credits by: evtkw

martes, 30 de junio de 2015

EG-1


Te encontré después de esa resaca, esa gran resaca. Te encontré en el pasillo del té, me viste buscar la caja más barata. Como siempre me saludaste con un abrazo y un cómo estás. Claro que bien, respondí con mi sonrisa fingida. Aprendí por ese entonces a no cerrar la boca ocultando los dientes. 

Supongo que se enrojecieron mis mejillas, siempre lo hacen cuando te miro, no puedo evitarlo, son características de un ser tímido como yo. Supongo que no había mucho que preguntar o decir cuando se acercó él. Si es el mismo, el que vive a dos cuadras de la casa. 

No sabrá que soy yo, entonces te dije que estaba bien, que venía a comprar algunas cosas al super. Y me quedaste viendo con esa carita, característica tuya, una superposición entre una leve sonrisa y un puchero, si muy extraña pero al fin y al cabo linda. Todavía me regalas tu lástima, piensas en que estoy solo y me cuesta conseguir a alguien  más como tu lo haces bien. Sientes esa especie de empatía. Me conoces bien, sabes que llevaba puestos los audífonos para no escuchar a nadie, para no escucharme a mi mismo, sabes que odio ir al super. Sabes que me pongo nervioso y cuando te veo con alguien no quiero estar mucho tiempo porque no se que decir, me siento acorralado y mas nervioso con el miedo a delatar esa especie de sentimiento inocente. 

Bueno, ya me voy, te dije. Y llevabas una canasta, prepararás algo de cenar, un poco de pasta, carne molida, champiñones y una de esas latas de crema. Le estiré la mano a tu novio, y evito decirte que salí tarde del instituto para que no sepa que soy yo. Pude haberte contado rápidamente que intenté hablar con la laboratorista de pruebas médicas y que le aburrí, que pretendía ir al cine pero realemte me dí cuenta que era patético ir con una persona que toma clases de baile para matar la tarde y que me dice que todo lo que hago es interesante sin entender un carajo de lo que es mi trabajo en realidad. 

No fue mi intención verte, bueno, realmente nunca es mi intención. Es este hazar que frecuentemente me hace bromas pesadas. Se que era él, porque cuando estabas dormida aquel día invernal, sonó tu teléfono y apareció su rostro en la pantalla de tu teléfono. Después, aquella vez después de navidad, te busqué, te encontré afuera del restaurante de la Av. Miguel Angel, y preferí mirar por la ventana, ahí como un niño callejero. Me detuve para ver la situación. Decidí no entrar y quedarme con ambre, él estaba ahí en ese lugar que se frecuentas. 

Así será la noche,

No estoy tan contento como tú mi querida Eugenia. 
Más tarde llega tu mensaje, diciendo que te dió gusto verme. ¿Lo enviaste antes de cocinar la pasta? ¿Después de comerla? ¿Después de hacer el amor?

Yo solo pude decir; deja de joderme, me importa un carajo. Estaba durmiendo y la cagaste.

martes, 16 de junio de 2015

Incloncluso

Después de tantas sesiones por fin se decidió a mostrarme las cartas de aquellos años. Son la última pieza, si, la última pieza para armar este rompecabezas que se convirtió en un torbellino para su mente. Quiso leer una y otra vez las lineas, pero le dije que se detuviera.

Le dije: -te has quedado atrapado en el tiempo-. El no estaba preocupado por mi descubrimiento, mas bien se veía tranquilo, liberado del peso de una gran mentira.

Las cosas se quedan en el pasado y permanecen los recuerdos, también un sentimiento que no vuelve a ser el mismo, porque se necesita espacio y tiempo para tener las mismas sensaciones, pero el espacio y el tiempo son irreversibles.

Dejó su vida en pausa y no es preciso decirle cómo debe hacerle ahora para ponerle play, pues perdió el hilo de las cosas, del aire y piso que le rodea. Aunque es el mismo de aquellos años el tiempo y espacio ya no lo son, y por lo tanto no se ha sentido consistente con su alrededor. Si pudiéramos alcanzar la reversibilidad, tal vez sabría como actuar, pero eso, supongo, ya no es divertido.

Asimiló su cobardía, pero si nadie sabia la situación ni siquiera cercana a la realidad, entonces no había quien le aconsejara. Planeó su retirada con soldados discutiendo entre sí, alguna parte con temor, otros se aferraban; entonces decidió dispersarlo, no podía ser general de un ejército confundido.

Como la guerra de Troya, por una mujer, agregando el cariño y no tan solo el capricho de una nación, la batalla se quedó en un simple cuento.

El tiempo y espacio no son los mismos, ellos no son los mimos, pero él no se a dado cuenta, ahora descubrió que tan solo su mente se quedó en los vuelcos de aquellos años. La desesperación, el miedo a empaparse de sangre.

¿Es demasiado tarde?

Las señales y milagros no existen, solo hechos irrefutables. La estadística diría que es demasiado tarde, ha pasado tanto tiempo.

Entonces me dijo las respuestas (que debierón ser escritas) a la carta

"yo también tengo miedo e intente llamar a esas altas horas de la noche, pero sentía que poco a poco te olvidabas de mí como un sentimiento natural nada lúgubre, tan natural como matar para comer, sentimiento que quiero provocar pero no se si es lo mejor, porque me conozco y en un futuro voy a buscarte y se que no me verás igual, que será demasiado tarde"

viernes, 12 de junio de 2015

pinturas

Ahí va pasando con su cabello alborotado, no lleva sus gafas puestas; me ha dicho que de esa forma no reconoce los rostros a más de cuatro ó cinco metros de distancia, eso lo hace sentir más seguro pues no se molestará en detenerse si te ve pasar, puede ser también que no se moleste después de que su rostro se sonroje. No fingirá tu ausencia, simplemente no sabrá de ella si no mira nitidez en tu rostro.

Me ha preguntado tus secretos, obviamente no puedo decir algo, y lo que me esta permitido decirle simplemente servirá para que construya especulaciones y navegue en un mar de conjeturas, que después, lo hará perder la noción de gravedad haciéndolo sentir sumergido en el mar aunque este no lo esté cubriendo. Podrá respirar, será una sensación extraña como tantas.

Algunas veces puede leerme el pensamiento, pero esta vez no ha preferido hacerlo. Al mirar las pausas de tu vida en imágenes estériles, pero muy bellas, te asimiló desconocida. Entonces pudo dormir tranquilo.

Por la tarde prefirió no escucharme, dice que ha escuchado demasiado, que ahora prefiere hablar.
Nos sentamos, como antes, en el pasillo donde constantemente pega la sombra, frente a la víbora de piedra.

Me ha contado con sinceridad lo que sucedía. Su tedio de soledad ebria de nostalgia.
Por eso quiere preguntarte, porque le pareces un misterio. Eres como uno de sus personajes, siempre perfectos para él, como si quisiera tener el control del universo.

Para él, eres esas pinturas que se pintan a sí mismas, ríos que desembocan en si mismos, manos que se pintan a sí mismas; las estrellas que miramos en el cielo.

Nunca más en la vida

Nunca te quedó claro que jamás quería volverte a ver, al menos por mi voluntad propia.  Por tu parte tenías esa idea idiota de que podíamos ...