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domingo, 22 de noviembre de 2009

Una flor arraigada en el metal.

En la escuela tengo que ser experto en lógica, y aprender algunas definiciones. Hay una definición que no me queda muy clara, esta definición es la del naco. ¿Qué chingados es un naco? Alguna vez leí en internet algunos tipos, hay mínimo 50 tipos y leyendo acerca de ellos me cagaba de risa. Esa palabra no la puedo diluir, será porque soy un naco, jajaja eso sin duda.
Uno de los que utilizan o tratan vocabulario abstracto, o eso es lo que creo. Algunas veces suelo ser muy formal en mi forma de expresarme, y algunas veces suelo ser más pelele que un ruin chafirete de microbús. Creo que trato de sobrevivir en este mundo, y no naci con una familia del pedregal para no preocuparme un poquito por el futuro, aunque algunos libros suelen decir que hay que hacer lo contrario.
Como es costumbre tengo que tomar el microbús o como se le llama “pecero”, no me toco asiento, pero parada al lado de mí, se encontraba afianzada al tubo una señorita de rasgos muy finos. En si daba a aparentar que era una skate combinada con emo, pero muy limpia para ser eso, solo tenía el tipo de ropa que suelen usar esos tipos. Parecía ser que estaba perdida entre el mundo salvaje del transporte público. Sus delicadas manos sujetaban ese horroroso tubo de microbús, eran unas manos tan delgadas y frágiles que podías comer con pan y mantequilla.
Después sonó su celular y contesto. Su voz era muy dulce. Era una chava demasiado delicada. Sus rasgos lo era.
Lamento al bajar haberla golpeado con mi mochila, pero era inevitable, y aunque me dolió mas que a ella, es sobrevivir en el habitad de los animales urbanos.

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