credits by: evtkw

jueves, 30 de julio de 2015

Agradecimientos


Ya no es necesario esconder tu nombre en un anagrama, simplemente quedará escrito en ese lugar donde no genera sospecha sobre la importancia que tiene para mí escribirlo. Ya fueron suficiente los textos, intentos de disertaciones, intentos de relatos donde eres el personaje principal con un pseudónimo y características lúgubres que asigné para ti. Ya nada de eso... simplemente quedó escrito tu nombre al final del párrafo, como los anillos de los árboles mutilados que hacen constar el paso del tiempo.

domingo, 26 de julio de 2015

Trazando.

Nunca trazaré el mismo camino con mis pies, de mi casa a la cafetería, aunque pretendo seguir sistemáticamente la misma ruta, y cuando quiero ignorarme de todos esos pensamientos superpuestos que impiden mirar alguna conclusión, entonces inmediatamente cuento los pasos para mantener mi mente ocupada e ignorarme a mi mismo.

Hay infinitos caminos para llegar a la puerta, y mirar a toda esa gente nueva y fresca. Pretendo trazar una linea, lo más recta posible y seguirla los días venideros,  pero se que el viento la deformara a su paso con las hojas de los árboles que son como escobetillas. Además mis piernas no pretenden ser las mismas siempre, uno envejece a diario.

Tal vez muero cada noche.

Luego, pienso que cada noche las personas levemente se transforman en algo diferente.

Me fijo en solo una para experimentar.

Me empeño encontrar las variaciones de su aroma, de infinitas personas en una sola; aroma que tiene cambios aparentemente imperceptibles, pero hacen de las mañanas algo diferente más divertido. Su carita de sueño viene acompañada del aroma de su cama, dualidad quebrantada por la intensa taza de café.

Percibo que tomó una ducha en la noche, porque la mañana es insuficiente para ella. Desde muy temprano su cuerpo se convirtió en una maquina que aisló térmicamente el calor y confort de las cobijas, para sentirse recostada por más tiempo en su cama aunque en ese momento se encontraba caminando.

Veo en su rostro que el ruido de los automóviles no le molesta en absoluto, tampoco el aire que tumbo el árbol de la acera la noche anterior.

Esa actitud ajena por un instante también me permite ignorar el ambiente... descansar de ese ambiente del cual nunca será posible escapar hasta la noche cuando muera.

Solo quería mirar, por última vez, al fin y al cabo en la noche voy a morir de nuevo.


viernes, 17 de julio de 2015

La bitácora del coronel mapache. por Gerardo Urrutia : Posdata de la tarde Probabilística

La bitácora del coronel mapache. por Gerardo Urrutia : Posdata de la tarde Probabilística: Algunas veces aparece cierta obsesión por el trabajo, un intento desesperado por cumplir cierto objetivo que desesperadamente se aleja al d...

Posdata de la tarde Probabilística

Algunas veces aparece cierta obsesión por el trabajo, un intento desesperado por cumplir cierto objetivo que desesperadamente se aleja al doble de razón relativa al paso de los segundos. El cubil se hace más pequeño como una celda o calabozo, encerrado, hasta que los dedos se me entuman de teclear incontables veces las borrosas letras, o cuando el dolor de espalda sugiera despegarte del escritorio. 

La lluvia arrecia fuertemente, afuera donde no estaría a salvo, pero no quiero estar aquí sentado tampoco me siento a salvo en este lugar, tengo la sospecha de que no me sentiría a salvo en cualquier lugar del vasto universo. Después no importa, en el trayecto al cruzar la avenida te imaginé del otro lado. No importa tampoco, supongo, es una pequeña broma que cometo a menudo.

En casa leeo la última cosa que escribí, una carta para tí, me pregunto si debo poner tu nombre al principio, o tu debes  imaginar tu nombre ahí. También recuerdo haber escrito en pasta dura una serie de cosas que son como una lista de lamentos, aquellos que te atrapan en los puntos antecesores del presente en esta linea de tiempo.

Leo el último texto que te escribí y efectivamente remarco la sinceridad, pero aún falta algo, siempre tengo la sensación de que falta algo.

Estuve afuera de tu casa, el día del rito religioso de tus abuelos... y no quise entrar por miedo, porque detesto esas cosas, no sabía si resaltaría tu enojo conmigo al verme, ¿porque? no lo se, solo no quise causar molestias, o lo que pienso me molestaría a mí si hubiese sido tu en mi lugar, ahora comprendo que nos molestan cosas diferentes, pero supongo que es demasiado tarde.

Tiempo atras me previno mi amigo, incluso se atrevio una persona cercana a tí para decirme que te llamara, y conoces mis respuestas.

No soy tan descorazonado como para no sentir empatía.

Me ganarón los prejuicios.

Me parece que el viento te acaricia y que las flores otoño te muestran el paisaje. Libre como el colibrí (te gustan esas aves) que rescatamos en la lluvia, te quiero y nunca más volveráel tiempo, teóricamente puedo hacerlo, pero tan solo son símbolos trazados en una hoja de papel.

