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miércoles, 13 de julio de 2016

Recuerdos y cumpleaños patéticos

Recuerdo a mi amiga Alejandra y su buen hábito de la puntualidad. Decía que se levantaba a las 4:30 de la mañana para llegar a las 6:30 de la mañana, es decir, media hora antes de la horrenda clase de las 7.

Llevábamos clase de geometría analítica con un matemático amargado que le deciamos "el simpson" porque nos parecía que su boca hacia la figura de la boca de los personajes.

¿Cómo le haces? Le preguntaba, pues me parecía inconcebible, que nunca llegaba tarde, o de plano, al no presentarse en clases quería decir que estaba enferma. Ella decía que era la preocupación o la responsabilidad, que era algo que sentía.

Últimamente no me puedo levantar, no le hago caso al despertador, vamos, son vacaciones, pero por la mañana me había comprometido a las 6 de la mañana para ir a un asunto de provincia. Tocaron la puerta de mi habitación, y bueno, contesté casi inmediatamente. Por segunda vez igual contesté inmediatamente e incluso me disculpe pero no pude levantarme. Estoy perdiendo la voluntad matutina. Nunca me levanto 4:30, pero tampoco soy de los que en actividades se levantan después de las ocho.

Algunas personas dicen que a cierta edad ya te levantas temprano por automático, pero ¿porqué? Vaya, es una vieja costumbre que tenemos los pueblerinos.

II

En la presidencia municipal te encuentras a la gente más inepta, su carencia de competitividad retrasa los trámites más absurdos. Juegan a la pelota invisible, te mandan a una oficina, a otra, y a otra para resolver una situación simple. Las situaciones más complicadas se llevan más tiempo, un año tal vez....

La gente más inepta se encuentra en el piso de abajo, y la más huevona, pero bien vestida en el segundo piso.




III

Me llegó un mensaje esta tarde, bueno, es una conocida de hace tiempo con un disfraz de postmodernista neogipsteriana, digamos, de esas personas pueblerinas que quieren disimular a toda costa que lo son. Y vamos que casi le sale bien, pero la delata su encajosería de perro hambriento pueblerino y su machismo bien arraigado hasta el tuétano. Si amigos, en México es fácil conocer a mujeres machistas.

Lo de perro lo digo porque entre los amigos acordamos cenar cuando no estaba ella cerca. Era fatal, pues cuando eres estudiante, tener medida la despensa y la comida es cosa de vida o muerte.

Cuando ella se acercaba y emitía esa expresión de " emm te voy a agarrar un taco", entonces ya te chingabas. O digamos, si acordabas hacer la cena con ella, era tan ventajosa que se las arreglaba para poner la cosa más barata y ruin, insignificante, digamos un ajo o pan, mientras tú ponías los ingredientes más costosos.

Devoraba carne y tomaba cerveza como un chingado vikingo, era vulgar y hablaba de sexo o mierda en los momentos que menos querías escuchar, digo, a nadie le desagrada el sexo, pero ella se expresaba de él como una cosa, claro placentera, pero cuando lo mencionaba con su orrible boca torcida lo hacía ver tan asqueroso.

Después le fuimos agarrando el modo, hasta que poco a poco dejó de frecuentar la cocina cuando cenábamos. A menudo aparecía y entonces podía decirte cosas como "tu comida de pobre" y que después con todo descaro te pedía una porción, pero entonces ya tenias pretexto para decirle que no. Pero no le interesaba, ella veía la forma de quitarte algo como un perro terco, y digamos, le decías desesperado "ya la he lamido", ella contestaba "no me importa".

Cuando se fue de casa, bajo una jugarreta sucia que le inventaron, y muy graciosa por cierto, pensé que ya me había librado de ella. Pues se trata de una persona que no te quieres encontrar nunca más en la vida, como un pedazo de basura inútil que nadie va a recordar. Como las papás fritas que me comí ayer, no recuerdo como carajos es la envoltura.

Meses después envió un mensaje: "hey vamos a comer o café", y la respuesta inmediata es un pretexto para no salir con ella, pues ¡da miedo! y tal vez repugnancia.

Miedo porque es tan cínica ya que después de que te veas obligado a pagar la cuenta, te lo recordará, o se lo contará a alguién de modo que te haga quedar como un tonto. Como la historia del amigo que nos contó: "pagó las cervezas, esque me dió hueva sacar mi cartera..."

Repugnancia porque bien podrías invitar a alguien más agraciada, y seguro pasarla mejor.

Cierto cheque atrazado llega y un vecino ha notado que compras insumos, más de lo normal. Torpemente asumen que has conseguido un mejor empleo, pero ¡son insumos atrazados!

O quizá estás en uno de esos programas gubernamentales donde por temporadas estarás comiendo bien, y después, si no eres de familia aburguesada volverás a ser el mismo pobre diablo.

El mensaje de esta mujer terminaba con la pregunta y el sinismo: "es cierto que..." "entonces ahora podrás invitarme a comer".

Bajo el pánico de su glotoneria vikinguesca me estube negando, hasta el día en que me propuso el café más varato de la zona. Tal vez era el momento de armarme de astucia para no caer en sus cotidianas artimañas para que uno termine pagando.

En primera llegué tarde lo cual me produce inmediatanmente un cargo de conciencia, puede ser la peor, pero nadie merece la impuntualidad.

Luego, torpemente le conté unas aventuras de mi vecino de al lado, porque ella me preguntó por él, y estúpidamente abrí el picó, al final le dije "pero no le vayas a decir que te dije". Entonces se vino la artimaña: "si no pagas el café y un pan entonces le voy a decir..."

Perdí de nuevo...

Una vez terminamos y pidió que la encaminara a su nuevo apartento, que según ella estaba cerca, lo cual era mentira. Su apartamento esta en un pequeño cúmulo podrido y oscuro a las orillas, muy tétrico. 

"vamos, no te quejes, mi novio se ha ido más tarde". 

Pero nosotros sabemos que la voluntad de ese hombre es una incógnita, debe tener un buen corazón...

Después, en otro irónico mensaje:  "¿cuándo invitas otro café? " y desde entonces me he negado o postergado como diez veces.

"por eso nadie te quiere por jodido, si fueras mi novio exprimiría tu cartera", decía... Y pensé que era el fin, hasta esta tarde dónde preguntó el estado de la billetera, a lo cual oviamente respondí "vacía".

"es mi cumpleaños tal día y lo festejaremos en tal lado... Puedes ir si quieres".

Me pregunto si es una máquina de hacer amistades, no se si es triste o patético convocar a personas, citarlas en un lugar para que paguen la cuenta de la glotona. 

Triste porque a nadie se le va a ocurrir hacerle una fiesta sorpresa por tratarse de una persona tan nefasta, y patético, o o más bien cínico, porque los comensales supongo que sospecharan de la osadía.

Por mi parte le envié mis felicitaciones junto con un perro tratando de aparearse con una gallina y diciendo "no puedo asistir".


Espero esto sea su último mensaje.






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