credits by: evtkw

domingo, 13 de septiembre de 2015

Cso

Las superposiciones no terminan, ¿has notado que elogian nuestro carácter sereno y seriedad? Pero también reprenden el carácter altanero e impulsivo, ambos se superponen.

En días anteriores, no muy distantes, ha pasado este último. Justo me llamaban la atención y deje de escuchar, estaba demasiado cansado para comentarios.

Creo que estoy llegando a esa edad en que te vuelves adicto al despertador, y aunque no es importante seguir dormido, el cuerpo ya no quiere dormir, se rehuza aunque se esté cargando de sueño.

Hay días en que estoy de humor para salir y quizá ir a alguna reunión para comer y platicar. Pero este sábado no, es uno de esos días en que sientes que no encajas en el mundo; que no encajan tus ideas, tu música, tu charla y chistes, tus emociones y quizá amoríos esfumados.

Había una especie de reunión, para sensibilizar me decían que debía asistir, pues de no hacerlo, cuando a mi me tocara no asistirían. Y quizá así sea, pero hoy es uno de esos momentos en que piensas que no harás una reunión para atender gente.

Desde hace semanas alguien ha insinuado hacer algo, por eso de poner punto final a la tesis y obtener un título nobiliario. Pero cambio el tema o pospongo la fecha, no quiero hacerlo pues eso fue hace un mes y ese dulce-agrio sabor a victoria ya caducó.

Es uno de esos días en que quieres sumergirte en el sofá y ver una de esas películas palomeras americanas, darle descanso al análisis de cualquier puta madre que se te atraviese.

Desde hace un par de días me asalta un impulso emotivo de no se que carajo, uno de esos que se sienten cuando tienes una cita con alguna de esas chicas emotivas. Pero no es tal la situación y me excuso por la comparación. Creo que yo mismo oculto alguna sorpresa, que no se de que trata, tal vez es como si fuera a comprar una guitarra nueva. No se cual es mi sorpresa, o si, pero el impulso es incontenible.

¿Estoy contento y soy amable? Claro que no, algunas veces te das cuenta que, por ejemplo, cedes tu asiento en el tren por la cara podrida que ponen esas mujeres mártires de su cansancio.

No hay comentarios:

Nunca más en la vida

Nunca te quedó claro que jamás quería volverte a ver, al menos por mi voluntad propia.  Por tu parte tenías esa idea idiota de que podíamos ...