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miércoles, 28 de diciembre de 2022

Historians de diciembre - Salidas a escondidas VI

Llama a Alejandra, está su teléfono en un sitio de internet. Advierte en su llamada que es la misma del anuncio, que no hay trucos, que es delgada y hace ejercicio. 

Héctor no la lleva a casa, no quiere que sus roommates se enteren, porque dice en la página de internet que Alejandra es explosiva, el mejor sexo que ninguna novia o pareja pueda darte, entonces, Héctor teme que Alejandra haga más ruido que Leslie, su exnovia, a quien le cuesta trabajo olvidar, pues con ella a tenido el mejor sexo hasta el momento. Pero, si Alejandra, la chica del anuncio de internet sabe bien su oficio, entonces podrá sustituir a Leslie al menos por una noche.

Héctor pregunta cuánto cuesta el servicio, es un poco costoso, Alejandra dice que hará un descuento para que se anime. Héctor acepta y Alejandra le pregunta en qué Hotel. Héctor busca en booking punto com un hotel en Tlalpan. Se ve decente, y queda cerca de avenida Churubusco, justo de paso para ir al aeropuerto. Esa misma noche tomará un vuelo para festejar el año nuevo en casa de sus padres. 

Héctor nunca ha estado con una prostituta. Lee algunos blogs en internet donde hacen algunas recomendaciones y advertencias. Un par de ellos sugieren que es buena idea decirle a la chica cuando es la primera vez contratando ese servicio. 

Alejandra pide que le confirme cuando la habitación esté pagada. Héctor llega al hotel con una hora de anticipación al tiempo acordado. El hotel es un poco más feo de lo que se ve en internet. Se ve un poco sórdido. El señor en la recepción tiene problemas usando la computadora y pide ayuda a una chica más joven. Héctor empieza a impacientarse, quiere que le den la habitación rápido porque le urge tomar una ducha, pues viene de la oficina y solo le dió tiempo de tomar la maleta de viaje en su casa.

Cuando llega a la habitación, Héctor piensa que tiene que ocultar su maleta de viaje, que no piensen que es un viajero, pero se relaja y la deja en el closet sin puertas. Las luces del cuarto son feas y la habitación es fea, con una combinación de colores entre verde y blanco. Tiene un balcón polvoriento donde se mira avenida Tlalpan y algunas luces navideñas. El colchón es incómodo y las almohadas no son bombachas. Se sienta en la cama, no se siente confortable. Concluye que es un hotel de paso que tiene facha de ser un hotel turístico, está la puerta pequeña de servicio para que no te molestes en abrir, pero puede hacerse pasar por un hotel familiar porque no tiene el sillón potro.

Héctor toma una ducha, el agua caliente tarda en salir y es difícil de regular. El jabón es escaso, el shampoo también. Son de mala calidad. 

Héctor siente miedo. Siente paranoia. Piensa - ¿Y si el anuncio en internet en realidad es una estafa? ¿Y si llega alguien para quitarme los órganos? - Se escuchan unos macuarros arreglando el piso de la habitación de al lado. Eso le incomoda. No quiere que nadie vea a Alejandra entrar en su cuarto, pero a la vez si le da confianza escuchar personas cerca. En un momento dado le grita a los macuarros y estos corren a auxiliarlo. Si Héctor no duda en el sexo los macuarros se reirán. Si todo sale bien, los macuarros cuchichearan.

Héctor se mira en el espejo, se pregunta si está seguro de hacerlo, si vale la pena. Se mira en el espejo y se encuentra bien parecido, joven, con sus apenas 29 años, cabello y barba castaña, alto. Piensa que no tiene necesidad de contratar Alejandra. Pero tiene hastío de las relaciones convencionales. La falsa máscara liberal que tienen las mujeres con las que convive y el rollo emocional que desgasta conviviendo con ellas para que al final resulten con la mismos prejuicios de sus abuelas. Mira la foto de Alejandra, de oficio, cuidadosa. En las fotografías se ve bien. Piensa que si esto resulta, entonces será más fácil si necesidad de estar con alguien, solo hay que pagar. Empieza a hacer cuentas felices. 

Bueno, la última mujer con la que estuvo fue Leslie. Antes de que se acostara con él, gastó en una ida al sushi, dos idas a cafetería pretenciosa, una ida a una pizzería pretenciosa y tres idas al cine. Pues más o menos se compensa el costo y se ahorra tiempo.

Alejandra tarda en llegar, se disculpa. Ya estoy cerca. Pero le pide que confirme que él está en el cuarto de hotel. Pide que le mande foto de las toallas del hotel. 

Veinte minutos después, el señor de la recepción llama a la habitación. Pregunta y dice "¿Espera a alguien joven?"- Si, muchas gracias, contesta Héctor. 

Mira por el ojo de la puerta, se escuchan las puertas del elevador, pero sale una pareja de viejitos. Para este momento, los macuarros que trabajaban en el cuarto de al lado se han callado. Nuevamente se escuchan las puertas del elevador, y se escucha el eco de los tacones de Alejandra por el pasillo. Héctor mira por el ojo de la puerta y ve la sombra de Alejandra, el cabello suelto y su gabardina negra. Héctor siente confianza porque nadie viene junto a ella y abre la puerta de la habitación - Hola es aquí - .

Alejandra entra a la habitación. Héctor trata de dominarse, no quiere mirarse nervioso. Saluda, le pregunta cómo está. Alejandra se disculpa por el retraso. Héctor mira bien, Alejandra no se parece a la persona de la foto, es más gorda. Quizá subió un poco de peso, el maquillaje hace cambiar a las personas. Se siente estafado, pero no tiene el carácter para reclamar, al menos decir, oye no te pareces a la de la foto. Pero bueno, la Alejandra que se presentó no está tan mal. Héctor le anticipa que es la primera vez que contrata un servicio de ese tipo y paga. 

Alejandra es vulgar, no hace que las cosas parezcan simples. Ella hace que el momento sea vulgar, muy vulgar. Le explica las reglas del juego, pero quedan cortas, Héctor hace preguntas basadas en los blogs, Alejandra confirma diciendo que se le olvidaba. Héctor siente que Alejandra no tiene tanta experiencia. 

En un intento por quitarle los nervios a Héctor, Alejandra pide que le ayude a quitarse el vestido. Héctor trata de dominar el arte, pero se da cuenta de la flacidez de Alejandra, no es la chica de la foto que promete hacer ejercicio. Piensa en Leslie, - Mira Leslie lo que estoy haciendo y está tan mal -. 

Alejandra tiene un cuerpo sedentario, común. Héctor piensa que posiblemente es la razón del descuento. Su perfume es horrible. Bueno, ni modo. - Nunca me ha pasado esto, pero no me siento prendido- le dice Héctor a Alejandra. Ella dice que está muy nervioso. Pero él, más bien está decepcionado. 

- ¿Entonces es una hora verdad? - Pregunta Héctor. Alejandra advierte que posiblemente sea menos, que siempre es menos. Y el tiempo se compensa entre la charla y la despedida. Está bien. Alejandra toma un lubricante y se va al baño. Héctor piensa en lo difícil que puede ser el oficio, pero en lo fácil que es entregarse a alguien. Alejandra ofrece ayudar con los preservativos para asegurarse que todo esté en orden, pero es inexperta, más bien vulgar. Alejandra continúa explicando las reglas, no besos, no acercar la boca. 

Cuando por fin lo logra, Héctor deja llevarse, Alejandra se mantiene boca abajo. a Héctor le llega un leve olor hediondo. Parece no ser intenso pero insistente. Recuerda sus experiencias en la adolescencia, cuando no se tiene tanto cuidado de la higiene, pero no importaba en aquel momento, toda esencia queda de lado de la curiosidad y entre sensaciones desconocidas. Héctor piensa que fue estafado. Está decepcionado. No se enfada. Total, ya está pagado.

Pide que Alejandra esté boca arriba. Entonces el hedor es más intenso. Héctor lo intenta. Concluye que quizá Alejandra tuvo un servicio previo y no fue cuidadosa. Héctor se pregunta, y si antes estuvo un taxista, o un gordo inmundo que no tiene más oportunidad con una mujer. Porqué estás aquí Héctor, aún eres joven, pero eres muy arrebatado. Puedes esperar un poco. La excitación está en la caza, al fin y al cabo, somos animales. El hedor de Alejandra cada vez es más intenso. Héctor voltea su cara para que Alejandra no se de cuenta del asco que causa. Héctor tiene mucho asco, tiene ganas de vomitar. Corre al baño y vomita de asco. 

Alejandra se asusta y le pregunta que le pasa. Héctor le dice que huele mal. Alejandra lo queda mirando como si estuviera loco. Héctor le pide que se vaya. 

Héctor se mete a la ducha por 40 minutos. Espera que el agua hirviente quite el olor hediondo que le quedó impregnado en la piel. Siente mucho asco y vomita otra vez. Los macuarros vuelven a hacer ruido en la habitación de al lado. Todo parece normal. Sale de la habitación. Pide el taxi para el aeropuerto. Tira a la basura la ropa que traía puesta antes de desnudarse con Alejandra. Piensa que verá sus padres. ¿Qué pensarán sus padres que antes de partir a casa estuvo con una prostituta? ¿Qué pasaría si el avión se cae y esa es la última experiencia que vivió en su vida?





sábado, 24 de diciembre de 2022

Historias de Diciembre - Salidas a escondidas V

I

Esteban me cuenta que cortó con su novia. Estamos comiendo pizza y pasta, pedimos una botella de vino. Nos ponemos felices. Faltan un par de días para mi cumpleaños. Me dice que tenemos que festejar. Me pregunta si ya he estado en un Table Dance. Yo le digo que no. 

Me dice que vayamos, que él invita por mi cumpleaños. 

Llegamos a las 9 de la noche. Caminamos por la acera y el cadenero nos pregunta si queremos entrar. Le decimos que sí. Nos hace una revisión y nos dice que es muy temprano pero que ya tiene chicas. Entramos al lugar con luces fluorescentes y sillones rojos. En el centro una pista en forma de T con círculos  en los extremos y tubos. Si, yo pienso que es muy temprano y que nos vemos muy tontos, pues nisiquiera tenemos treinta años, pienso que tenemos cara de tontos, inexpertos, y que nos van a sacar dinero a como dé lugar. 

