forzada un intento por expresar "algo", que bien ubico "qué es" pero que a la fecha me cuesta trabajo decir porque es como si lo codificara indescifrable. 

Me quedé mirando los párrafos sin ganas de leer, luego comencé a leer, pero no terminé, no fue por pena más bien por hueva. Lo fácil de ese laberinto, creado por alguien miedoso que intenta ocultar algo, un laberinto de palabras que uno no esta obligado a terminar porque no es de vida o muerte, que quizá no se trata de un jardín porque simplemente se cierra la págia y ya. 

Así como aprendí que uno no llama a donde no lo llaman o a donde no quiere ser escuchado, de que uno debe escribir lo más corto posible para no quitar el valioso tiempo de quién leé, uno puede ser franco y seguir su camino sin hacerse de complicaciones infinitas, incluso aburridas y poco divertidas. 

Me quedé pensando que ahora recordaría una anécdota más divertida si hubiera dicho que me sentía incómodo porque te gustaba mi amigo, le gustabas a otro amigo, me gustabas a mí y yo no te gustaba, y que por eso ya no quería hablarte. 

Yo me hubiera reído después, si te encontraba de casualidad entre la universidad, y recordar la anécdota. 

 Bueno,

¡ buena suerte !

¡buena suerte a todos! 

¡mueran después que yo!

PD. Favor de quitar la cruz de mi tumba.


jueves, 12 de septiembre de 2019

¡Que suelten a Barrabás!

Así fue la muerte del abuelo. 

Cuando murió, los viniles de Beethoven se veían a primera vista detrás del ataud que estaba en la sala, sugiriendo ser la primera cosa que uno podía tomar después de que terminara todo el funeral. Mi madre los llevó a casa, y se quedaron en una caja como por tres meses frente al librero de mi papá.

Nadie hizo caso a los discos, a mi no me gusta Beethoven, pienso que a nadie del pueblo debe gustarle, no por pueblerinos ignorantes, más bien por nuestro carácter dulzón. 

Una vez llegó mi primo el "winki", le pusimos así por que era torpe como los teletubies, siempre fue el peor músico cuando el abuelo intentaba armar su orquestita con todos sus nietos. El winki tocaba la tarola, los platillos o el bombo. Nunca tuvo noción del tiempo, de hecho su mamá no sabe a qué hora nació, cuentan que parió con estudiantes practicantes que olvidaron registrar la hora original y al final se inventaron una. También, registraron mal su fecha de nacimiento en el municipio, entonces mi tía decidió cambiar la fecha de su cumpleaños. 

El winki se llevo los viniles de Ludwig Van y después se propuso ser el mejor músico de la familia, y efectivamente lo fue, porque a ninguno de nosotros (los primos) nos dejó nuestra mamá estudiar música, que porque nos volveríamos borrachos, que porque nos volveríamos mujeriegos, que porque nos moriríamos de hambre como muchas veces el abuelo supuestamente hizo, pero el winki si se metió a la Facultad de Música, siempre lo critican porque a la fecha no puede graduarse, pero lo envidio, pues de todos los primos al final fue muy genuino.

En el décimo quinto aniversario luctuoso del abuelo, mi mamá propuso que nos juntaramos los primos y armar la orquestita para tocar en la misa y unos danzones en la comida. El winki ya no tenía problemas con el tiempo, pero le costó mucho la afinación de sus tambores. El winki algún día mejorará y yo me pudriré en mi oficina junto con mis deudas si es que tengo suerte.

El winki dejó de hablarnos bien desde el funeral que ocurrió en semana santa, cuando cada año salíamos en la representación del viacrucis actuando como pastorcitos, que le gritaban a jesucristo ¡crusificale! ¡ crusificale ! !que suelten a barrabas que suelten a barrabas! 

