Joaquin me regaló una especie de suéter, es
algo que simula ser una camisa de cuadros, de lana, como de leñador
o algún habitante del bosque. Era una fría mañana.
Compré el periódico, actividad frecuente en
aquellos días matutinos. La idea era esconder mi rostro en las
enormes páginas, me escondía de Eugenia quien por las mañanas pasaba a la misma hora por la parada del autobús.
Yo esperaba la ruta nueve, y a decir
verdad miraba por encima de las hojas esperando que ella se
apareciera.
Y llegó un día, cuando comenzaba a perder el
hábito de mirar sobre las páginas, cuando realmente me concentraba
en el periódico Eugenia apareció.
Saludó diciendo -Hola- y me abrazó. -Hola
como te va- respondí. -Bien, ¿cómo estás gera?- y me miró con su
carita de puchero.
Dije que estaba todo bien y le dí un
largo sorbo a mi vaso de café portátil, como aquellos días en que le daba un largo trago al wiskey (cuando no comprendía la situación). Aquella mañana
parecía extrañamente que el café, cosa que a menudo no sucede, me perforaba el
estómago.
Llegó el ruta nueve y le dije que debía irme, pero
con el deseo de quedarme ahí, supongo que había mucho de que
platicar. Pero estaba molesto, adoro encontrarme a Eugenia pero a la
vez me molesta su presencia.
Me levanté sin despedirme, como si su presencia no importara. Pero pasé todo el día pensando en ella, o días, hasta perder la costumbre de mirar por encima de las
ojas del periódico y así sucesivamente.
Eugenia es de esas personas dispuestas, con las que te dan ganas de abandonar todo lo que tienes pendiente en el día, o incluso meses. Su intensidad le quita energía a mi espíritu, podría quedarme acostado con ella toda la mañana como si las cosas en el mundo no importaran. Tiene una especie de escencia peligrosamente adictiva.
Eugenia es el delirio, la agonía que no lleva a la muerte pero no entiendes la diferencia. Cuando está ausente le quieres cerca y cuando esta cerca definitivamente sabes que tiene que marcharse de tu vida.
Eugenia es el delirio, la agonía que no lleva a la muerte pero no entiendes la diferencia. Cuando está ausente le quieres cerca y cuando esta cerca definitivamente sabes que tiene que marcharse de tu vida.
Eugenia es uno de esos fantasmas que puede perseguirte toda la vida.
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