Nunca te quedó claro que jamás quería volverte a ver, al menos por mi voluntad propia.
Por tu parte tenías esa idea idiota de que podíamos seguir siendo amigos. Yo pensaba y ahora pienso que nunca más. Aportamos a nuestras vidas lo que teníamos que aportar y nunca más.
Te volví a escribir porque saliste en algunas conversaciones con mi terapeuta, quien entendió mal y me pidió que escribiera. Mis convicciones siempre han sido firmes, y creo firmemente que nunca quiero tenerte cerca en mi vida. Te empeñas en aparecerte como si fueras importante. Y sabes, lo fuiste. Pero ahora no tienes porque tratar de aparecerte y decir que estás ahí, pues yo no lo hago contigo, porque no tiene relevancia, nunca más, para ti ni para mi.
Empieza a salir canas en mi barba, y canas en mi cabello. Estoy seguro que no quiero lidiar con alguien tan infantil como tu. Agradezco tu atención y el tiempo que tomaste en recordarme para volver a contactarme.
Ya que ahora no estás tanto en mi mente, mi más sincero deseo es nunca cruzarme contigo.
Hasta nunca.
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