Recuerdo que amarramos al winki, diciéndole que nos ayudará a practicar para la representación de jesucristo, él sería barrabás, pero no lo soltamos, seguimos golpeando con un lazo, hasta que su cuerpo estúpidamente enorme cayó al piso y nosotros corrimos muy fuerte para que no nos alcanzara.  El winki duró mucho tiempo enojado porque nuestras madres y abuela estaban tan acongojadas con la muerte del abuelo que decidieron olvidarlo y no nos castigaron. 

Mi esposa y yo nos mudamos cerca del Centro Cultural Rivera, que porque tendríamos muchas cosas cerca, y que podríamos ir seguido al centro cultural cosa que menos hacemos. 

Una vez me preguntó que si compraría los boletos para la temporada de Beethoven, cosa que yo no quería hacer y ella tampoco pero su amiga ya lo había hecho... Llegué en uno de los ensayos de la orquesta que estaba lejos de mi vista pero se escuchaba el primer compás de la quinta sinfonía seguido de unos tambores desafinados y golpeados torpemente como fuera de contexto. 

Noches después el winki se presentó con la  orquesta de estudiantes, los tambores estaban bien afinados, no quité la vista de él con cierta envidia, él lo disfrutaba sin importar que ya se veía viejo para ser estudiante, disfrutaba estar ahí, mientras yo estaba sentado en un concierto que no deseaba escuchar. 

martes, 27 de agosto de 2019

Pulque para dos

Puse a tocar danzones, los populares, los que se tocaban en la fiesta del pueblo, los que escuchaba mi abuelo y bailaba, los que tocaba mi familia de músicos en fiestas familiares, o bodas donde los contrataban, o en funerales, si, en funerales también suelen tocarse a la fecha. 

Tenía poco tiempo con estos speakers, de verdad que son muy buenos, tienen muy buen sonido y estos danzones suenan muy limpios y serenos, muy claros, tranquilos, como de paz, de aquellos que en el fondo quieres bailar pero estaría mal con el difunto adentro en la sala. 

Mi familia de músicos tocaba, o toca, los mejores danzones de manera precisa, obsesivamente siguiendo la partitura, lo sé porque algún tiempo intenté ensamblarme con ellos, con mi guitarra eléctrica y sin leer la partitura, porque no había para guitarra eléctrica, pero decían que podría divertirme improvisando arreglos hasta que rápidamente consideré inútil el reto porque además no quería tocar música de "viejos", pero no sentía la música como la siento ahora, con esa nostalgia de querer regresar, y caer en la cuenta que lo tropical es rico.

Como es difícil aprender a tocar un instrumento de aliento, me viene a la mente intentar con las percusiones y regresar con ellos, y decirles que si puedo tocar con ellos, en alguna boda, quiero comer mole, ese agridulce casi neutro con arroz y pieza de pollo. 

Puse a tocar danzones, por una hora, y me sentí en todas las fiestas con mole, y funerales, esperando que terminara. Madre, por ninguna razón poderosa evitaría que pusieran una cruz en la cabecera del ataúd y rezaran el rosario hasta el cansancio, claro entre nosotros, porque siempre dijimos que no pagaríamos un rezandero si aprendimos bien las lecciones del catecismo y los ritos de la religión, que siempre fuimos buenos cristianos. Cuando muera, hermano, dije, quiero que me pongas el "dark side of the moon", cuando se valla el rezandero, pero ojalá se compadezcan de mi porque no tenemos dinero para el alquiler de la banda, diles que me toquen un buen danzón, porque al final eso fuimos desde el abuelo, y eso fui hasta el final, pídeles de favor toquen un buen danzón, y el "dark side of the moon" cuando se vayan todos. Quizá ahora la banda no quiera tocar de gratis, y es comprensible, vende los speakers y los discos si es posible, quizá alcance para una sola canción, un buen danzón.

miércoles, 7 de agosto de 2019

Feliz primer día de clases

Intenté describirme en un cuento suponiendo que yo era tú, interpretaría cómo me mirabas en las tardes de biblioteca en la universidad o en la cafetería, cuando nos reuníamos varios alumnos a intercambiar tareas que no sabíamos o no queríamos resolver con esfuerzos redundantes. La descripción de mi mismo sería tan hipotética como las vertientes elegantemente inconexas que te escribía en mis notas, que tímidamente te entregaba, que nunca guardé para releer, que significaban una conversación sin respuesta, como si le hablara a la luna, mi diosa coronada.