Nos sentamos y miramos la carta. Las bebidas más baratas son cervezas de 7 dólares. Pedimos una cerveza cada quien y mandan a una chica para nuestra mesa. Que digo chica, tal vez la señora tiene como cuarenta años pero está bien conservada. Pero algo no cuaja, no me siento prendido como en las fiestas de mis amigos. No me gusta ese lugar. Llega enseguida otra chica que se sienta a mi lado. Las chicas preguntan que si les podemos invitar un trago. Los tragos para ellas cuestan 15 dólares. 

Una de las chicas halaga a Esteban, le dice que tiene cara de diablo. A mi me pregunta que porqué estoy muy tímido. Hace una expresión. ¡Vamos a echar desmadre hoy! , pero yo me siento bien muerto.

¿Quieres hacer el privado? - dice la chica. - ¿Cuánto me cuesta? - pregunto, pero cuando dice el precio le digo que no. Ella me anima, dice que me la voy a pasar bien. Pero tengo novia y me gusta más su perfume. No es eso, pienso, que tal vez me hacen falta 20 años más, cuando esté mas pellejudo y mi piel más vieja, y que le dé asco a mi esposa, entonces, en ese momento será el momento. 

Estoy apagado, les digo a las chicas que no vamos a invitarles más tragos. Llegan un grupo de señores, con cara de cansancio, no por el día, tal vez en el amor, tal vez por la vida. Las chicas se dirigen hacia ellos. 

Esteban y yo salimos a las 10 de la noche.


viernes, 23 de diciembre de 2022

Escena 7

Rebeca sale conmigo, estoy muy emocionado, me siento muy afortunado. Los besos de Rebeca son los más dulces. Me gusta que su perfume quede impregnado en mi ropa, en mis brazos, en mis mejillas. Mi hermano mayor me regaló un perfume. Me pongo de ese perfume cuando voy a verla. Rebeca dice que mi perfume huele muy rico. 

Rebeca no quiere que los demás sepan sobre lo nuestro. Creo que le da pena que me vean con ella, porque ella es muy bonita y yo, soy yo, no soy tan guapo como mi hermano mayor. Él dice que eso no importa, pero yo creo que si. Él lleva a su novia, Alejandra. Ella es muy bonita. Mi hermano y Alejandra están juntos, y no les importa que la gente los vea pasar juntos. Rebeca dice que no podemos salir juntos a tomar helado o tomar capuchinos. Rebeca dice que le gusta que estemos a escondidas. 

No le quiero contar a mi hermano, porque va a decirme que soy un tonto. Mis amigos coquetean con Rebeca, porque es muy bonita, pero ellos no saben que es mi novia, a escondidas, bueno no lo somos. Ella dice que le gusta estar conmigo a escondidas, pero cuando salimos al mundo me hace sentir como el ser más despreciable. Rebeca me manda cartas a escondidas, donde dice que necesita verme. Yo le mando cartas diciéndole que la quiera. Ella es cuidadosa, nunca dice que me quiere, pero puede ser que si, cuando está conmigo abrazada todo el tiempo. O eso pensaba hasta la semana pasada. 

Rebeca se va a estudiar la preparatoria a la ciudad, ella vivirá en casa de sus tíos. Entonces dice que tenemos que dejarnos de ver, porque ya no nos vamos a ver nunca más. Ella dice que quiere tener un novio de la ciudad. Le pregunté que si algún día la puedo visitar, que yo también tengo parientes en la ciudad y que quizá la alcance cuando yo vaya a la universidad. Pero ella dice que no. Es cuidadosa de decir que son las últimas horas que nos vemos y que no me quiere ver nunca más. Rebeca es un poco extraña, no es como mi hermano dice que son sus novias. Bueno, Rebeca no es mi novia, tan solo le gusta mirarme a escondidas porque le da pena que nos vean juntos. A mi también, no quiero que sus primas le digan que es muy bonita como para que salga conmigo. Ojalá fuera más guapo para que a Rebeca no le de pena que nos vean juntos. 

Bueno, a Rebeca no le quedaba de otra. Pero ahora, que sus primas le presentarán chicos más sofisticados, no le importará más saber de mi. La verdad yo si quisiera cruzarme con ella, pero Rebeca sabe lo que quiere. Sueña menos y corre muy rápido. Ojalá Rebeca no tuviera problema con ir al cine conmigo y pasarla a dejar a su casa, a tiempo, para que sus papás no se enojen. Rebeca en la tarde me dijo que ya no quiere verme nunca más. Me siento muy triste, pero no sé cómo explicarle a mi hermano. Sé que así no sé hacen las cosas pero tampoco sé hacerlas. Mi hermano va a decirme que me ha explicado muchas veces. 

No le quiero contar a mi hermano porque va a decir que soy un tonto y me va a dar un sape, pero necesito decirle que me siento muy triste, por que si, me trataron como un tonto. 

Escena 6

La tía Jovita me dió una bolsa de mandado llena de trastes con guisados que había sacado de su refrigerador. Eran las 6 de la tarde en el verano, aún hay luz de sol pero está muy nublado. Comienza el tiempo de lluvias. La tía Jovita me dice que me apure, que me valla antes de que empiece a llover. Le digo a mi hermano menor que tome de la mano a mi hermana menor, mientras yo tomo mi bicicleta y pongo la bolsa con los guisados en el manubrio, porque pienso que así me pesará menos. 

Les digo a mis hermanos que caminen enfrente de mí y que se vayan por la orillita de la calle, así nos mantenemos seguros de los coches. Cuando alcanzamos las tres cuadras empiezan a caer unas pequeñas gotas del cielo. Me pregunto si tenemos que regresarnos con la tía Jovita. No quiero porque se hará más tarde, y puede que mi hermano o mi hermana se quedan dormidos, y después será más difícil el regreso a casa, aunque no tengo fuerza para cargarlos, la tía va a pedir que haga un esfuerzo o que nos paga un taxi, pero mi mamá se molestará que habremos gastado en un taxi para volver a casa. 

Decido seguir caminando, aveces solo caen gotas del cielo, pero no se suelta la lluvia. Pienso que tendremos suerte y alcanzaremos a llegar a casa antes de que se suelte el aguacero. Faltan 12 cuadras para llegar a la casa. En la cuadra 4 se suelta el aguacero. 

En el aguacero tenemos que seguir caminando. ¿Regresamos con la tía Jovita? No, ya estamos muy empapados y nos va a meter a bañar, también nos va a decir que estamos muy sucios, puede ser que mis hermanos queden dormidos y después se enfermen cuando regresemos a casa. Decido que sigamos caminando. 

Pienso en que nuestros uniformes están muy mojados, y apenas es martes, ¿cómo le vamos a hacer mañana que vayamos a la escuela? Nuestros uniformes no se secarán. Tal vez nos ponemos el pans, pero toca hasta el jueves, ni modo, lo usaremos dos días. 

En el frente veo un auto acercarse en contra sentido de nosotros, es un derby gris, son los papás de Karla con Karla a bordo. Me miran, y pasan lento, como cuidando que no nos mojen más de lo que estamos. Ponen una cara un poco compasiva, pero la cambian en sincronía con una sonrisa, y me saludan los tres. Yo saludo levantando la mano apenado. Me siento apenado. Sigo caminando con mis hermanos y la bolsa pesada con los guisados. Quisiera dejarlos ahí en la calle, pero mi tía Jovita después va a estar reclamando por los trastes. 

Sigo caminando, no llevamos siquiera la mitad del camino, la lluvia es fuerte y también el viento sopla más fuerte. Caminar las cuadras se vuelve pesado, pero pienso que cada vez nos falta menos. Estamos muy mojados.

lunes, 19 de diciembre de 2022

Historias de Diciembre - Salidas a Escondidas IV

Mi estancia en la universidad fue la época más oscura. La gente asocia la oscuridad con la maldad. No es mi caso. Yo no estuve rodeado de maldad, pero tal vez fui malo conmigo mismo. Me la pasé viviendo entre la oscuridad y las sombras, siempre oculto. Eso tan simple, es la oscuridad para mi. 


Realmente uno nunca quiere estar solo. Aveces se piensa que es un gesto de valentía, pero a menudo, uno quiere ser encontrado, sobre todo, por la persona específica a quien confías las coordenadas de los lugares que frecuentas. 


Rebeca sabía mis coordenadas. Sabía que en las tardes me iba al quito piso de la gran biblioteca en el campus central. O cuando me cansaba, y quería mirar el atardecer, me ponía en los grandes ventanales donde podías apreciar el sol naranja morir, sobre el pasto del campus central de la universidad, sobre perros cagando, parejas durmiendo, bicicletas andando y profesores huyendo. 


Siempre oculté la fecha de mi cumpleaños en las redes sociales. Me parecían incómodos los festejos. Sobre todo, cuando entendí, no sé si bien o mal, que la gente espera lo mismo de vuelta, y no es que no pudiera dar lo mismo de vuelta, sino que no tenía voluntad de hacerlo. Además, era bastante incómodo pensar que se emborrachaban en mi nombre, cuando yo tenía un par de años en mis terapias de adicciones. 
Algunas veces, tras esos ventanales que mostraban la libertad y los más bonitos atardeceres, hicieron que me sintiera preso y triste. Muchas veces con tirar la toalla. Pensaba que no había cosa más estúpida que estudiar y sufrir por exámenes difíciles. Pensando muchas veces si valía la pena, porque dejaba de ser gratificante lo que parecía ser tu pasión. Cualquier pretexto te haría escapar, pero no la voluntad. 
Llegó Rebeca. Sabía que se acercaba, por su perfume dulce -siempre tuve el olfato muy desarrollado-, pero fingí que no me había dado cuenta. Cuando llegó, dijo hola. Sonrió y me abrazó. }


Traía una canasta. Me dijo -guarda eso- refiriéndose a mis libretas, libros y copias. Me tomó del brazo y salimos al pasto. En la canasta traía un termo con café, pastel de zanahoria, tostadas y tinga. - ¡Feliz cumpleaños! 


