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sábado, 28 de diciembre de 2013

Las costumbres de Diciembre

I

Antes de comenzar las vacaciones varias personas en distintos años me han comentado su itinerario de actividades que abarca casí todo el tiempo decembrino. Algunas veces siento pena cuando me preguntan por las mías, pues no hay coincidencia alguna. No encuentro las palabras exactas para hacer tales descripciones, pero haré un intento. 

Soy como una servilleta de manta. Previo a las vacaciones se decide que hacer con mi tiempo, supongo que se planea pero al final la servilleta de manta queda postrada en la mesa, inmóvil sin hacer nada, pero sin la capacidad de salir volando con el viento.

Este año la servilleta solo se dejó llevar por las manos que la crearón, por las manos que permiten su color permanezca. Cuando sale, la servilleta saca por la ventanilla del automóvil uno de sus brazos para que le sedan el paso. Cubre el sol en la carretera para seguir en linea recta. A decir verdad siempre espera órdenes para decir a donde ir. 

Pero esto no es queja alguna. pues el ser una servilleta le permite viajar a distintos lugares (contados) y comer mucha comida con personas distintas. Aunque en eso coinciden las actividades de los amigos la única diferencia es que una servilleta no vuela libre, pues no existen los medios o viento alguno que la muevan.

Son extrañas las maneras en que la vida te va forjando, pues al parecer todos envidian la vida de todos. Un poco de la exposición anterior podría ser la parte envidiable de una servilleta. A continuación les expondré cual no. Una servilleta se va convirtiendo poco a poco en un ser gruñon porque convive con gente muy gruñona. Alguna persona inteligente podría argumentar que esto se puede evitar. Pero la verdad es que no; es aplicable a este caso el dicho de que "el que con lobos se junta a aullar se enceña". Las personas gruñonas se repelen a sí mismas pero permanecen juntas en hervidero indescriptible pero cálido e incómodo. Las personas gruñonas no permanecen mucho tiempo en una fiesta, pues no pueden encajar porque en ese momento están planeando que hacer con el tiempo restante, pero al final de cuentas todo el tiempo de su vida se utiliza para planear. Las personas gruñonas se quedan todo el tiempo sentados mirando como si fueran psicoanalistas y guardando una charla que se ha repetido por años. Pues no les ha dado tiempo para leer cosas nuevas. Pues opino que si son malos para bailar y reír, mínimo deben contar buenas historias. 

No es fácil ser una servilleta y dejar de serlo. Pues también se convive con gente tacaña. Y pues a esta gente no le rinde el dinero. Pues es suceptible a regarlo en tonterias o creyendo que puede ayudar a alguien, cuando en un discurso faláz se le ha tocado el corazón. Ahí se van los ahorros.

Por eso los momentos cuando se está solo son muy valiosos, porque de mínimo se puede tomar café y contar nuevas historias. Leer un poco y repasar lo que resulte placer al pensamiento. Pues al fin y al cabo esas son las vacaciones para un servilleta. Con nostalgia mirar a las personas que llegan y las que se han ido tan lejos. Mirar algunas películas acompañando a alguien, como un gato.

II

Tentado estoy a cerrar el blog, pues no le veo mucho sentido al hecho de no contar historias. Así es, todo parece una charla aburrida, como sí le contase algo a alguien. Y esque en el fondo casí es la idea. Quienes me conocen bien conocen la historia del mapache. Quien cuenta, como si fuese una bitácora íntima. Pero que no se pueda escribir tal cual; todo el cariño o el odio. Toda alegría o pena. Porque esto no tiene pseudónimo.

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