Nunca guardé una copia de las notas, en el fondo detestaba mi escasa franqueza y no quería evidencias de ello.

Releer las cartas, suponiendo que se encuentran guardadas, me provocaría la sensación de arrepentimiento, pues en el fondo y sin mencionarlo había una franqueza implícita muy evidente, de esas franquezas que te exponen; quería decirte que moría por salir contigo, que me encantaba tu seriedad, tu cara de enojo y cómo se transforma cuando de repente sonreías, que podía verlo como en cámara lenta, como si existiera un código en memoria que le decía a tu rostro cómo hacerlo muy bien, sonreír perfectamente.

Para mí eras perfecta, me gusta tu cabello, realmente quería salir contigo ... pero joder, no tenía dinero para invitarte el café o el postre que siempre comías, siempre quize decir: ¿quieres ir al cine al aire libre? Sabía que comprarías palomitas y me ofrecerías pero yo diría que no me gustaban porque me resecan la garganta, te darías cuenta que no quería aceptar porque me daría pena decirte que ya no me quedaba dinero para el metro, que regresaría caminando y hambriento a la casa de estudiantes, que robaría comida a los de la pensión para cenar cuando todos se duerman.

Quería ocultar todos mis miedos, mis gustos más absurdos y placeres triviales, por ejemplo cuando murió Esther y me sentí devastado, cuando murió mi amigo Julio, ..., que mi alma, si es que existe, tenía una ventana transparente donde podía mirarse fácilmente al interior y que no era bueno, a pesar de guardar trivialidades, sentía que si alguien las miraba con atención estas se esfumarían como animales asustados, y si se esfumaban sentiría un vacío aún mayor.

Algunas tardes pensaba para mi mismo mirándote:

… de verdad que no puedo ayudarte con tus tareas porque me cuesta trabajo resolverlas, pero estaban "ellos", los que tenían todo resuelto, ellos los que tenían amigos de semestres más avanzados, quienes advertían de “lo que vendría en los exámenes”, lo que dejarían de tarea los profesores más famosos.
Alguna vez, te vi conectada en el chat y me aventuré: "Son las dos de la mañana, estoy haciendo la tarea de teoría de ... " ¿quieres discutirla? algo debe salir ..." y tu contestaste "No, ya dormiré".
Bueno, lo intenté. Después al otro día te miré copiando la tarea de alguien más, 5 minutos antes de entregarla. Supongo que sacaste 10 y yo 7, pero eso no me decepcionó porque estoy seguro que era más inteligente buscar la tarea resuelta a obstinarse y encerrarse para resolverla por uno mismo, en estos tiempos donde todos viven acelerados y parece ¡imposible!, dicen que uno siempre tiene que discutir, que uno no debe estar solo … que uno debe aprender a trabajar en equipo.

... a todo esto, y como siempre saliéndome por la tangente, nunca supe si saldrías conmigo, quizá no, y quizá era mejor escucharlo de ti misma para afrontar el miedo "de que dijeras que no".

Nunca me gustó la escuela, pero mi familia decía que tenía que estudiar la universidad porque nunca pude hacer bien el trabajo en el campo con el abuelo. Nunca me gustó levantarme temprano, y siempre busqué una excusa para ir ...

... debo aceptar que la pasé bien en la universidad, entre incertidumbres, camaradas, retos ... y las excusas idiotas para preguntarte cualquier cosa.