El aire frío y poco templado. El sol naranja cayendo y me refinaba una cena de maravilla. Rebeca había hecho un gesto lindo conmigo. Fue bastante gentil y me sentía bastante a gusto. Me regaló un libro usado de la traducción de los cuentos de Poe por Cortázar. 


Por buena mala suerte, cuando el sol estuvo en su punto más bajo, el sol me regaló una de las coincidencias más graciosas. Caminaba cerca su novio quien reclamó y reclamó. Le dije -Oye lo siento, es mi amiga de toda la vida- Bueno, aunque el hecho de que Rebeca siempre me gustó era de dominio popular, no creo que llegará a oídos de su novio quien no tenía a nuestros amigos en común. 


Me levantó del árbol, donde yo cómodamente estaba recargado, tomándome de los cabellos y dirigiendo un fuerte puñetazo que me sacó el aire e hizo que me doblara. Pateo mi cara y sentí la sangre hirviendo saliendo de mi nariz. Pero no sentía dolor. Tenía mucha adrenalina. Rebeca gritaba mientras su novio me ponía una revolcada cumpleañera. Llegó la seguridad de la universidad. Después los paramédicos quienes calmaron la hemorragia de mi nariz. El novio se fue y Rebeca tras él, como disculpándose, como si hubiera hecho algo malo. 


Fui caminando al cuarto que rentaba. No sentía dolor. Llegué y dormir. 


Al día siguiente, me levanté con el cuerpo adolorido. Me miré al espejo con el rostro moreteado. Me costaba trabajo respirar, confundido, preguntándome si ese era el dolor de la soledad o de la mala compañía. 


Entonces, decidí hacerle como los gatos. Estar ocultos cuando están heridos, hasta que sanan salen a tomar el sol. El sol seguía ahí pero Rebeca no. 

jueves, 15 de diciembre de 2022

Historias de Diciembre - Salidas a Escondidas III


Todas las tardes de mi niñez salíamos a caminar con mi madre. Nuestro pueblo es como una gran colina, con una pendiente no muy empinada, pero que de hecho pocos saben que es un volcán. Caminando hacia abajo, a la mitad de la pendiente se ve el valle, justo ahí se encuentra la casa de Eli. Tengo recuerdo de los atardeceres más bonitos. Se sabe que en la región se oscurece más temprano porque en el horizonte están los cerros que se tragan el sol antes de que se pierda en el horizonte infinito. 

Supe de la casa de Eli porque caminábamos juntos después de salir de la escuela. A la mitad de la pendiente yo continuaba subiendo y ella se quedaba en su casa. Mis amigos decían que yo le gustaba pero yo les decía que era mi amiga. Cuando decidí que ella me gustaba entonces dejó de hablarme, como si el hecho de que me gustara significara que mi cuerpo emanaba un perfume mal oliente, como el de un pedo. 
En el mes de diciembre, en mi último año de la escuela, mi mamá entro a trabajar. Ya no le daba tiempo de llegar para nuestra caminata en la tarde. Seguí haciéndolo solo. A propósito me dirigía cerca de la casa de Eli. Por las tardes, sus vecinos jugaban futbol. Ella también. Mientras corría sus mejillas se ponían rojas porque su piel era blanquisca. En la noche prendían las luces de navidad. 

El día de mi cumpleaños, salí a caminar cerca de su casa. Antes había tomado un baño y me había peinado. Creí con todas mis fuerzas en el cuento del catecismo, que dios quería a sus hijos. Tal vez movería los sus hilos mágicos y la pondría en mi camino. Dios, nunca te pido nada, me porto bien y voy a misa todos los domingos. También tomo la comunión y rezo todas las noches. Permíteme ver este bonito atardecer con la niña más bonita del mundo. 

Pero no me la encontré. Pasó por mis pulmones el aire frío pero también combinado con el olor de la madera quemada y el vapor del ponche. Ese aroma, años después, significó un abrazo. 

Regresé a casa y quedé dormido. Más tarde llegó mi madre con pastel y pollo frito, mismo que en la madrugada vomité. 

martes, 13 de diciembre de 2022

Historias de Diciembre - Salidas a Escondidas. II

 
Historias de Diciembre - Salidas a Escondidas. II


Marlem me cortó semanas antes de mi cumpleaños. Es una anécdota que mis amigos de la universidad recuerdan, como algo jocoso. Esa tarde en que ella me envío un mensaje corto, donde decía que terminábamos, les dije a mis amigos, “me acaban de cortar por mensaje de texto”.
Conocí a Marlem en el verano cuando me fui de vacaciones con mi abuelo a su pueblo. Mi abuelo era reconocido vendedor de artículos religiosos por las santurronas de la iglesia. La mamá de Marlem era una catequista bastante agradable, de aire dulce. Por el contrario, Marlem tenía un modo muy mamón. A mis manos llegó el teléfono de Marlem cuando su mamá necesitaba que más tarde mi abuelo le confirmara … bueno no gastaré cinco párrafos contándote. Me lancé a escribirle un mensaje porque me dieron ganas de invitarle un café. 


En el pueblo había dos bares y dos cafeterías. En parejas, bar y cafetería, se dividía entre las almas libres y las pretenciosas. Nosotros fuimos a la cafetería de personas pretenciosas, donde venden smoothies muy malos por cierto. Marlem, era la clásica fresa de pueblo, mamona y pretenciosa, que se creía superior porque lograba comprar algunas garras en tienda departamental. Tiene mal gusto por los perfumes y por la música, también por la comida y el café, pero no importaba, en ese momento bastaba con que mis primos también le traían ganas. Entonces, el hecho de que saliera conmigo, para que vieran que salía conmigo pero con ellos no, era suficiente. Si, bastante estúpido. Nunca he estado con persona más aburrida. 


La primera cita fue la más divertida porque nos contamos todo lo que nos teníamos que contar. Creo que esa tarde buscamos en los recuerdos nuestras anécdotas más divertidas. Las siguientes citas eran a escondidas de mi abuelo, pero siempre avisaba a alguno de mis primos “por si me pasaba algo”. Uno de sus amigos amenazó con golpearme si “yo le provocaba un disgusto a Marlem”. 


Nuestros encuentros cada vez eran más ocultos. En la noche del campamento para jóvenes católicos. A la hora del descanso del día de campo de jóvenes católicos. A la hora de la homilía en la iglesia. 


Cuando mi abuelo me dejaba a cargo de su puesto, la mamá de Marlem platicaba mucho tiempo conmigo. ¿De qué? Algunos consejos, como comer comida de granja, verduras de granja, animales de granja. Decía que siempre le daba de comer buena comida a su familia. En mi mente decía - oh, por eso Marlem es tan guapa -. Bueno, pasaron algunos meses y las charlas con la mamá eran más interesantes que con Marlem. ¿La mamá sospechaba que salíamos? No lo sé. 


Oh, la guapa de Marlem. Que hueva de niña. Nunca se decir no. Ya basta. Algunas veces nos quedábamos en la bocina del teléfono, cada uno, sin decir nada. ¿Porqué seguía con ella? Creo que solo quería decirle a mis primos que salía con ella. Aunque de nuestra historia nunca hubo evidencia. 
Marlem me llegó a invitar a ver películas en su casa en domingo. Pero, sabiendo que no estaríamos a solas, me cerré a la idea que su mamá estuviera fisgoneando. ¿Sí? Tal vez no lo haría, pero eso me imaginaba en ese momento.


La última vez que estuve en la casa de Marlem, fue cuando su mamá me preparó una pócima mágica - con eucalipto, cítricos y miel - para calmar una perra tos que traía en ese momento. La pócima me hizo expulsar las flemas como si fuera vómito, en su jardín. - Discúlpeme, le dije. 

lunes, 12 de diciembre de 2022

Historias de Diciembre - Salidas a Escondidas. I

Siempre me gustó salir con Liliana porque parecía que tenía un aire delicado. Me gustaba como tomaba el tenedor para comer el postre. Me gustaba que dijera que le gustaba el café aunque al final le pusiera azúcar. Me gustaba su perfume tenue y su voz suave. Me gustaba que podía descifrarme, que podía hacerme sentir especial, con la sensación de que podía ser diferente a los demás aunque al final no tuviera preferencia por mí. Me regaló un disco y un libro que conservo, objetos que después de unos años, en los que dejé de verla, adquirieron más valor, porque se dejaron de producir discos y porque el autor del libro -premio Nobel de literatura- murió cerca del barrio donde vivíamos, muy cerca de la universidad. 
Contacté a Liliana algunos meses después de que cortara con mi novia con la que duré cuatro años. Nos miramos en la cafetería más bonita de la ciudad, a los ojos de los nerds, pero con la peor comida, pues después de nuestro reencuentro pasamos fuerte dolor de estómago que semanas después nos confesamos. 


Otros fines de semana posteriores seguimos viéndonos para ir al teatro y conciertos. Tomamos mucho café y estudiamos para exámenes que teníamos que presentar para los estudios de posgrado. ¿Porqué hacemos esto si ya podríamos estar trabajando y tener una familia? - Nos preguntábamos-. No sé, por miedo quizá. 


La semana previa a mi cumpleaños, escuchamos la quinta sinfonía de Mahler. Yo estaba voladísimo. Yo y mis placeres extraños. Escuchando una de mis sinfonías favoritas al lado de la chica que me gustaba en la infancia. Después nos fuimos a cenar, mientras en el camino, le contaba algunos de los escritos más graciosos de Ibargüengoitia, como el de la mano de Obregón, pues pasamos al lado del parque construido en su honor. Rematamos en un bar donde hacían un tributo a Pink Floyd. 


Estava voladísimo, al calor de la cerveza y un par de abrazos previos estaba listo para besarla. Mientras su rostro se llenaba de una especia de pena o lástima, le dije, acompáñame a la playa, voy a ir el día de mi cumpleaños. -Déjame ver- dijo ella. Tomé un trago a mi cerveza, canté y le dí una mordida a mi bagel, cuando ella discretamente se tomó una fotografía que le mandó por mensaje a alguien. Después me dijo - mira que estás pasándola bien y me da mucha pena pero tengo que irme -. 


