credits by: evtkw

jueves, 2 de septiembre de 2010

Carta de un anciano a su pasado.

Esta es la historia de un viejo solitario, el cual siempre estubo enamorado de una sola mujer. Hasta la vejes, solo lo podia consolar una joven prostituta quien lo visitaba cuando sus ancias eran muy grandes.

Decidio alejarse del amor de su vida cuando se dio cuenta que ella estaba enamorada de otra persona y que nunca necesitaria de el tanto como el de ella, para agarrarle sabor a esta historia escuchen la rola de soda estéreo té para tres, abajo les pongo el video




Carta de un anciano a su pasado.


Hola espero te encuentres bien, durante mucho tiempo deje de escribirte, llamarte, visitarte. Han pasado muchos años desde nuestra juventud cuando podía mirar el cielo las estrellas toda la noche sin parpadear.

Nunca me he tardado en hacer algo, nunca ha sido demasiado tarde para mi, siempre ago las cosas cuando se debe… “como conviene que sea”.

Hoy por la tarde sentí mucha nostalgia… tanta nostalgia que me pidió a gritos comunicarme contigo. Durante la tarde en ese homenaje que me hicieron mis jóvenes alumnos.

Sus rostros de juventud y alegría me hicieron recordar cuando me toco rendir homenaje a mi profesor y autor favorito Severino Ponce. ¿Recuerdas esa tarde? Yo estaba muy hambriento y sin dinero, me había terminado la beca en chocolates y café. Esa tarde aproveche para comer muchos trocitos de jamón y queso. Esa tarde fuiste más orgullosa que yo. También tenías hambre pero preferiste esperar y más tarde regresar a casa de tus padres.

Algún día en mi contestadora o con un recado me preguntaste él porque me aleje de ti. Como te he dicho y lo sabes muy bien siempre he dicho y hecho las cosas en su debido momento.

Recuerdas aquella noche lluviosa, me sentía muy desesperado. Terminando el último trozo de pay de manzana que habías horneado me sentí tan fuerte que… me sobraban palabras para decirte que te quería más que nunca, no sentía tan cariño, también amor por ti. No podía seguir ni un minuto más ocultándolo. Intente besarte y como siempre habías sido buena conmigo pensé que responderías, también pensé que me necesitabas tanto como yo a ti. Tu perfume y tu ser me habían envenenado. Me sentía enfermo de una cólera muy extraña, nunca antes me había sentido así. Nunca pude olvidar la suavidad de tus manos, fueron un tesoro para mí.

Nunca me necesitaste tanto como yo a ti,,,, han pasado tantos años y creo que aun te necesito.

Nunca mencionaste tu situación con él. A pesar de que sabíamos con detalle cada gramo de nuestras vidas.

Tuve que enterarme sin querer por mis propios medios.

La última noche que te vi, algunos días después de lo ocurrido, estabas tan insoportable, inconforme por algo que nunca supe o que nunca pude comprender.

Ese día no me gusto escucharte, ya no podía escucharte. Mucho menos esas anécdotas de aquellos que disfrutaron tus labios, tu sonrisa, tu llanto y tus infinitas ganas de seguir experimentando con mas. Según tú sería útil para forjar tus sentimientos cuando llegara tu persona especial, tu príncipe azul. Yo me sentía demasiado enfermo, quería abrazarte sin escuchar lo que decías, esas palabras que de un momento a otro se volvieron tan crueles. Ese día nisiquiera dejaste que tocara tus manos. Te simplificaste agachada con el rostro cubierto por tu delga y largo cabello, ocultando tus ganas de ir a casa. Volteabas constantemente hacia todas direcciones, cuidando que ningún conocido nos viera, como si estar juntos en la banca de ese parque hubiera sido algo prohibido.

Quizá todo eso era provocado por ese alguien…

Supe que había llegado el momento de alejarme. Y se me hizo costumbre no saber y no querer saber nada de ti, pero siempre has estado ahí como un maldito mosquito zumbante.

Esa noche supe que nunca estarías dispuesta a dar mas por mi, te acompañe a tu casa. Después regrese a la mía caminando por las calles menos transitadas para que nadie me viera llorar y escuchar sollozos débiles.

No quise seguir tu consejo tener alguien otro alguien especial. Empecé a tener mucho coraje, a ti a tu sonrisa a tu felicidad.

Falle porque no cumplí la promesa de contar conmigo. He recibido tus llamadas pero sin contestarte, debía cumplir mi disciplina de no verte nunca mas. Siempre fui el mismo solitario., mi sobrino Rodolfo a quien quise como un hijo murió trágicamente, no supe que hacías en el funeral, que hipócrita.

Recibí tu invitación para el bautizo de Karen y Bruno, fueron niños muy lindos y ahora tienes nietos lindos que seguramente disfrutan el pay de manzana que solo tu supiste hacer.

Me da gusto que hayas cumplido tus sueños, tu boda en nuestra catedral favorita, la fundación para niños huérfanos y la tienda de tartas con café malísimo pero muy rico, donde se refugian adolescentes a experimentar los primeros pasos del amor.

Me da gusto que nunca hayas tumbado el árbol de manzanas, sigue siendo flojo con tres manzanas al año. Me di cuenta hoy cuando pase frente a tu casa, recuerdo que ahí me refugiaba para que no me viera tu padre cuando te visitaba.

Siempre te quise pero no debía buscarte para que no aumentara mi enfermedad.

Nunca te deje sola, cada noche ago. una oración por ti, aunque deje de enviarte poemas con chirinillo el gato que te visitaba por las noches por un poco de leche. Seguí escribiendo hasta hoy para ti.

Nunca quise a nadie más que a ti.

Aun te necesito pero… no debo buscarte y no respondas por favor.

Te quiero.





No hay comentarios:

Nunca más en la vida

Nunca te quedó claro que jamás quería volverte a ver, al menos por mi voluntad propia.  Por tu parte tenías esa idea idiota de que podíamos ...