¿somos más adultos que antes? , tal vez por la edad, tal vez ¿porque estamos casados?... , me dí por vencido y mostré mis gustos más absurdos y mis miedos, no quedé vacío... me siento más gordo y como infinitas palomitas de maíz. Me enteré que también te casaste, me dijeron que fue de ensueño y que adelgazaste que más, que trabajas en ...

lunes, 8 de julio de 2019

Perros de la madrugada

I
Desde hace tiempo sabemos de su miedo a los perros, a mi me tenía ya sin cuidado, pero anoche nos encontramos con un perro que hasta yo le tuve miedo, y entonces me pasé del otro lado dejándolo a él muy cerca del hocico del animal porque ya anticipaba que atacaría. Debo confesar que en mili segundos pensé que sería una lección para curarlo de espanto.

Fue una lección sangrienta para mi, me asuste demasiado cuando lo miré perdiendo mucha sangre, pensé que moriría mientras miraba a un médico de cuarta improvisar. 

¿qué hacíamos en esa vieja terminal de autobús? no ha cambiado en años, una noche antes pasé conduciendo al lado, y quizá por eso quedó en mi memoria, después, me ganó la luz del día y la miré cambiada, con cambios a futuro que le venían bien, pero no soy arquitecto ni ingeniero civil.

Poco a poco, mientras avanza el día olvido los detalles, guardo los más abrumadores, Esteban, el más querido, ebrio, amenazándome con un cuchillo, a causa de algo que no recuerdo pero estoy seguro de que se trata de las cosas de siempre, de que su vida debió ser la mía, de mi carácter de mierda, que a propósito dejaría a Mateo desangrarse, mientras tanto me las ingeniaba para entretenerlo y darle tiempo al médico de cuarta calmar la crisis. Algo se me ocurrió, y efectivamente pegó, dejó de sujetarme por el cuello y guardó el cuchillo, le dije una de esas cosas pedorras de la vida, de esas cosas ingenuas que nunca se cumplen, pero no recuerdo bien, y me desperté preocupado por Mateo. ¿Estaría muerto y trataba de comunicarse conmigo?

¿Porqué apareció esteban? su hermana pedía dinero una noche antes.

Los perros en la calle seguían ladrando, yo dije hace dos días que sería la última noche que dormía en esa habitación, que no dejaban dormir los perros.

II

Discutí con la señora de la cafetería, porque tenía escrito en el menú algún platillo que dejó de preparar hace tiempo. 

III

Le pedí al mojarras que cambiara de lugar la imagen del inmaculado corazón de maría, para que mi abuela estuviera contenta, le pagaría mi último billete en la bolsa, fingiendo solvencia económica.

martes, 12 de marzo de 2019

midnight gost

Nunca hay razones para mirarte, aunque es difícil encontrar tus ojos, para mi se cansa la mirada. Durante estos años me estuviste susurrando tu presencia, silenciosamente hasta escucharte, cuando todos dormían, cuando mis oídos se vuelven más agudos a media noche.

Saboreas la angustia, la incertidumbre, el miedo. Pero uno debe ser paciente, para no quedarme cansado, para comerme las horas que dejé hace rato cuando te escuchaba, suavemente, sin decir nada, qué solo estabas ahí saboreando la angustia, la incertidumbre y el miedo; como si elogiaras una buena cena, de las mejores que has tenido.

Duerme angel de la guarda, que debo buscar las horas que no viví hace un momento, dulce compañía, si dejas que yo muera tu también morirás. Sigue ocultando tu rostro, que esta angustia infinita te alimentará por siempre. Por favor no pienses que esta es la última noche, dejame continuar que mañana tendrás más, mucha más angustia, mucho más miedo.

jueves, 24 de enero de 2019

Crónica

Es una noche solitaria, quería decir como en un sueño, algo extraña, solitaria. El estacionamiento vacío y ningún auto circulando por el bulevar. Podía ser un sueño porque la luna estaba ovalada, llena y azufrosa, pero extraña, presente, indecisa, como si quisiera caerse o pegarme una mordida. Hace frío y tiemblo por eso, no tengo miedo de que me asalten, tiemblo por el frío, camino solo y no es media noche, parece que en esta ciudad todos corrieron temprano a casa.