Soy consciente de que el tiempo borra lo que somos en este instante, no permanecemos constantes, ni siquiera los árboles, ni siquiera el viento, ni siquiera las estrellas, ni siquiera el universo, ni siquiera el cariño que yo no se si rastros quedan, la esencia cambia. 

Lo único constante son nuestros nombres, hasta que nos olviden, hasta que nuestra mente se apague para siempre.

Hasta pronto.

viernes, 10 de julio de 2015

temblor

Sobre el escritorio se encuentra una repisa, en el soporte cuelga una pequeña orca de peluche que hace tiempo regalaban en las cajas de galletas sandwich chocolatoso con crema en el centro.

La orca colgada sirve como detector de temblores, su leve peso debe oscilar si ocurre alguna perturbación terrestre significativa; un temblor.

Aquella noche, sintió un leve temblor, eran muy frecuentes con las arritmias del corazón en noches anteriores disminuían la capacidad respiratoria provocando pesadillas y mareos. Por si las dudas, al despertar enciende la lampara para comprobar si la orca de peluche estaba moviéndose como un péndulo. Efectivamente estaba temblando.
Aunque hace un calor del carajo, evita meterse desnudo a la cama, pues en caso de temblor no le daría tiempo vestirse. Los zapatos están exactamente al lado de la puerta de la habitación, de tal forma que las agujetas no estorben para calzar optima y apresuradamente.

Pero la noche que la orca se movía prefirio quedarse en la cama, tal vez era mejor morir y no finjir morir cada noche.

No pasó nada.

La ciudad siguó ahí, infinitamente ahí.

jueves, 9 de julio de 2015

EG-5

Eugenia, decir que no quiero seguir invocando el fantasma que representas es un acto de invocación en sí. 

Debo ignorar las historias que me contaste al oído, las contaré cuanto no me encuentre solo con la ventana como único testigo, el aíre que huele a lluvia y la luz del sol de las cinco de la tarde. 

Eugenia, me quedé dormido esta tarde, al despertar me tomó por sorpresa aquel sentimiento donde se entremezcla la fragilidad del olvido, el silencio y que la muerte no tiene sentido si eres olvidado, siendo sinceros ¿A eso le tememos no Eugenia? 

Te extraño. 

gato

Hay una correspondencia entre el refrigerador y el hambre, al sentir más, congela la comida aún estando fuera de la nevera. 

En la azotea está el gato del vecino, este felino se llama miguel; es amarillo de adad adulta gatuna (supongo) y es muy amigable. Seguido se encuentra en la calle si el perro del otro vecino (enrejado) no lo asusta. 

Miguel es gato sin prejuicios, maulla amistosamente a pesar de que nunca le he dado alimento. Podría tomar un poco te atun congelado, pero es una mentada de madre incluso para mí. 

Yo no puedo depender de los sentimientos de un animal doméstico, nunca serán sinceros, son animales amaestrados para la gente en soledad. Su creador sabe que es indispensable que lleguen y se repeguen en las pantorrillas para que la mayoría de las personas, que odian el trabajo o la soledad, no piensen que su vida es una mierda. 

Lo única mierda esta noche, es la comida del refrigerador congelada aún estando fuera de la nevera, yo con mucha hambre y es media noche.

martes, 7 de julio de 2015

Duda

Algunos miran el cielo para buscar una entidad espiritual, el primer paso para la gran hazaña es lanzar una pregunta fundamental. Pero en el cielo hay estrellas, polvo, plasmas, etc, que generan más preguntas; especie de distracción que posterga la pregunta fundamental. 

El hombre tiene nociones de eternidad, cuando pretende razonar el comportamiento de o en el infinito, esto provoca sensación de grandeza cuando la mente sirve como testigo de lo que creemos es la maquinaria que gobierna el universo. Pero también se siente pequeño y es una sensación insoportable, buscando un espíritu infinitamente grande y comparable con el escozor de la soledad de un universo en términos humanos infinito, cuya vida humana no basta para cuantificar. 

La historia nos muestra que se ha interrumpido la continuidad de las generaciones y muchos conocimientos se han perdido, tal vez también le toque a la nuestra, y cuando algunos paleontólogos del futuro encuentren nuestros papeles con transformaciones de norma y diagramas de Feynman. Ellos no comprenderán nuestros secretos como tampoco hemos comprendido los secretos de las generaciones que nos antecedieron. 

Entonces yo pienso que el verdadero espíritu infinito es el que genera la duda, pues es quien nos mantiene ocupados, al fin y al cabo, buscando la pregunta fundamental (la existencia), aunque esto nos arroje inevitablemente en el camino de la tortuga de Aquiles. 

La duda es el motor.

jueves, 2 de julio de 2015

EG-3

Aquella mañana desperté con ganas infinitas de hacerlo contigo, de tirar contigo, y fue un impulso ciego, de fuego. Después tenía que prepararme para el día, después de nuevo ese impulso de fuego.

Me costó trabajo mirarte, y creo que no me pareces... no me gustas, cierro los ojos y me esfuerzo, sentí tristeza por hacerme esto. Son aquellos segundos en que se conecta la mente con el cuerpo y te piden a gritos la sinceridad.