Era bastante tarde, ofrecí llevarla a su casa, me parecía bastante peligroso que se fuera a casa y bastante vergonzoso, que su novio o pretendiente, a quién le mandara la foto fuera por ella. Nos despedimos en la entrada de su casa. Me miró triste, si, como si se hubiera dado cuenta que me sentía muy solo, como si hubiera descifrado mi deseo más profundo de estar con ella. No te vallas por favor, quédate conmigo, ven conmigo a la playa, vámonos de la ciudad hace mucho frío. 


Regresé al bar, salí de ahí cuando se llenó de vampiros que cruzan después de la media noche. Llegué a casa, vomité y quedé dormido. Al día siguiente miré mi teléfono. Liliana había mandado una foto, donde estaba recostada y con la frase “tenía frío, necesitaba mis cobijas calientitas”. Desde entonces, no la he vuelto a ver.  


domingo, 11 de diciembre de 2022

escena 5

Detrás del telón. " Esto somos y esto hacemos, y está bien. "


Esto hacemos detrás de las sombras, detrás del telón, para que la función funcione bien. 

Nunca te conté que mi plan "c" era trabajar de STAFF para alguna banda de rock. Preparar el escenario, verificar que esté listo el backline, el input line, los monitores, los instrumentos, la batería. Dirigir las luces y ecualizar el sonido. Hacer que la banda suene bien, que la banda brille.

Tal vez tiene que esperar.

Soñé que estaba mirando el pizarrón. la respuesta que parecía obvia, alguien que trataba de preguntar algo que puede buscar en dos minutos por internet, pero intentaba parecer inteligente, el tipo estaba quitando el tiempo a la gente que lo escuchaba. 

Yo estaba relajado, sentado a tu lado, en tus piernas, tocaba tus manos, sentía tu cariño. Supongo que te conocían en el sueño y que a mí también. Me callaba la boca, en mi mente se desvanecía mi grito violento, ¡mierda, es una integral de volumen! Miraba el pizarrón y parecía obvio, no te daba pena estar conmigo y tampoco sentía presión que me vieran junto de ti. 

Creo que no importaba si dijeran algo de nosotros. Me sentía seguro y tranquilo. Ya no estaba detrás del telón, besándote. Estaba relajado, mirando el espectáculo, junto a tí. 

Desperté entendiendo ese miedo y queriendo disculparme, quizá es demasiado tarde, nisiquiera importe para ti, pues te dije que eres una contradicción en todo lo que hace y dices, pero quizá yo lo soy, estoy muy confundido y no entiendo el mundo. 

Solo quería contarte muchas cosas. Sabes que contaba contigo. Tu nunca pediste eso, nisiquiera pediste contar conmigo. Fue muy tondo, divertido. Te deseo lo mejor. 

Bueno, me obstino con cosas complicadas, por eso no te había dejado ir antes.


sábado, 22 de octubre de 2022

Escena 4

Camino fuera de la universidad cansado después de la conferencia que seguro me pagaran después de tres meses por la burocracia. Recuerdo la escena de mi tío Ambrosio, ebrio, ex-estudiante desertor de Filosofía, llorando, diciéndonos, "yo quería ser chingón... yo quería ser como Aristóteles." Yo también soy desertor, cambié la carrera de física por literatura, ojalá mis sobrinos no me escuchen ebrio decir, "yo quería ser como Ernesto Sabato". 

No sé qué se siente ser solvente. Cuando se es jodido, sabe uno bien cuánto hay en la cuenta de banco, con todo y los decimales de los centavos, y que uno no puede ocuparlo hasta que a la secretaria le deje de dar hueva y te firme el cheque. Entonces, no me queda más remedio que pagar la comida con mi tarjeta de crédito.

Me meto al "restaurante organico las mariposas". Afuera tiene la frase de que tienen trato directo con los productores de las verduras y el café. Por dentro digo, mierda, va a estar caro. Pues así son estos lugares, pues si no hay padrote, hay una dueña güera hablando como si tuviera una salchicha en el paladar, pensando que este barrio es Boston, pero con banquetas rotas y cables colgando. Si es orgánico, se supone, que los snobs pagarán el costo extra que supone compensará la producción en masa, pero que no tienen ni perra idea, de que si se van a comprarlo a un pueblo, la gente incluso levanta la fruta que se cae de los árboles, y las verduras que no les cuesta trabajo crecer, que la vida es más barata, pero quién chingados se va a un pueblo del sur donde no hay Starbucks, pinches subnormales. 

En fin, me meto. Hay meseros con trajecito, puta madre, tengo que dejar propina. Ni madres, no voy a dejar nada, por eso me voy a la mesa arrinconada para uno, no ocupo las principales, que se sienten ahí los que van a dejar buena propina. 

Frente a la mesa hay una chica muy guapa. Delgada y de cabello negro. Con vestido y mallas. La moda que se usaba en mis tiempos. Me pongo mis lentes. Si, es ella. Es Laura Sánchez-Aramiz. Es amable, la miro, sonríe, buenas tardes provecho... si buenas tardes. Por mi mente pasa decirle, "oye, te conozco, eres Laura Sánchez-Aramiz, tienes tres libros; donde haces la reconstrucción de un texto antiguo, el de la chica católica que empieza a explorar su sexualidad luchando con sus prejuicios y el último que no me acuerdo cómo se llama. Eres la guionista de la nueva serie de televisión de streamaster, que reconstruye la novela de detectives de Juan Patricio Grijalbo. Mira, aquí en mi kindle tengo una novela de él..."

Pero no, la verdad es que no he leído nada de ella, ni me atrevo. Aún no estoy listo para leer a alguien que se empeña en escribir todxs, ellxs. Pero que cagado, en la editorial le corrigieron eso y no chistó ni pío, pues claro hay que comer. Sabía todo porque era como mi amor platónico con las locutoras de radio. Y así di con ella. 

Le conté a Ambrosio, cuando teníamos nuestras charlas de borracho. Mira, estoy escuchando a Pamela Villanueva, esta locutora de radioPanam, que recomendaba libros contemporáneos y que estaba guapísima. Bueno, resulta que en el país hay dos universidades, la panamericana que es de paga y estudia la gente influyente, y también está. Y la universidad Nacional, donde puede estudiar cualquiera que pases el exámen de ingreso. Ambrosio me dijo, no wey... Mira, abrió su instagram y puso el perfil de Laura Sánchez-Aramiz. Ella es más bonita y más inteligente. Además estudio en la universidad nacional, es más chingona, te traduce desde el griego antiguo, es editora y escribe a madres. 

Ahí está frente a mi mesa Laura Sánchez-Aramiz, quería decirle que conocía su trabajo pero no había leído su trabajo, que pendejo iba a sonar eso, saqué el kindle y me puse a leer, si, la novela policiaca de Juan Patricio Grijalbo. Quién se pone a leer para tragar una comida del día. 

Se levanta Laura, pasa junto a mi mesa y dice "provecho". Gracias, también para usted, buenas tardes. 

En la mesa contigua hay dos estudiantes con facha de ingenieros,  que se notaban recién entrados al posgrado porque hablaban de las transformadas de Furier. Se preguntaban porque las funciones eran ortogonales y porque la norma de las funciones coinciden en ambos espacios. ..... en mi mente yo decía .... ¡porque son de cuadrado integrable, pendejos!

viernes, 14 de octubre de 2022

Escena 3

Nadie lo dice, pero preferíamos estar en otro lugar. Nuestro plan era tomar las botellas y hacer nuestra propia fiesta en otro lugar. Como las chicas que nos gustan, están a salvo en sus casas, con sus papás, nosotros llamaríamos llorando, con nuestro amor adolescente, diciendo que las queremos. Si ya es muy aventurada la cosa, tomaríamos las guitarras e iríamos hasta la puerta de su casa a cantarles. Después bromearíamos entre nosotros, “por eso no me gusta tomar con pinches escuincles, mira cómo se ponen”. Nos tomaríamos una foto. 

Queremos estar en otro lado, nuestro plan era tomar las botellas y hacer nuestra propia fiesta. Estamos en la mesa redonda, esperando a que Mari-Jo, como gusta que le digamos, se emborrache y se duerma para que podamos huir de su casa con las botellas. A sus 50 años, parece que su cuerpo es poroso y viejo, a tal manera que el alcohol no puede corroerla como a nuestros cuerpos jóvenes. Nos cuenta la historia de cuando la corrieron del convento, que porque mató a un gato, pero todos en el pueblo dicen que la corrieron por depravada. Es amorfa y parece una rana gigante. 

El sabor del tequila comienza a hacer una punzada en mi cabeza. Una alerta de que mi cuerpo ya no tolerará más. Me quedo mirando a mis amigos sentados al rededor de la mesa redonda. Entre las miradas nos comunicamos, “ese no era el plan”. Está doña Mari-Jo, sentada, en la parte principal de la mesa, la que mira exactamente al televisor. Que tiene el canal golden con una película golden. En la escuela dicen que los círculos son infinitos, que no tienen ni principio ni fin, pero esa mesa tiene el principio, con la rana gigante sentada como presidiendo, y el fin, sabemos que será eterno, de toda la madrugada. 


Nuestros padres no saben que estamos ahí. Dijimos que prenderíamos una fogata en la casa de mi primo, que tiene un jardín grande, y quemaríamos bombones. No teníamos dinero para comprar botellas de alcohol, somos jóvenes, queremos experimentar. Visitamos a doña Mari-Jo, porque dicen que regala alcohol a los jóvenes. Nuestro plan era tomar las botellas y escapar al jardín de mi primo, para hacer nuestra propia fiesta. Después llevar serenata a las chicas que nos gustaban. 


Abrimos las ventanas. Encendemos cigarros. Doña Mari-Jo dice que no sabemos fumar. Toma un cigarro y lo aspira fuertemente. Dice que en su juventud fumaba mucho y que por fuerza de voluntad dejó de hacerlo. Nuestros padres no saben que estamos ahí. Yo quiero irme a mi casa. Todos supongo que quieren irse, pero por alguna razón nos quedamos ahí, inmóviles. No es divertido. 


Doña Mari-Jo suelta a sus perros pastor alemán en el patio, porque dice que ya es tarde y la protegen. Ahora sí estamos atrapados y no podemos salir, porque los perros son feroces, tengo miedo que me muerdan al intentar salir por el patio. Voy al baño a vomitar y todo me da vueltas. Me siento en el pasillo. ¿Así se sentirá estar en una nave espacial? Todo girando y girando. 