No acepté tomar chocolate con Zeli, no porque me quedaría toda la noche, y en mente tenía palabras revueltas, como sopa de letras para plasmarlas en el papel, a la luz tenue y amarillenta de la lampara que Zeli detesta por alguna razón, sospecho que es la oscuridad de y verme oculto, quiere luz intensa para mirarme a los ojos pero escondo la mirada temiendo ser fácilmente descifrable.

 Termino el capítulo y comienzo el esquema del siguiente, trato de escribir minuciosamente, intensamente, sinceramente, estrechamente pero sin omitir detalles importantes. Fácil me desgasto, tan solo han pasado unos cuantos minutos y pienso que son horas, pesa escribir estrecho pero con tantos detalles.

Suena el teléfono, a continuación haré una llamada de una hora y entro en pánico porque me interrumpe lo que me comprometí hacer, una ficción para mi, poner en orden la sopa de letras. No puedo hablar por teléfono y leer a la vez, o escribir a la vez, decido atender la llamada completamente aunque del otro lado no es atendida completamente.

Se termina la llamada, continúa la pluma arrastrándose bajo la luz amarillenta sobre la hoja de papel rallado (amarillo también). Termino con dolor de cabeza, supongo que la luna ahora es blanca porque a cierta hora se elevó en el horizonte. Hay un silencio total, pero no estoy soñando, es una noche solitaria.

Es necesario, si, es necesario, ahora desgastar las rodillas buscando algo nuevo, porque todo resulta conocido, todo aquí resulta conocido. Por si a caso, ¿estás ahí? te busqué para tener un pretexto de escapar. Y después busque otra cosa, para olvidar, para saber que es una noche como tantas, olvidar la luna ovalada y el dolor de cabeza por la sopa de letras vertida en el papel, contando a detalle pero de manera estrecha, puntual.

sábado, 19 de enero de 2019

Hotel

Estábamos en un cuarto con forma de rectángulo, bastante raro, pagado por la beca de un congreso. Tenía el piso, el azulejo y los espejos; la secadora, el espejo chico, el aire acondicionado; las sábanas blancas y una infinidad de almohadas. Pero varías camas en hilera, como de orfanato, pero estas miraban, todas a la gran ventana de cristal que daba del piso al techo. Me asomé pero no pude reconocer que ciudad era, un poco futurista, o fuera de lo común, al menos todos estábamos preocupados porque se requería un idioma que nadie hablaba.

Fernando se puso raro, de sus conversaciones oscilaba entre el español y el inglés en cada oración. Con exactitud recuerdo también que estaba la joven, la que siempre, por alguna razón, le decían que tenía que estudiar el comportamiento de estrellas raras, pero que al final terminó haciendo experimentos con tierras raras. Estaba, con ese acercamiento peculiar, como de imán, de polos opuestos.

Todos sabían que se trataba de un sueño, pero yo no me había dado cuenta. Al final descubrí que la regla era romper las reglas, y al final fui sentenciado por no romperlas.

Después viajé por el tiempo a la cocina de María y Daniel, por alguna razón estaba la pareja de Itali-españoles a los que Fernando alguna vez les regaló un chile en nogada guardado en un tuper. María le decía a su hijo, como antes de que se revelara, la manera de moler aquello y mover esto otro.

