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viernes, 25 de octubre de 2013

Ciudad 6 (Desorden y dulces compañías)

I
Hoy es uno de esos días que no me encuentro de humor y se hace presente el desorden. Los chilangos de todas las clases sociales tienen una manera muy estúpida de vivir, invadiendo en cúmulos ciertos lugares que son poco transitables en días laborales. Es decir, entre semana invaden sus oficinas y los fines de semana; parques y cinemas. Cuando llegan las vacaciones hemigran a las playas junto con su tráfico y mal humor. Pocos conocen el buen sabor de una comida provinciana. Los que tienen dinero pueden pagarla estúpidamente en algún restaurante de buena hubicación. Les repugnan los lugares escondidos y provincias (donde puede comerse bien bueno y varato), siempre buscan algún lugar donde exista terminal o cajero automático porque en realidad pocos tienen billetes en la bolsa.  Así son los citadinos promedio y yo soy un pueblerino deshubicado. 

Encontré en la ciudad a los mejores amigos, curiosamente citadinos y curiosamente distintos, quienes me recomendatón tener una bicicleta, leer algunos libros, ver algunas películas, escuchar .... etc. Me alegro de haberles conocido porque absorben la nostalgía y la forma complicada en que miraba la ciudad. Es un simple lugar de paso, aunque la gente sincronizada en su neurosis puede atropeyarte sin darse cuenta; existe algo chusco.

Pero hoy es uno de esos días en que no me encuentro de humor y salgo con la bicicleta para mirar una película o tomar chocolate frente al parque. Pero todos los autos convergen en mi camino. Todos llenan una calle angosta empedrada, nisiquiera dejan cruzar a la gente. Grandes camionetas estúpidamente ocupando gran espacio. Yo ahí parado esperando. Demasiados perros con correas, demasiada gent formada para comprar café. Las mesas llenas, no pasa la bicicleta.

Y pensar en los 2 conductores que casí me atropellan y me gritan (ahora considero seriamente comprar un casco), y la libertad en que puedo desplazarme en esa jungla, tengo pericia, porque estoy solo.

En un cahótico día es bueno estar solo.

Porque previo a esto había invitado a la chica de compañía agradable, en el fondo quería que me lo negara, solo queria saludarle, saber si contesta el saludo, solo eso,  sin que sospeche un poquillo que su presencia me parece agradable. Sin pretender sumarme a la lista (que seguro existe) de muchachos que pretenden abordarle. 

II
Chica de presencia agradable, con esta tarde fría puedo suponer que el viento leve rosa sus mejillas jugando con el cabello lasio. Que envidia... la verdad no. Que dificil es mirar frecuentmente su sonrisa con este caos. Por favor no me platique las ofertas de : ¿Cuántos ofrecen su vida para pasarla con usted? 

¿Ahora en que se enfoca su mirada radiante luminosa?  Altiva como gacela; chica de presencia agradable. Que celosas se pondrían las musas porque usted roba mi atención. Que cosas me hace pensar. No me sucede a menudo, pero esta tarde muy fría, tarde fría, pense friamente en el deseo que me producia en ese intante, el inocente deseo de su simple prescencia. 

Y no lo digo en sentido alocado tampoco sobrefigurado, esque tiene usted una prescencia dulce agradable.

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