Doña Mari-Jo ordena que me lleven a una habitación. Se nubla mi mente. Me quedo inconsciente. 



Por la mañana, aún el sol no ha salido, me siento mareado pero me despierto cuando mi papá me sienta en la parte trasera de la camioneta. Me llevan a casa, molestos. Me dan un sermón, tengo ganas de vomitar. Voy corriendo al baño sin escuchar la última parte del sermón. 


Ese no era el plan.

viernes, 30 de septiembre de 2022

Chubaca tiene un secreto

 "Y tal vez por la mañana, voy a ser, el único que no se acaba"

Hay flores que se desvaneces pidiendo ser recordadas. Es como su último respiro, su último deseo, su última fantasía. 

Me voy sin ser recordado. Estaba recostado y me miré a un espejo. Me ví reflejado y me dije, "te vas a morir, te vas a morir y todo se va a apagar, todo se va a acabar".

Después me dan ganas de llamar. Que no importa, vengo por mi dosis de serotonina, escuchando tu voz. Viene después mi parte racional, haciéndome pensar cosas, como si yo fuera eterno, y que no vale la pena, y comienzo a enredarme, mi especialidad de hacer complicado lo trivial. 

Aquí está la habitación hecha un cochinero. 

Sabes que quiero llamar. Te extraño mucho. 

Mi parte racional me dice que no merece la pena, que seamos consistentes, que patético, como si uno fuera eterno. 

Tal vez, con el paso del tiempo se me quiten las ganas de marcarte. Como siempre ha pasado, como si fuera eterno. Es mi error, suponer mi tiempo infinito. 

sábado, 24 de septiembre de 2022

Abandono de sábado

Me tiré al abandono voluntario. Lucho para no sentir que me abandono. Me levanté temprano, bebí agua y me fui a a correr. Mientras corría, escuchaba el disco "made in japan" de Deep Purple con poderosos solos de guitarra, el abandono pero la fuerza. No sé qué es el abandono pero lucho por no abandonarme. Tomo un desayuno basto, porqué no decirlo, rico, chilaquiles y huevos revueltos con jamón; jugo de naranja, fruta y café. 

Me compré un perfume barato porque el que me regalé en navidad está terminándose. Me compré jabón para afeitarme porque planeaba bañarme y cortarme el cabello. No sé qué es el abandono pero hago cosas para no abandonarme a mi mismo. Llevo la ropa a la lavandería y me entregan la ropa que dejé el sábado pasado. 

La mañana había comenzado fría pero sale el sol al medio día. Pongo la máquina a que me prepare un turbo café expreso. Me siento a escribir un tedioso reporte y me invaden en la cabeza una serie de pendientes que escribo en poststicks para calmar un poco la mente. A las dos de la tarde cuando sentí mi primera alerta de hambre me doy cuenta que sigo enojado conmigo. Después, me pido perdón a mi mismo por andar mendigando cariño. Y entre esas mezclas de sentimientos se me antoja cocinar una pasta, pero soy demasiado huevon para hacerlo. Termino calentando sobras de pollo en el microondas. Después me como una barra de chocolate amargo. Siento mucha sed.

No sé que es el abandono pero me voy abandonando. Me siento en el escritorio para hacer las cosas que pienso que son importantes. Lo que me permite pagar esta pinche vista con esta pinche ventana donde veo la lluvia pero no me permito salir. Quiero salirme a ver una película. Están inmamables todas. Quiero escuchar música y sigue lloviendo. Me recuesto y pienso que te extraño. Pero si casí no estuviste conmigo. 

Tengo frío, estoy cansado. Necesito que me abraces y me digas que perdamos el tiempo viendo una película mala. O que te ponga una película buena pero para tí es mala y te quedes dormida. Hay tanto silencio. ¿Te marcaré? No, ya sé que no te gusta hablar. 

Llega a mi mente ese destello engañoso que se disfraza de lucidez diciendo que es buena idea seguirte buscando. Sigue lloviendo, sigue haciendo frio. La evidencia muestra que no es correspondido. Que no tiene sentido. Que son muy altas las posibilidades de que no pienses en mí con este frío y lluvia, que tu no necesites mi compañía como yo necesito de la tuya. Que haré intentos infinitos para que me quieras. Que buscaré una serie de ideas que muestren que querernos es una buena idea. Pero es simple. Soy finito y tú no quieres. Es simple, es simple. Complicada es la insistencia, tediosa y rastrera insistencia. 

Solo es ocio, cansancio, cualquier excusa para escapar. Lucho para no sentir el abandono, sin darme cuenta, ya me abandoné a mi mismo.


sábado, 17 de septiembre de 2022

Toma 1

Soy el chofer de don Jesús. Fuimos a la casa de sus difuntos padres donde viven sus hermanos. Como cada semana llevamos pan, despensa y dinero. Regularmente me quedo en el coche para que don Jesús hable con sus hermanos, pero hoy me invitó a entrar a la casa, a la cocina. 

Su hermano calienta leche de la conasupo en el horno de microondas. Una vez caliente, saca la leche, en la superficie hay una capa delgada de nata. La toma con su dedo y le llama a su perro chaparro y lanudo. Le unta la nata en el hocico. Toma un trapo mugriento para limpiar su dedo. Toma el tarro de azúcar y endulza la leche agitando en la taza de plástico azul. 

Huele a cochambre agrio. La hermana limpia los pocos espacios libres que quedan en la mesa. De repente camina una cucaracha sobre la mesa. Don Jesús exclama - "¡una cucaracha! -. Rápidamente la hermana toma el insecticida y lo rocía sobre la cucaracha. La casa se apesta al olor letal. 

El hermano se levanta y se toma de un sorbo toda la leche.

jueves, 8 de septiembre de 2022

Explicación

No es que sea celoso. Solo me recuerdas que no soy prioridad, que nunca lo he sido y nunca lo seré. Es normal que cale, no me reprendas. Son cosas que calan, pues siempre tendremos este intento inútil de la trascendencia, almenos para alguien los suficientemente enfermo. Que bueno que no estás enferma. Que bueno que no estas loca.

Que no tenga el suficiente poder de convencimiento para que me elijas a mi. Elijas pasar la semana, o la tarde conmigo. Que no te parezca lo suficientemente novedoso, impredecible, interesante, quizá divertido. 

Que ves el mundo gris y me ves gris también. Que no me puedes distinguir entre los demás. 

¿Esa es la definición de ser celoso?

Respetos

Puede ser falso cuando dices que no te quiebras por que hay personas que quieres. Tal vez eres cobarde y prolongas tu agonía. Tal vez el dolor aún no es lo suficientemente fuerte para que te convenzas que estás harto. Prolongas tu agonía porque sientes que harás falta. ¿a qué le temes? ¿no hay nadie a quién reclamar? ¿no hay nadie a quién contarle? Al final, otro tomará tu lugar. ¿Quieres lanzar tu grito de ayuda? O unirte a la historia de "nadie lo vió venir". Es la última palabra que se dirá de ti.

domingo, 4 de septiembre de 2022

La nave espacial que no va a la galaxia que quieres

Dijiste que el que se enamora pierde. Yo no siento que perdí, yo siento que gané. Gané esta nostalgia, esta furia, esta pureza.  

Te mostré como soy porque no tengo límites. No me gusta ser tibio, no quiero ser blandengue. Quiero todo.

Quieres abandonar esta nave. Te faltarán más cosas por conocer. Cosas que amarás y otras que odiarás.

Aprendiste el concepto de la igualdad, exigiendo un mundo de tibios, sin darte cuenta que cuando te conocí, te pensaba igual a mí. Yo pienso la igualdad así: Cuando te canses yo dominaré, cuando me canse tu dominarás. Cuando sea el turno de cada quien, conduciremos esta nave, cuando alguno de nosotros esté dormido y el otro vigilando el sueño. Si se necesita estaremos los dos juntos tomando el mando de esta nave al mismo tiempo.

No es que estemos solos viajando por todo el universo. No es que estemos solos la razón por que pienso que eres la más hermosa del universo. Esque ahora, en esta ruta, no puede hacerme compañía alguien diferente a tí. Te quiero a tí por razones bien simples. Sabes pilotear, sabes calcular la ruta, duermes ligero y respiras ligero. Tu piel brilla como las estrellas.

Yo no perdí. Gané esta incertidumbre de pensar que buscas a alguien más. Que podrías estar con alguien más .Que quisieras estar con alguien más. Gané esta incertidumbre de pensar que en este momento te gusta alguien más. Gané el hecho de pensar que él no es mejor y yo no soy mejor. Solo miramos hacia galaxias diferentes. Los colores de su galaxia te gustan más. Pero te digo enserio que estoy demasiado viejo para dejarme dominar por la incertidumbre, pues desaparece cuando estás conmigo.

Siempre sabrás dónde estoy. Por mi parte no genero incertidumbre. Soy predecible, sistemático y simple. Sabes donde encontrarme. Estara tu lugar en el timón de mando de esta nave.


miércoles, 20 de abril de 2022

Ya casi es verano

Llegamos a la terminal de autobús. Elena no quizo pedir un taxi porque el tráfico era horrible entre calles empedradas angostas y empinadas, mucha gente caminando y algunos puestos de dulces/artesanías.

Era jueves santo y había llegado mucha gente al pueblo. No le dije a Elena que no me gustaba salir de la ciudad en Semana Santa o en puentes festivos. Porque no tiene sentido. Los citadinos están juntos y apretados todo el año. Y en vacaciones se mueven juntos y están apretados en otro lugar que no es la ciudad. No tiene sentido. Bueno para mí que parte de las vacaciones es apartarse de tanta gente. En fin, Elena decía que en su pueblo la Semana Santa era pintoresca. 

