La chica más hermosa del mundo atiende en la panadería francesa más horrible del mundo. Uno piensa injustamente que las chicas bonitas no sufren, que solo son bonitas y ya, que pueden elegir lo que quieran, que tienen el mundo a sus pies. Hoy es sábado, lluvioso, en otoño frío. Me levanté a las 6 de la mañana para no encontrar lleno el supermercado. También para que me rinda el día porque trabajaré en fin de semana. Paso cerca de la panadería y la chica más hermosa del mundo está acomodando el pan desde temprano. En sábado, temprano. Hasta la chica más bella del mundo tiene que trabajar tan temprano. Está lista y fresca. Hasta la chica más bella del mundo tiene que ganarse el pan.
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