Tuve que concentrarme para terminar, me pregunto si yo te causo repugnancia también o si te causo lástima, pues no haces nada para que esto sea mejor.

¿Está en ti o en mi el impulso de fuego? ¿lo provoca algo dentro de ti o dentro de mí?

Porque hay momentos en que me causas repugnancias y después al sentir el impulso de fuego te necesitaba dispuesta, y estabas dispuesta.

Te dejé sola.

Desayune para compensarme y salí en la bicicleta. Sabes, descubrí una nueva ruta donde hay menos automóviles pero más colinas. Mi bicicleta tiene un rechinido, creo que es la estrella de las velocidades. No quiero llevarla al taller con esos fanfarrones que me toman de ignorante, siento que me cobran de más. Aveces tengo deseos de que su puto negocio quiebre y luego pienso que no debe ser así y dar paso a cadenas pues todo sale mal. Pienso en las personas que no hacen bien su trabajo, para prolongar más trabajo, una especie de seguridad económica.

Llegué al laboratorio y la señorita no esta segura de saber utilizar el aparato, sentí miedo que me cobraran de nuevo. Sabes... últimamente vivo al día, trato de cuidar más el dinero, deseo que se desperdicie por la ineptitud de una señorita.

Regresé a casa, resignado, rogando no encontrarte y así fue. En la noche me di cuenta de las expectativas que he construí contigo y que ninguna puedo palparse en lo mas mínimo. Me sentí tranquilo, pero y después deprimido.


Al medio día me quedé platicando con la Sandra que vino de visita, no pienses mal, ella nunca pretende nada, yo tampoco.
Dejé que se quedará para que no avanzara esto, el sentimiento de buscarte para que apagaras el fuego, dejaste fuentes que no puedo descubrir donde están y expulsarlas.

 Me recosté en el sillón mientras me hablaba de sus poemas, leyó algunos. Miré hacia la pintura de acuarela que me regalaron hace un tiempo. En ella hay una especie de espiral, una galaxia inalcanzable, me dijeron que representaba algo ficticio, una especie de espejismo.

No resuelvo aún, si esta semilla la plantaste tú o probablemente fui yo.

Sandra se fue, después llegaste otra vez tu mi querida Eugenia.

¿Cómo adivinas cuando me peleo con mi soledad? No quisiera que llegaras así, consumiendo lo poco que queda de mi espíritu, consumiendo mi sangre, mis rodillas y mi voz. 

¿Porqué te quedas callada? cuando te pregunto ¿Quién necesita de quien?


Ahora eres un recuerdo, que no sabe el orden del tiempo, siempre lo has sido.

Me consuela saber que no eres cualquier recuerdo, eres uno de aquellos, que pudo ocurrir en cualquier parte y tiempo, pero nunca se tiene certeza, por miedo a darte cuenta que enloqueciste.

EG-2

Joaquin me regaló una especie de suéter, es algo que simula ser una camisa de cuadros, de lana, como de leñador o algún habitante del bosque. Era una fría mañana.

Compré el periódico, actividad frecuente en aquellos días matutinos. La idea era esconder mi rostro en las enormes páginas, me escondía de Eugenia quien por las mañanas pasaba a la misma hora por la parada del autobús.

Yo esperaba la ruta nueve, y a decir verdad miraba por encima de las hojas esperando que ella se apareciera.

Y llegó un día, cuando comenzaba a perder el hábito de mirar sobre las páginas, cuando realmente me concentraba en el periódico Eugenia apareció.

Saludó diciendo -Hola- y me abrazó. -Hola como te va- respondí. -Bien, ¿cómo estás gera?- y me miró con su carita de puchero.

Dije que estaba todo bien y le dí un largo sorbo a mi vaso de café portátil, como aquellos días en que le daba un largo trago al wiskey (cuando no comprendía la situación). Aquella mañana parecía extrañamente que el café, cosa que a menudo no sucede, me perforaba el estómago.

Llegó el ruta nueve y le dije que debía irme, pero con el deseo de quedarme ahí, supongo que había mucho de que platicar. Pero estaba molesto, adoro encontrarme a Eugenia pero a la vez me molesta su presencia. 

Me levanté sin despedirme, como si su presencia no importara. Pero pasé todo el día pensando en ella, o días, hasta perder la costumbre de mirar por encima de las ojas del periódico y así sucesivamente.

Eugenia es de esas personas dispuestas, con las que te dan ganas de abandonar todo lo que tienes pendiente en el día, o incluso meses. Su intensidad le quita energía a mi espíritu, podría quedarme acostado con ella toda la mañana como si las cosas en el mundo no importaran. Tiene una especie de escencia peligrosamente adictiva.

Eugenia es el delirio, la agonía que no lleva a la muerte pero no entiendes la diferencia. Cuando está ausente le quieres cerca y cuando esta cerca definitivamente sabes que tiene que marcharse de tu vida.

Eugenia es uno de esos fantasmas que puede perseguirte toda la vida.


Nunca más en la vida

Nunca te quedó claro que jamás quería volverte a ver, al menos por mi voluntad propia.  Por tu parte tenías esa idea idiota de que podíamos ...