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sábado, 14 de septiembre de 2013

Ciudad 4

Las alarmas sísmicas se encienden frecuentemente y ningún alma traviesa las activa. Cerca de la costa; donde se encuentra una de las principales fallas (ó puntos frágiles del continente) están instalados unos aparatos especiales que miden la actividad sísmica. Cuando es registrado un movimiento de alta escala se activa la alarma viajando como onda electromagnética en principio más rápida que una onda sísmica. La idea es avisarle a la población por lo menos 2 minutos antes de que pueda sentirse la actividad sísmica en la ciudad; tiempo suficiente para poder evacuar.

No hay cultura y también no hay un buen sistema de alarma. Cada punto de la ciudad es distinto y almenos donde se encuentra edificada la Universidad es muy difícil que se pueda precibir la actividad sísmica. 

Cada que suena la alarma pasa desapercibida. Nadie hace caso y para algunos es molesto. La mayoría ignora que debemos salir. 

Solo un par de veces he sentido un "temblor". La primera vez me encontraba cerca de la puerta de un aula y me fue facil evacuar rápidamente sin que alguien se interpusiera en mi camino. La segunda vez no tube tanta suerte y me percaté que las salidas de emergencia de la biblioteca de la Facultad no Sirven. De repente todos se amontonarón en las escaleras formando el efecto enbudo, atorandose y empujandose. Al final de la escalera se encuentra un estante que se ocupa para depositar los libros utilizados (y regularmente está lleno) por suerte no se derrumbó.

Me quedé pasmado y de pié, sintiendome frágil mirando la histeria.

No se iba a derrumbar la biblioteca.

Dado que la alarma no es muy buena, el día que ocurra un sismo fuerte,  no será posible evacuar.

Las lluvias al igual que los sismos provocan desastres. La ciudad se siente más frágil cuando tupída la lluvia sobre las calles forma una especie de ríos.

La precion arterial en las venas llamadas "avenidas" incrementa. El metro se detiene y el flujo del transporte público disminuye aumentando en su interior el número de pasajeros.

Nisiquiera sabemos si los edificios son resistentes a tanta lluvia, también se ven frágiles.

Los zapatos no funcionan igual y los teléfonos móviles tampoco.

Hay tanto temor por la lluvia, como si se tratara de una enfermedad.

A mí me gusta chacotear y brincar los ríos. Ahora que me encuentro fuera de casa nadie puede decirme que es malo que mi zapatos se sumergan entre los charcos.

Después, caí enfermo.


Nunca más en la vida

Nunca te quedó claro que jamás quería volverte a ver, al menos por mi voluntad propia.  Por tu parte tenías esa idea idiota de que podíamos ...