Al mirar que había seguido las reglas lógicas correctas, y cuando la refutación ere evidente, entonces caí en desesperación porque probablemente había enloquecido. Atrapado en un bucle, una trampa de mi mismo, una broma de mi vista miope.
Después, más tranquilo y una vez dándome cuenta de la broma, fue necesario un té de frambuesa dulce y un cigarrillo. Estaba satisfecho.
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