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domingo, 4 de enero de 2015

Interludio- Las noches de invierno de Norma.

Cuando descubro patrones pierdo el control, soy más psicótico. Ahora se donde sentarme a esperar, y cuando aperece tu madre, es como el mar alejándose de la playa, lo que significa que posteriormente se acerca el tsunamí.  Ella entra, respira, saluda y me observa fíjamente cuando aparece el loop protagónico. 

Pasan minutos que parecen horas, y mis ansias disminuyen, seguramente Norma no cruzará la puerta. Pues, no es común que llegue tarde. Alguién más loco pensaría que es más fácil seducir a tu madre, si permanesco más tiempo aquí, hasta puedo imaginar que es idéntica a Norma. Es común observar en las familias ciertos rasgos similares, incluso son características que nos sirven para agrupar. 

Yo quiciera escribir el punto fuerte, pero conforme avanza la pluma, me comporto de forma introvertida conmigo mismo. El punto fuerte, es cuando Norma llega. Y ¿Cómo decirlo?, bueno, podría decir que tengo la costumbre de jugarme ciertas bromas. O ciertos engaños, como quieras verlo. En cierto modo, cuando desaparecían mis ansias o esperanzas por ver a Norma, en el fondo tenía la certeza fuerte de que ella aparecería. Y así fue, necesitaba una expresión de sorpresa para mí mismo. 

Incluso, estaba parado observando hacia otra parte, como distrayendome. Después Norma llega por la espalda, como arma a traición se percibe su cálida escencia. 

De pronto despierta oasis en los deciertos, nacen árboles en la luna y se rompen las barreras del tiempo. El aire toma un sabor extraño y mueve un poco su cabello. El brillo estelar eterno parece, pues las estrellas viven más que los hombres. Me convierto en una especie de astronauta, se acaban los tanques de aire y necesito respirar de su aliento, de los labios de Norma. 

Su porte de gacela cautiva a cualquier casador, y cuando llegamos al punto, ella sale para distraerse. Pero yo se para que es. Me pregunto quién es la sombra, ¿él o yo? 

Supongamos que sale a la calle, y la lampara de la calle proyecta una sombra, la sombra de nosostros, la sombra que me hace sentir incomodo. Es una sombra, un tanto cruel, y déspota. Norma cambia el semblante y se pone más contenta. Yo muero de celos. 

Ese es el trato, compartir el aliento de tus labios. 

Las sombras no acarician, solo están proyectadas. La sombra no acaricia a Norma, pero ella esta contenta, no le importa. Se agacha para besarla. 

Regresa, ella sabe que me he dado cuenta, eso no le importa, eso le divierte. 

Cuando me distraigo, se aleja sin despedirse. Eso también le divierte.


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