Llevábamos juntos unos cuatro meses. Nuestra vida en la ciudad era diferente. Me refiero a que parecía que teníamos otra vida distinta a la que mostrábamos con la familia. Nuestros amigos y compañeros con quien tomábamos clases estaban en la universidad. Nos veían juntos platicando entre clases. Sentados en la sombra de un árbol. Sentado en la cafetería esperando a que Elena saliera de su última clase de las 7 de la noche. Los jueves por la noche íbamos a la casa de la compañía nacional de teatro en Coyoacán que con días de anticipación podías conseguir entradas de cortesía (porque mi presupuesto era bajo), incluso de obras de Luis de Tavira. Los sábados de escuchar la orquesta con boletos comprados con el boleto estudiantil y el croissant con capuchino que cenábamos con los pesos ahorrados con algunos cafés que evitaba comprar durante la semana. Fue una época bonita. Una vida de incógnito que no exigía más que nuestra compañía, reír por algunas anécdotas que Elena o yo contaba, sentir mariposas en el estómago esperándola a que saliera de clases, esperándola en fin de semana, el espasmo de nuestras primeras tardes, nuestras primeras noches juntos. La vida de incógnito, nuestra propia vida en la ciudad era fácil. No había fiestas familiares, compromisos, mas que el deseo de unir nuestras soledades. 

La parte más difícil fue cruzar la puerta de la casa de sus padres. Abrió su papá. Elena lo abrazó y yo me quedé atrás con mi cara de pendejo dije "emmm, buenas tardes..." 

    - buenas tardes, pasa ...  - dijo su papá un poco seco.

 Me quedé sentado solo en la sala, mientras veía que su papá se hacía pendejo disque acomodando unas macetas con plantas que no valía la pena re-acomodar. Enseguida se acercó la mamá de Elena con un aura más amable y me dijo "¡¡Hola!!, tu debes ser Esteban.... ¿qué tal el viaje?... que bueno que viniste a conocer por acá... ¿ya habías venido?"

    - nu, nunca, es mi primera vez, ... , es muy bonito.

    - si, en Semana Santa se pone bonito, "¿ya viste que las calles están adornadas?" 

    - si, no parecen días de guardar. 

    - ¿Cómo? 

    - Bueno, mi familia es muy católica, decía que estos días eran como de luto, de ... sacrificio, se usaba combinaciones de blanco y morado.... ay ... bueno no importa, todo aquí es muy colorido, parece una fiesta de alegría .... de hecho ... lo es.... para la iglesia el jueves santo y el domingo de resurrección son días incluso más importantes que la navidad. ...

Estaba yo hablando nervioso, cuando la mamá de Elena me interrumpió y me dijo "deben tener hambre, hay que sentarnos a comer..."

Ya sentados en la mesa el papá de Elena dijo: 

     - Hace mucho calor,.... ¿no tienes calor con tu cabello largo?

Bueno, a propósito que Elena y su mamá tenían el cabello largo, me parecía una pregunta para molestar. Aunque sí, el calor me estaba matando. Me hicieron unas cuantas preguntas más incómodas. Estaba sintiéndome incómodo. La mamá interrumpió, le dijo a Elena, "llévalo a ver la procesión de la aprensión". Fingí querer levantar los trastes de la mesa, pero la mamá dijo que ella lo iba a hacer, que no me preocupaba, pero nunca dijo el clásico "no te preocupes, estás en tu casa", solo me dijo que no me preocupara. 

Con toda la pena del mundo pedí permiso para ducharme. Después salí con Elena hacia el centro del pueblo. El atardecer era bonito. El pueblo en pendiente era bonito, con sus casas antiguas pintadas con colores similares, las luces tenues, las calles empedradas, el sol naranja ocultándose detrás  de los cerros, y la procesión de la aprensión que comenzaba con personas sosteniendo candelas de papel construidas con tal cuidado que la veladora interior no alcanzara a quemar las paredes de papel china. 

    - Creo que no le caigo bien a tu papá, pero yo haría lo mismo, ay que pena tengo...

    - Cálmate, el así es, un poco hostil ... pero es buena persona. 

Comimos una nieve. 

 



 

domingo, 17 de abril de 2022

Domingo de Resurrección

 Esther decía que la fiesta más importante -incluso más importante que la navidad- de la Iglesia es la celebración del fuego nuevo, la noche del sábado, para amanecer domingo de resurrección.


La celebración se hacía a oscuras. Después encendían una fogata intensa donde se consagraba el cirio pascual. Después, todos los fieles tomábamos nuestro cirio y lo encendíamos del gran cirio pascual frente al altar, en el centro. A la luz de las pequeñas flamas, se contaba la historia de nuestra salvación. Se leían las lecturas, salmos, hasta el Nuevo Testamento, previo al evangelio según san Mateo, que relataba a las marías yendo al sepulcro el domingo de la pascua, se cantaba el gloria. ¡Gloria! Que en los mejores momentos, cuando había presupuesto en la iglesia, un coro y mini orquesta cantaba una versión barroca (gloria y aleluya de Handel). Entonces se encendían las luces. 


Nunca me acerque a la iglesia después de que Esther murió. Algún día te contaré porqué. Cuando Esther me dejó en el seminario, me dijo que ojalá encontrara mi camino, y lo encontré. Tan solo duré una semana. Cuando salí, fui con Esther y le dije que nunca había tenido una revelación más clara en mi vida. Que no quería ser cura. Que no me preocupaba no quedarme en el seminario porque ya había pasado mi examen en la universidad. Que me daba cosa que algunos muchachos estaban ahí porque no les quedaba de otra -aunque después desertaban-. 


Decía Esther que el cirio pascual se encendía cuando había dificultades. Lo encendí cuando hicieron su primera operación, esa que no pudo salvarla del cáncer. Lo encendimos cuando murió.


¿Dónde quedó tu cirio Esther? Si lo tuviera, no me atrevería a encenderlo.  Porque comenzaría a quemarse el Alfa mayúscula. Dios no sería el inicio, solo el fin, la Omega. 


No te tocaron ver muchas cosas, Esther; la pandemia, los conflictos, mi salida de la universidad. Algún día te hubiera dicho que la última tarde de lluvia que te ví, tomé el dinero que me diste para la universidad y me fui a tomar un café con Rebeca, que la abracé mucho y me enamoré esa tarde de ella, que la quise mucho, que ella no me quería como yo, que nos dejamos de ver. 


Me enseñaste muchas cosas. Nunca te dije que quedé decepcionado cuando me regalaste el libro de mapas. Porque me dijiste que tenías una sorpresa y yo me imaginaba otra cosa menos libros. Después entendí. Soy tu cirio pascual, me consagraste como un ñoñazo. Ojalá pueda resolver tantos problemas como el cirio pascual lo hace con los fieles católicos. Yo lo haré con las matemáticas.


Cerraron la hamburguesería divertida donde me gustaba que me invitaras. Quebró el banco donde tenías tus ahorros y lo compró un banco gringo corrupto. Las tortugas de Sanborns ya son muy malas, y ya no hacen la natilla. Te traje un rosario, de un lugar especial que te hubiera gustado visitar, lo sé porque escuché que estabas ahorrando para hacer ese viaje. Iba a enterrar el rosario en tu tumba pero se lo dí a tu nieta, porque tu sangre vive en ella. La llamé como tú, porque tenías un nombre bonito. Espero sea igual de culta como tú, espero ojeé los libros de tu biblioteca. Tal vez, si hubieras vivido un poco más, mi hermana, tu favorita, no nos hubiera abandonado. Pero, eso nunca lo sabremos. Quizá sí. Si hubiera pasado, te referirías a la parábola del hijo pródigo.


No puedo decirte que te fuiste cuando más te necesitaba porque sé lo que dirías en este momento. Aveces te extraño. Te extraño mucho. Si estuvieras, con gusto iría contigo a la celebración del fuego nuevo. Pero al momento no me atrevo a ir solo, por razones que nunca te conté, pero que seguro intuías. Nunca te pregunté porqué una profesora universitaria terminó tomando cursos en la Pontificia para dar el catecismo.


Te extraño mucho



martes, 12 de abril de 2022

Mi nombre no es El primo de Jacobo

Me fuí en la tarde al Starbucks al lado de la librería Gandhi. Saqué la computadora para pasar en limpio mis notas del último artículo. Me pongo los audífonos, suena “The man who sold the world” versión Nirvana. Siempre cuento la anécdota de que cuando escuché por primera vez la versión de Bowie, dije, “osh, que cover tan malo hicieron a Nirvana … “ sin saber que originalmente era de Bowie.

Se acercó una chava. Me quité los audífonos. Ella me preguntó “¿eres el primo de Jacobo, verdad? 


Si lo soy, ¿Eres Andrea, Verdad?


Jacobo me presentó a Andrea en la secundaria, cuando iniciábamos, o teníamos un primer intento de banda de rock y nos presentamos en el festival de día de muertos de la secundaria. Al final, fue divertido, las cosas se salieron de control y Andrea se puso a cantar con nosotros. La segunda vez que la vi fue en un viaje de la escuela, nos llevaron a un parque de diversiones que ahora está cerrado, el tal Reino Aventura. En el viaje de regreso, pasaron a Andrea a nuestro autobús. Yo estaba sentado con el Pumba, mi amigo, y le dije, “ay mira, es la chava que se subió a cantar con nosotros, está bien chida”.


Pasaron varios minutos … 


El Pumba me dijo que me levantara del asiento porque quería pasar a la ventanilla. Cuando me levanté, metió sus brazos por debajo de mis axilas, me cargó y discretamente, me puso en el asiento al lado de Andrea. Estaba helado, nervioso, Andrea solo se río, después me dijo “hola”. Bueno, sentí que no me reconocía, por dentro decía “¡hey!, soy el primo de Jacobo, el de la banda de rock, cantaste con nosotros el día de muertos. 


- “Eres el primo de Jacobo ¿verdad?” - 

 

- “Si, tenemos una banda. Te subiste a cantar ¿te acuerdas? -


- “Si, que oso” jaja.- 


- “¿Te gustó el parque? ¿A qué juegos te subiste?- 


Y seguimos platicando, naturalmente. Primero del parque. Luego de algunos maestros, que en ese momento se nos hacían un chiste, tenían apodos;“el sapo” quien tomaba anti depresivos y se dormía en clases; La teacher, quien según nuestra interpretación de adolescentes era una calienta huevos de adolescentes; “El suricata”,  quien en su posición recta y mirada morbosa, difícilmente se perdía de mirar por detrás a algunas compañeras…


Después, hablamos de la música, de la banda de rock, de que su hermano también tocaba la guitarra, de que también tenía una banda, de que conocía al hermano de Jacobo, …, de que ellos los dejaban salir más porque ya estaban en la prepa…


Después los chicos en el autobús empezaron a cantar canciones del pop que estaban de moda en ese momento.  Andrea y yo nos pusimos a cantar, era imposible no saber la letra, pues esas canciones sonaban por todas partes. 


