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lunes, 5 de enero de 2015

Interludio 2- algunos recuerdos

   Un recuerdo puede surgir un segundo después del suceso. Algunos son añoranzas por regresar tiempo y espacio, con la finalidad de sentir la misma sensación intensa. Aquella encapsulada por mucho tiempo, pero, ¿Cómo saber si permanece intacta? Tal vez, ahora pienso que es imposible que dichas sensaciones permanescan intactas. Yo pienso que definitivamente el tiempo las deforma, y en sentido estrictamente geométrico, nisiquiera puede encontrarse una equivalencia topológica.

   Por eso hoy, he decidido hacer un juicio riguroso. Saltándome la secuencia que he venido haciendo los últimos días. Se trata sobre la deformación de los recuerdos. 

  Pocos comparten aquellas imágenes, pocos sabemos de ellos. Lo que fueran, algunos decían que habían escapado de los dibujos animados. Otros decían que se habían escapado de las páginas de un libro y hasta hubo quien se atrevió a decir que probablemente se habían escapado de algún filme. 

  Lo cierto es que nadie sabe, si la historia fue escrita o no. Pero pareciera que sí, pues cumple con ciertos patrones que pudierón ser escritos antes. Alguien tiene la sospecha que tal vez en el futuro.

  ¿Cuándo se dierón cuenta que eran importantes el uno para el otro? En realidad no lo son, pero quien los rodeaba tomó tal determinación. Y lo hicieron saber a ambos, para que tubiesen cierta atadura. La atadura del entorno, la atadura de las mayorías.

  Cualquier suposisión puede ser cierta, yo tomaré la de las páginas de un libro. Y con esta suposición agragaré que salierón de un libro distinto. Pero nadie se dió cuenta.

  Si las páginas pueden escribir páginas, dirian los siguiente.

  Tal vez tenga razón, el psicoanalista que decia, en cierta forma que todo tenía que ver con el sexo, menos el sexo. Y previo a eso, no tendría ninguna preocupación sobre ella, antes de conocer como se erizaba su piel desnuda. Viaje que desde ciertas perspectivas parece imposible, depende de la plataforna, De cualquier otra forma ¿tiene importancia su existencia? Definitivamente no, porque no es vital. 

   La agonía es tener tantas vertientes, casí un numero infinito de acciones que podrías realizar en un segundo. Las más crueles, según esta plataforma, son las ligadas al olvido. Cuando se cambia la perspectiva, hasta se modifica la realidad, en dichos juegos no hay una desición equitativa, en todas partes es distinta. 

   Hoy, me va y me viene si te digo que te vallas a la mierda. Y tus llamadas o cartas no serán cálidas, pues yo soy un culero y tú una perra fría. Porque seamos sinceros, nunca fuiste lo suficientemente importante como para pararme frente a la puerta de tu casa y llamar a la puerta. Después hacerte la plática, y pensar en pedir disculpas ¿De qué?  De que ambos nos robaramos el puto tiempo en estupideses. No las que hicimos, esas las guardo con cariño. Las más desgastantes, las que pensamos, fuerón terribles, tal vez necesarias, pero cuando se rebasa cierta cantidad las hace inesesarias.

  Nunca significaste lo suficiente, como para llevarte a casa serentamente, sin mirarte los pechos y tratarte con un fin vulgar. Con mi experimentación adolescente, capricho incuantificable. Pero yo no soy el malo aquí. También tú, pero sabes guardar secretos. Sobre todo los que te vuelven más vulnerable.

   Ciertas fijaciones, pues siempre fuiste loca y yo estoy loco. Tus caprichos pendejos, y tu actitud rastrera, el mundo de colores, puta mustia y mocha. Con tu doble cara de perra mentirosa, Jadeante en celo y agresiva con cachorros. 

  Sabes bien nuestra sentencia, cuando nos encontremos ya no me tratas como a un pendejo y yo no te trato como una perra fría. Somos adultos, somos maduros, las personas se saludan cortésmente cuando se encuentran. 

   Pero en absoluto me interesa tu miserable existencia ni tus putos problemas. Como nunca te intereso mi miserable existencia y mis putos problemas. Realmente, quiciera romperle la cara a las personas que nos quicieron engañar haciendonos creer que eramos importantes el uno para el otro. 

  Solo me pregunto, hasta cuando dejaran de restregarme en mi geta las putas sombras y paredes que extrañan verme contigo. No puedo decirles que olviden porque son paredes y sombras, pero te juro que intentaré hacerlo. 

  Tal vez deba rebelar la verdad,

que nunca fuiste lo suficientemente importante para que tu vida me interese. 

Absolutamente nada. 

Lo que sobra, no son disculpas contigo, más bien deudas conmigo.


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