Pero ya no recuerdo como olía la cocina de María, muy rico claro, pero no lo recuerdo. Después me alcanzaron los policías de no romper las reglas, junto con la de los experimentos de tierras raras, pero afortunadamente pude despertar.

viernes, 18 de enero de 2019

Colores

I

Me di cuenta que a escondidas le tomaste la fotografía, a nadie le dijiste, sería tuya. Pero qué fotografía tomaste, es una de las más horrorosas, nunca se te dio lo de tomar fotos. Tiene unos colores muy opacos, y le tomaste el peor ángulo. Todos sosteniendo una cerveza al mismo tiempo y también riendo porque, no recuerdo a quién, le tocó el reto de quitarse la camisa, aquello se ponía intenso y por eso te fuiste. Ahora que enseñas la fotografía, todo se ve diferente a como me habías contado que era, ella, y los demás al lado ... ella ¿también se fue a dormir? Al otro día, no me digas, usaste una de tus referencias librescas, Borges nunca falla con una pseudointelectual, ¿enserio creíste eso? ... okay lo supusiste porque siempre hablaba del infinito.

II

Eli mira fijamente, parece que está enojada y Jesús asustado, me hubiera gustado que alguien te tomara una foto a ti cuando tomabas la fotografía con tu cara de pendejo, pero ya me contaste, te sentiste así. Ella mira fijamente enojada y así quedó hasta el olvido. Los colores son muy bonitos, ella tiene un ramo en las manos y Jesús tiene frío. Tu llevabas esa camisa, que me contaste que odiabas, con el número tres cubierto por la chamarra. Ella mira fijamente enojada lo recuerdo, pero no importaba, Jesús lo hizo por ti, porque no querías aparecer en el cuadro, siempre preferiste estar en la sombra hasta darte cuenta que morías lentamente, sin dejar huella en el mundo. 

II

Pagamos la fotografía completando con lo que sería el pasaje del autobús, porque el presupuesto para la feria fue gastado en los juegos mecánicos. Después me regresé a casa caminando. Tiempo después rompí mi copia en un intento por limpiar de escombros la habitación, de escombros "del pasado". Regresé a casa caminando, no quedaba dinero para el autobús, regresé a casa caminando. 

domingo, 13 de enero de 2019

Cosas que se tienen que decir

Cosas que se tienen que decir y cosas que no.

Hay cosas que deben decirse, pero no se dicen para no parecer un majadero. Por acciones que son injustas pero denunciarlas te pone en peligro, desde un golpe hasta la muerte. El mejor escape es decir que no querías verte grosero, majadero.

Aveces reclamas, porque es injusto, y terminas siendo muy severo, puede que te quede el remordimiento.

Algunas veces querías comerte a besos a alguien, lo dices, lo haces y queda el remordimiento ¿fuiste majadero?. No lo haces y queda el remordimiento también porque ¿quedaste como un pendejo?

miércoles, 9 de enero de 2019

Helena

De hecho era María Elena, sin "H", pero ella decía que se llamaba solo Helena, porque a esa edad era una vergüenza llamarse María en la clase de filosofía de la preparatoria, ¿porqué? debíamos aparentar ateísmo y nos pesaba llevar la marca del oleo santo bautismal en la frente.

Yo le puse la H porque pensaba que así debía ser Helena de Troya, como ella, y le escribí una carta enorme tan obsesivamente perfecta bajada del olimpo, que terminó imperfecta, quizá inconexa, que quizá borré, pero no recuerdo bien porque incluso mi memoria se niega a decirme si me sentí avergonzado. 

El hermano mayor que nunca tuve pudo advertirme que era mala idea. 

De repente llegó el recuerdo hermoso, porque éramos jóvenes. Ahora siento que no conozco a nadie, pero no es así, tengo la sensación que al mirarnos al espejo nos parecemos más a la fotografía de nuestros abuelos; más lejos de la juventud y más cerca de convertirte en una gárgola. 

¿Cualquier consejo de mi hermano mayor sería infructífero?

La última vez que miré a Helena en la estación del metro volteó la mirada hacia otra dirección y sus facciones trazaron un "osh". 

Versión oculta de los agradecimientos de mi tesis

De manera especial a ti, ..., ahora que estás a salvo detrás de largos océanos, y en la versión secreta de estos agradecimientos  -donde no ...