- ¿Te gustan esas canciones?

- Son un gusto culposo. 


Mientras platicábamos, El pumba pasaba junto, como verificando, en un momento me chasqueó los dedos como diciendo ¡Apurate!… El Pumba dejó de molestar cuando consiguió fajarse con alguien el resto del camino. Ya varios habían agarrado parejita y venían en lo suyo.


Andrea me dijo que tenía sueño. Se recostó un poco sobre mí y la abracé. Me puse los audífonos. En mi discman venía un disco piratón que se llamaba “Rock Alternativo”. Entre la lista de canciones, 17 canciones, una mezcla rara entre U2, Pearl Jam, The Cranberries, como tres canciones del Unplugged de REM y como cuatro canciones del Unplugged de Nirvana. El Pumba después me diría que me apendejé, que no hice nada, bueno, en realidad no había mucho que hacer, no supe que hacer, pero en realidad, para mí fue perfecto que Andrea fuera durmiendo todo el camino, mientras yo escuchaba mi mezcla rara de “Rock alternativo” mientras la miraba dormir, mientras respiraba el perfume dulce, mientras miraba las luces pasar en la carretera. 


Aunque quizá no tenía nada que ver, la mejor canción que escuché en ese momento era All Apologies del Unplugged de Nirvana, quizá si tenía que ver, disculpándome del mundo por lo que ellos querían que yo fuera pero al final no podía hacerlo,  “All in all is all we are …”


Cuando llegó el autobús al lugar donde nuestros papás nos esperaban, Andrea y yo nos despedimos, ella me dió un beso en la mejilla. 


Dias y semanas después, cuando nos encontrábamos en la escuela, nos saludábamos, no pasábamos de un hola. Dias después El Pumba se la pasaba molestándome -“invítala a salir, ¡cabrón!, no seas joto”-. Un día, compré unos chocolates y escribí una nota. Pero antes de entregarla, El Pumba me detuvo, me dijo, -“wey, no lo hagas, ya te la bajaron, pinche lento”-.  Bueno, en realidad tenía mis dudas. Uno aprende por la vida que los changuitos se juntan con los changuitos y las jirafas con las jirafas. El novio de Andrea era muy guapo, y Andrea era muy guapa. “All in all is all we are…” Por mi parte, mi aspecto no era necesario ni para que la gente recordara mi nombre, yo era conocido como “el primo de Jacobo”. Y así sería por mucho tiempo. No sé si hasta el día de hoy, pues mucha gente que conocí en esa época ya no la reconozco o he visto. 


Es gracioso, cuando Andrea llegó al Starbucks me dijo: “Eres el primo de Jacobo”. 


Mi café del Starbucks estaba obviamente horrible y frío. Ya no me lo iba a tomar, pero seguía ahí para platicar con Andrea. 


- ¿A qué te dedicas? 

- Soy abogada, llevamos casos de ….  bienes raíces…. Etc etc… ¿y tú, a qué te dedicas?

- Doy clases en la universidad, estudié actuaría, pero no me gustó y me dediqué a las matemáticas. Soy un ñoño de tiempo completo.

- Si, se veía venir (jaja), ¿quieres una cerveza? 

- Si, hay un lugar cerca.


Caminamos hacia insurgentes, mientras hablábamos de los profesores que parecían un chiste, luego de su hermano, luego de las bandas de rock. Luego, ya que había tomado medio litro de cerveza me preguntó:


- Dime un gusto culposo.

- Me gusta ver videos de teorías conspiraciones.

- jaja ¿de verdad?

- Si, bueno, menos de reptilianos ni terraplanistas obviamente, ya sabes, el control de Soros, los Rothschild, …

- jaja pásame los links de esos videos.


Andrea pidió mi número, quizá por pena no me preguntó mi nombre, de re-ojo miré que anotó: Primo de Jacobo, 55169 ….


De repente, sonó el celular de Andrea y pidió disculpas porque tenía que irse inmediatamente. Me pasó su número, que para que le pasara los links de los videos de conspiraciones.


- Okay, nos vemos. 


Más tarde envíe los links. Escribimos más palabras y después ya no. Nunca nos veríamos más, y posiblemente la casualidad no nos reuniría dos veces. Los changuitos con los changuitos, las jirafas con las jirafas, “All in all is all we are …”



domingo, 10 de abril de 2022

Encuentros inesperados

Fingí que no te ví cuando llegué a la cafetería. De hecho respiré primero el olor de tu shampú, porqué pasé junto a tí. 

Es un buen gesto que le pongan una figura al Café-Late, me recuerda que no estoy en casa, y que la mesera estará preguntando si necesito algo más justo cuando comience a borrarse la figura en la superficie. Pero aquí no es así, solo cuando te ven con una computadora, te dejan en paz. Sabes, a las parejas si les molestan cada ciertos quince o veinte minutos, preguntándoles si desean algo más. Lo sé, porque te miro algunas veces de reojo, y escuchó que lo hacen con la pareja de enamorados que está junto de mí. Ellos se toman de las manos, se ven muy emocionados, esa emoción inconfundible de las primeras citas. El chico que está contigo se nota que quiere hacerlo también, tomarte de la mano, que se deje de pendejadas y lo haga. Pero no se atreve. ¿Quieres que lo haga? ¿Te impacientará los días siguientes como lo hice yo? Creo que también tiene cara de pendejo. Parece que volteo y me miro al espejo. 

Pude haberme ido, como la vez que te encontré en la biblioteca, con el principe encantador que elogiaste tanto tiempo incluso cuando te quejabas de él conmigo. Pero esta vez no me fui. Esta cafetería me gusta, ¡chingao!, no me puedo esconder de ti toda la vida, sobre todo en esos días donde me despierto y ya no te recuerdo, pero como por arte de magia te apareces. 


¿Porqué no vas a una cafetería cerca de tu casa? Bueno, somos libres, puedes ir a donde quieras, pero a mi no me gustan las cafeterías que están cerca de tu casa. ¿Será que son bastante malitas? ¿Será que inflan tres veces más el costo de un café preparado con tanto descuido? 


Pues yo no lo he entendido, porqué me lo tomo tan personal. Pero es tan sencillo. Yo estoy tomando café tecleando en la computadora, pues sí, ya no me concentré en lo que realmente tenía que escribir esta tarde y me pongo a escribir sobre esto, que no sé qué es. Yo estoy tomando café y tú estás tomando café con alguien. 


Voy a listar las veces que te he encontrado con alguien y he querido escapar. La vez en la biblioteca, con mi desvelada y preocupación por un examen final. La vez en la mañana en el supermercado cuando yo estaba crudísimo por la borrachera que me había puesto una noche antes. La vez de viernes en la noche en la cineteca. Todas esas veces haciendo algo tonto o sintiéndome tonto. Pero esta vez solo vine a tomar café. ¿Qué hay de malo con eso? Nada, me digo a mi mismo. 


Me siento incómodo. No sé si tu pasas por lo mismo. Supongo que no. La gente percibe mi torpeza social. La gente piensa que si pasas mucho tiempo solo tienen derecho a emparejarte con alguien. No tengo un letrero pegado pidiendo que me presenten a alguien. No deben meterse con eso. La gente quiere arreglar los problemas de otra gente sin antes arreglar sus propios problemas. No me incomoda la soledad, me incomoda que no quieran verme solo. 


La noche anterior fue complicada. No sé como terminé en esa habitación con Ele. Bueno si sé, un estúpido pretexto y una indirecta que no pude evadir. Le dije que no podíamos seguir a lo siguiente. Que no podía acostarme con ella. Que en días pasados había caído en la costumbre de meterme con prostitutas. Que ella no merecía eso. Que quizá estaba en riesgo si se metía conmigo. Que simplemente era asqueroso. Bueno, ahora, dirá a algunas personas, con las que ella platique, que tengo ciertas costumbres gracias a esa mentira, a la mentira de las prostitutas. ¿Caminaré como algo que se cayó al piso y fue besado por el diablo? No quería despertar con ella el día siguiente, y recibir llamadas los días siguientes, con el pretexto de que se junten nuestras soledades. Estoy cansado de eso. Estoy cansado de las personas que buscan a otras solo para evitarse a si mismas. Eso se puede oler. Eso lo puedo oler. No es un olor putrefacto, pero es como uno de esos perfumes malos, esos perfumes para quitar el olor a mierda de los baños. 


Seguro no te pasa a ti. Siempre fuiste hábil en esas cuestiones. Más que yo. Creciste sin culpas pero aparentas tenerlas para hacer sentir cómodas a las personas. Al final, terminas tirándote a quien quieras. Yo no. En mi caso, me tocan personas que piensan que vienen a rescatar a un animal herido que no puede acicalarse a sí mismo. Bueno, hasta tú lo hiciste. Cuando pensaste que estaba bien te fuiste. 


No me iré, ni me sentiré incómodo si estás cerca. 


Ya te diste cuenta que estoy aquí, te acercas a saludar. Cerraré la ventana y fingiré que estoy haciendo otra cosa.


sábado, 26 de marzo de 2022

fin de semana

Hola, aveces olvido escribirte. Se me va el tiempo, ¿en qué? En distraerme tratando de no distraerme. 

Salí de la ciudad porque me dieron ganas, en realidad por un sueño que después te contaré.

Hoy un señor me contó que daba clases sobre un taller de fotografía y me explicó cómo hacer una cámara fotográfica artesanal. Creo que voy a intentarlo.

Comí el peor desayuno del mundo pero con un bello balcón con una vista bonita. 

Sé que me veo estúpido cargando el laptop a todas partes. Pero siento que la gente se incomoda viendo a personas que van a comer o cenar solas. Tal vez no, pero, como hoy el señor del taller de fotografía me preguntó si había viajado solo, le dije que sí, he hizo una mueca rara. En realidad, lo hago muchas veces, en fin, no importa. 

