2 cartas

La carta que nunca fue entregada (a la Duquesa)

Me pregunto y doy vueltas al asunto, porque ignoro el argumento causa del pabilo que se averió, ya no mantiene encendida la sonrisa que guardabas para mí.

Encuentro en ello el castigo, la rueda de la vida.

Esta vez sere franco, sin vueltas ni rodeos. El tesoro que ya no tengo es tu blanca sonrisa.

La rueda me la a arrebatado, como dulce al niño. Pago la cuota, de aquellos corazones que dañe y pise hasta embarrarlos como majada en el piso.

No deseo que suceda lo mismo mi amargo y cruel pedazo de corazón, si así puedo llamarlo.

La furia del jaguar, el veneno de la víbora, el perfume confusión, desprecio, ironía, y confusión de hombre me envuelven.

Valiente es mi lema, y ya lo fui al escribirte ese poema que te elabore con el aspecto menos vulgar, expresando la belleza que había capturado de tu ser.

¿Confusión? No puedo caer en la vulgaridad de treparme a tus piernas como puerco hambriento,

¿Hambriento? Me alimenta la comida chatarra de malas mujeres que ignoran o desean el sentimiento que a ti te pude ofrendar.

Tenía deseos de poseer tu gracia de mujer difícil de encontrar en estos tiempos para un trasquiversado como yo.

Solo quería un apapacho fraterno y un beso sincero, no como esos besos hipócritas de musas que no quiero, y perdición.

La perdición que ansiaba, era encontrarme en tus brazos, respirando tu perfume, sintiendo tu agitación y calor fraterno.

Yo no quiero rogarte no quiero hostigar, no quiero ser carga de carbón, no soy un pinche rogón, no voy a persuadirte, regresa a tu mundo de imbéciles pensamientos socialista, estas en la edad, solo te persuadió un pendejo maestro.

Yo no puedo verte caminar porque me hiere.

Ahora escribo con toda sinceridad, entendí que no te gusta la sintaxis ni las metáforas.

Para mí no hay más remedio, yo solo sin ayudo de nadie formulo mi estrategia para la guerra, tu recibes opiniones.

Y ahora que Dios me permite escribir, rodeado de gente y teniendo tanta intimidad, me duele desear lo mejor para ti… mujer muda, mujer inconsciente, ni siquiera tuviste el valor o la valentía de jugar conmigo.

Deseo que tengas éxito, que tenas un amor que coma y desbarajuste con toda fiereza en sentido grotesco a tu ser, que desgarre tu alma y sentimientos con mucha pasión y amor. Que toque tu piel con mucha ternura, que diga tu nombre arreglándolo con pajarillos colibrí, que te quiera cono tonto. Pero nunca frente a mí, no quieras chingarme.

No podría verte asi, no con mis ojos enfermos de libros y computadora, estos ojos que te contemplaron en el mejor de mis momentos.

Mujer, me hechizaste sin querer, quizá no tuviste la culpa, no tienes la culpa de ser tan linda y yo tan imbécil.

Quizá te ofendió la carta anterior, no era mi intención.

Regresa a tu mundo y yo al mío, no me arrepiento de haberte conocido maldita blancanieves.

Posdata: No dejes di mirar a los arboles, te ves muy linda cuanto lo haces.

Firma ___________________.

Carta a un amigo.

Lunes 3 de Diciembre 2007

Hola amigo! ¿Qué tal este frio?, parece ser que una vez más, este clima es favorable, perfecto para mi, así puedo nombrarle.

Como ya te habrás dado cuenta, estamos una vez más en el mes de Diciembre, quisiera que las siguientes palabras no las confundas con el efecto del mercantilismo.

Diciembre tiene algo especial, un sazón muy peculiar si de platillo estuviéramos hablando, considero que una sensación u esencia muy distinta a la de todos los meses, así lo siento.

El olor del aire es seco, frio y único. Aquí en la villa, por las tardes se respira el olor del té o ponche cocinado en las brazas, también el olor a tamales, pero sobre todo, la gente se vuelve más amable y pacífica. En las tardes, las familias juntas por el fin de semana caminan riendo de cualquier cosa.

El domingo pasado, observe a muchos padres con sus hijos aun pequeños en la iglesia, resguardados escuchando el sermón de cada semana con sus caritas cortadas de frio y sus chamarrotas.

Luces de colores, gatos durmiendo, Nochebuenas, imágenes del tradicional nacimiento, una corona de adviento, un altar el cual es nuestra última esperanza. ¿No sé porque estoy mencionando esto?

Me encuentro esta noche, escribiéndote una vez más, estoy un poco sentimental.

Mañana cumplo 18, y como la sociedad lo dice: Me vuelvo adulto.

Mañana no creo que cambie mi cerebro, ojos y boca.

Me he dado cuenta que mis malos son para sobrevivir en una sociedad barbará llena de ira, envidias, porquería y cólera.

Hace poco me dieron un premio en el museo de las ciencias, del cual quería que mis papas no se enteraran hasta el día en que me lo entregaron, hace mucho no me daban un premio y me sentí muy contento cuando el comité organizador llamo a mi casa para que no faltara el día de la premiación.

Hace un momento, una vez más, como todos los años, una vez más mi madre en la cena provoco una retrospección en mi vida, desde el nacimiento hasta hoy.

Tengo miedo, no sé cuando se acabe todo,

Gracias por recibir mi carta en estos momentos de confusión.

Firma________