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lunes, 28 de diciembre de 2009

Historia corta y aburrida


23 de Diciembre 2009


Pasada la tarde Alonso regreso con su abuelo, que vivía en uno de esos pueblos pintorescos, donde todavía se cuese el ponche con leña.

Ya era de noche y su abuelo había terminado los oficios del dia, el viejo se veía cansado, había preparado ponche. Era 23 de Diciembre, pronto seria navidad y el viejo se veía triste, Alonso quizá lo estaba.

Bebieron un poco de ponche y tuvieron una conversación muy superficial en la mesa de la cocina.

- ¿Quieres un trago hijo? – (Abuelo)

- No me caería mal – (Alonso)

Se hizo presente una botella de escoses añejado 25 años.

- Demos gracias a Dios por que esta noche tenemos un whiskey para tomar – Dijo el viejo con su sonrisa tierna y brillosa, pero triste.

El muchacho también sonrió.

- ¿Porqué no me recordaste tu cumpleaños hijo?- (Abuelo)

- No quiero sentirme más viejo. – respondió Alonso sin mucho afán.

- No seas así, ¿cuántos cumpliste? –

- 20 - .

Las caras tristes de los dos patéticos, uno deprimido por vivir en soledad y el otro por que se ha vuelto un fantasma.

El muchacho se había compadecido de su abuelo, porque se veía muy triste, quería ser su compañía, terminar esa botella y decirle que siempre tendrá un amigo. Pero la fortaleza del muchacho fue decayendo, roca tras roca, ronda tras ronda, se dio cuenta que el deprimido era él.

- Siempre he sido una piedra, un despiadado huraño, en el fondo soy demasiado sensible y muy fácil de persuadir. Últimamente me he portado mal con mis padres, me he alejado de mucha gente, he traicionado a mis amigos y hoy casi pierdo otra amistad, quizá ya. – Alonso.

- ¿Qué sucede hijo? –

- Todo lo que escuchas -

Comenzó a llorar. Una vez más, su estilo es único. Primero comienza por hacer la voz mas gruesa, disimula con un pañuelo las pequeñas lagrimas que empiezan a brotar de sus ojos, la voz se corta. Es un patético ebrio.

Pronto terminaron una charla de recuerdos familiares. Se terminó la botella, Alonso trató de lavarse los dientes, puso sus gafas en un lugar seguro, y un pasador de cabello en un lugar mas seguro, anoto en un papel la ubicación de estos objetos y lo metió en una libretucha sucia. Tropezó, se pego en las piernas, subió a su cama y el patético quedo bien dormido con todo y ropa.

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