Te voy a contar un pedazo del sueño. 


viernes, 18 de marzo de 2022

Cuéntame historias donde no estoy incluído

 
"No me cuentes historias donde no estoy incluído".

"Voy a intentar borrar mi memoria, no cantes victoria, ... todos vamos al mismo lugar".

Estaba escuchando una canción que incluye las dos frases anteriores.

Miré las las cuatro paredes. Tuve miedo y miré por la ventana. Al menos los árboles cambian. Las bugambilias florecieron. Eso es un consuelo.

Los árboles cambian, son un consuelo, se materializa el cambio, ¿aveces queremos eso no? Estas paredes que nos rodean podrían hacerse más pequeñas y colapsar con el piso y el techo, y aplastarte. El problema con la imaginación es que eso sucede y sin morir. Eso se siente sin morir.

Tocamos la frontera del universo en el último segundo del reloj. La frontera de la vida. Después no sabemos qué pasará. Eso está bien.

Otro fin de semana que se va en anhelos caprichosos, como escuchar historias donde no estás incluído pagando el precio de la compañía. Las personas tienen problema con verte solo. Incluso intentan presentarte personas porque piensan que está bien, cuando en el fondo solo quieres comerte un atún asado, verduras y una copa de vino, solo, en la tarde templada.

Bueno, si acaso está el capricho de escuchar una historia donde no estás incluído, eso está bien, pero es algo que nunca mencionarás, piensas que será extraño. No, tal vez para que nadie se acomida a contarte una historia donde no estás incluído. Uno elige a una persona para eso. Y esa elección es un secreto. Dejarás de etiquetar las frases crípticas cuando ya no importa. Pero aún importa. Aún importa ser descubierto y apenarte por eso.

domingo, 13 de marzo de 2022

Dos tiempos libres

Tiempo libre I


Por fin pudo hablarte sobre distintos universos, sin que bostezaras, al calor de las tres copas de vino. Bueno, nisiquiera estaba seguro de lo que decía. Solo en su cabeza está la imagen de la intersección de cuatro membranas torpemente dibujadas en su libreta pocket. El chiste que podía advertirse:  "Hay un universo donde me quieres". 

Un razonamiento improvisado, decía: "Pues si no se rompen las leyes de la física, no veo porque no podría existir, solo que no se ha encontrado el experimento adecuado para demostrar su existencia. Sabes, cuando la gente pregunta mi opinión trato de persuadirlos que es una idea que posiblemente está sobre interpretada, que se necesitan teorías que viven en mundos matemáticos, pero están sujetas a restricciones. Les digo que las matemáticas son más amplias que el mundo físico. Que aveces sobre interpretamos o interpretamos subjetivamente. Pero ahora quisiera que fuera verdad. Pues lo estoy suponiendo y eso me hace sentir feliz".

En ese momento se inventó algo que no existe o podría existir. Pero, porqué no. Seguramente nadie a su alrededor sabía de física. Se sintió libre de decir lo que sea. "En el supuesto universo donde me quieres, quizá no podría tocarte, porque no existe la fuerza electromagnética, o faltan partículas que constituyan tu cuerpo, entonces mi mano te traspasaría como si fueras un fantasma".

En ese momento tocó tu mano.


Tiempo libre II

Cuando llegamos a la playa justo al atardecer, pudimos ver el sol caer. También unas trayectorias espirales como si los meses transcurrieran en unos cuantos segundos. Estaba cansado pero no podía dormir. No sé que traía encima. Alcohol combinado con algo. Ignoramos las últimas espirales del sol. 

La parada que no quería hacer. Tu ex-novio, el que decías que se convertiría en un gran diseñador antes de que entráramos a la universidad. Su casa estaba cerca. El cuarto jodido donde vivía con la computadora jodida que tenía. Hacía retoques de tus fotografías sin sentido.

De alguna manera me sentía el campeón porque estabas conmigo. Pues llegamos a su casa. Sabía que yo estaría en la playa todo el fin de semana contigo. Salimos de su casa por un momento para dejar que terminara el supuesto trabajo. Nos subimos un rato al coche que estaba aparcado afuera. Nos sentamos en el asiento de atrás. Ahí sentados, me decías lo que pasaría. Que yo fingiría que me iría a dormir aparte cuando regresáramos al hotel. Pero que no tenía caso finjir. Inmediatamente te dije que no, y te besé. Y nos abrazamos por varios segundos. Te dije que podíamos dejar de fingir entonces. 

Después te levantaste, irías a ver si tu ex-novio había terminado de hacer el retoque inútil en photoshop.  Yo no supe que hacer. Si me levantaba para ir contigo podía verme inseguro. Antes de entrar te detuviste en la puerta de entrada de la casa. Y me llamaste que fuera. No tardé mucho en ir. Esperé unos minutos antes de entrar a la casa. Cuando entré pude percatarme con la vista periférica que estaban vistiéndose rápidamente al escuchar mis pasos.

Actuaron normal. Fue un sabor amargo para mí. Me pregunté a mi mismo. ¿Qué estaba haciendo ahí? ¿Qué estabas haciendo ahí? 

Cuando nos regresamos al hotel intenté darte un beso en la frente pegajosa de maquillaje del día anterior. Moviste un poco la cabeza, como esquivando. No sabía cómo iba a terminar ese fin de semana. Por eso me quedé en el bar toda la noche, para no escucharte decir que ya no era buena idea dormir juntos.


viernes, 11 de marzo de 2022

Miedos del jueves

La semana comienza el fin de semana, el domingo, cuando llegué a mi lugar favorito de pizza y noté que ya no trabaja la chica amable que se despide deseando bendiciones. Que mal. En su lugar pusieron a un muchacho que le cuesta trabajo abrir la botella de vino. El chico nervioso. 

Críptico.

Algunos aprendimos mal la idea de que siempre tenemos que ser apoyo de alguien, escuchar. Pero también tenemos miedo. Leía una frase en la semana, algo así como "la santidad de un hombre se mide con la verdad". Yo diría que con la honestidad, y no me referiría a la santidad, sino el sostén de la integridad de cada persona. Siendo honesto, la verdad, tengo miedo. Y la santidad es un concepto que me repugna. 

Nunca hablé de mis miedos para que no sintieras inseguridad a mi lado. Me gusta la sensación de poder brindar protección, aunque sea ficticio, bien sabemos que un golpe podría hacerme caer desmayado, un golpe literal o un golpe de la vida. Quizá eso no te hace click. El hecho de que nunca lo he aceptado. Más bien, nunca lo he dicho. Miedos que nunca han sido cantados. Miedos que se ocultan a propósito, como si fuera algo complejo, pero son la cosa más cotidiana y simple. Hasta podrían ser efímeros. 

La esperanza. 

La esperanza me pone nervioso. Me incita a buscar en un cuarto oscuro un objeto que nunca he visto. La búsqueda. No quiero pelear con eso. Quiero abrazar la ausencia. ¿De qué? De que nunca estuviste, no estás y nunca estarás. Todo fue un sueño.

sábado, 19 de febrero de 2022

Rómulo y Remo

I

Se me va el año en fines de semana favoritos. Estos, a la luz tenue. A salvo del ruido, de la gente, de la vida. Contándote cosas que me cuesta trabajo formular, articular, fantaseando que tienes la paciencia de escuchar sin bostezar. 

Tengo mucho sueño. Estoy cansado. ¿De qué? Sabes, si salgo de casa es cansado. Correr no es cansado. Correr entre los árboles en estas noches de luna llena, no es cansado. Salir a tomar el café no es cansado. Tener miedo es cansado. Tomar el transporte público es cansado. 

Soy libre. Confieso que podía evitar salir esta tarde, por si querías ir a cenar algo, pero no hubo rastros de tí, bueno sí, siempre los hay, pero no necesariamente para mí. Mateus marcó para salir a comer, no quiso decirlo, había una razón que yo también he ocultado en años, cada que la tierra termina un ciclo al rededor del sol. Yo aprendí a ocultarme, a fingir que nada pasa, pero no todas las personas son así, no todos deben asumirlo así. 

Salí, mas que para ser compañía, un buen amigo, salí a pedir ayuda, pero no me atreví a pedir ayuda. Mateus me contó la historia de Roma, de la grandeza y la decadencia. 

¿Las personas pierden el rumbo cuando olvidan sus orígenes?

Mateus siempre me defendió de las personas. Fue como mi hermano mayor. Hoy me corrigió de usar el tenedor a pesar de mis 30 años. Me explicó porque es bueno que la carne que ordené no debe estar bien cocida. 

Entendí mis orígenes. Mateus no tiene miedo pero se ve cansado, creo que es como yo. Caminamos de la zona fancy a la zona decadente donde estaba la estación del metro más cercana. Poco a poco las calles se hacían más sórdidas, ya se acercaba la media noche. ¿Tienes miedo o quieres que llame un taxi? No tengo miedo. Gente bebiendo en las calles. Autos mal estacionados. Ricos puestos de comida. Un bar de mala muerte con las puertas abiertas donde una chica cantaba mal el karaoke mientras una bola de macuarros aclamaban el espectáculo. Cochambre nauseabundo. Algunas casas abiertas mostrando un laberinto de pequeñas casas dentro- ratoneras mal improvisadas-. 

II

Me preguntó que si algún día planeo casarme. Le dije que no. Él me dijo que esas cosas llegan de forma misteriosa, como le llegó a él. Que uno elige hacer una vida con alguien. - Pregunté- ¿No te parece que las personas sufren al hacer eso? - Eso es la vida, lo que pasa antes de llegar a lo que imaginaste que pasarías. Entonces concluí que uno elige sus propios sufrimientos. Estar solo es horrible, estar acompañado también lo es. Como deseo que estés aquí conmigo, dulcinea, esta noche, pero que desaparezcas cuando despierte por la mañana. No le conté a Mateus de tí porque sonaría estúpido, tú eres mi secreto, yo el fantasma que aveces pena en calles alegres, algunas veces en el bosque y otras en calles nauseabundas. 


Nunca más en la vida

Nunca te quedó claro que jamás quería volverte a ver, al menos por mi voluntad propia.  Por tu parte tenías esa idea idiota de que podíamos ...