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viernes, 24 de septiembre de 2021

Manual para convertirse en un fantasma

Nota: Si prefieres escuchar el relato en lugar de leerlo da click aquí





En la entrevista con el fantasma les dejamos sus consejos más destacados para seguir o evitar.

Nos citó en un parque donde su memoria nostálgica revela imágenes cada vez menos claras de sus recuerdos, mismos que con el paso del tiempo parecen mentiras.

Llegó, tímidamente, disculpándose por el retraso. Su tez blanquizca se puso enrojecida revelando su agitación causada por caminar a a toda prisa. Vestía una camisa cuadrada de franela (como de leñador) con cuadros rojos y azules, un pantalón negro con nébulas blancas estáticas delatando el paso feroz del tiempo junto con unas botas merrel de senderismo que alguna vez fuerón cómodas.  En su mano trae un libro, maltratado, y el estuche de unos lentes.

A nuestro alrededor se escucha el ruido de las escobas de vara que agitan los intendentes del parque de la bombilla, rayando el piso de cantera, pero atrapando eficazmente las primeras hojas del otoño. El aire es frío, pero el sol lanza unos rayos ardientes. 

- ¿Quieres un café? - le pregunté -
- No, estoy bien así - respondió sacando un cigarro Lucky Strike de una cajita metálica.
 
Le pregunté por qué se hace llamar “el fantasma”. Esperando una respuesta poco concreta, me contó que en su cumpleaños 16 un amigó le regaló un libro de poemas titulado “Los Fantasmas” de Javier Mardel. Almas penando por la soledad y el abandono, habitando cuerpos vivos, distraídos, únicamente capaces de percibir el dolor, incertidumbre y nostalgia.

- A los fantasmas no nos gusta vivir - dijo -
-¿Has pensado en quitarte la vida? - pregunté-
-La única razón por la que no lo he hecho es que mi familia no podría cobrar el seguro de vida - Respondió -

También dijo que alguna vez contrató a alguien a quien confió su muerte misma que haría pasar por homicidio, así no provocaría problemas a nadie. Pero parece que aquella persona escapó con el dinero, porque hace tres años del supuesto trato, pero El Fantasma tiene la esperanza de que el asesino a sueldo aparezca.

-¿Desde cuándo no te sientes cómodo en el mundo? - pregunté.

Bueno, cómo decirlo (respondió). Yo creo que es una cuestión de tiempo aceptarlo. Tengo recuerdos desde la niñez donde me daba cuenta que no encajaba en ningún lado. Nunca tuve amigos. De hecho, por ejemplo, mis fiestas de cumpleaños eran reuniones para que mis padres se vieran con la familia o amigos. Siempre había pocos niños, aburridos, los suficientes para sentir que no valía la pena la fiesta. A los ocho años mi madre me sugirió que podría invitar a algunos compañeros de la escuela. Me dió pena decirle que ni siquiera sabía cómo se llamaban, bueno, si conocía el nombre del niño a quien siempre regañaban y a la niña que me gustaba a quién alguna vez invité a los juegos de video y no llegó. Entonces, para no tener más reuniones incómodas de cumpleaños, le dije a mi madre que ese dinero que gastaba en la fiesta podría dármelo para ahorrar y comprarme un videojuego. Desde entonces aprendí a crear excusas para no festejar mi cumpleaños y se hizo una costumbre.

- ¿Cuándo es tu cumpleaños? - pregunté-
- En otoño, por estos días … - respondió con inexactitud -
- ¿Porqué celebraste tu cumpleaños 16? si las fiestas no eran lo tuyo - pregunté -
- Porque a esa edad me conseguí unos amigos y querían emborracharse - respondió-
- Al inicio decías que los fantasmas solo saben sentir dolor. ¿Tú sientes dolor? ¿Desde cuándo lo sientes? - pregunté -

No sé cómo explicarlo (respondió), pero como te decía, es cuestión de tiempo aceptar que te sientes mal. Hay algo muy curioso, en la escuela, en la familia, la gente que te forma te enseñan a ser una especie de robot, algo educado para ser cortés, para no hacer sentir incómodas a las personas, hacer una carrera, conseguir un trabajo, hacer una familia. Eres funcional en un mundo funcional. Pero no te sientes cómodo. No descansas, ni siquiera en los días de descanso, algo te impide dormir tranquilo o siquiera dormir, le temes a la muerte y a la vida, hasta que la muerte se piensa como un instante lúcido pasajero y la vida te aterra cada vez más.

- ¿Probaste algunas drogas para hacerte sentir bien? - pregunté -

Ya te dije que aprendí a ser funcional. Las drogas me hacían poco funcional. Ahora tengo una familia, y me cargo esa moral de no dejarlos desamparados, así como mi padre nunca lo hizo, ah... mis padres, siempre tuve la sospecha de que nací por capricho de mi madre. Pero uno repite patrones, dejas de vivir para que otros vivan, eso hicieron mis padres conmigo, eso hice con mis hijos. La vida se convierte en una muerte funcional.

- ¿Por qué un fantasma se casó? - pregunté -

Bueno, estoy divorciado ahora y pago una pensión para mis hijos. Me casé cuando creía no sentir dolor por amor, hasta que el dolor regresó y el amor que sentía mi esposa se desvaneció.

                                                          *** 


La entrevista continúa. No transcribo toda por la limitante de dos cuartillas. La entrevista ha quedado guardada por mucho tiempo hasta el día de hoy que apareció una nota en el periódico sobre el homicidio de El Fantasma. Yo deseo que la muerte sea lo que él esperaba, y que no exista el purgatorio y el cielo para que su alma no esté en pena.

Después de la entrevista nos dijo que él pensaba que la gente que no siente dolor tiene miedo. Y que su manual para ser fantasma tiene que evitarse. Por supuesto está basado en el miedo. He aquí el manual.

  • Aislamiento del mundo y evitar a personas que sienten aprecio por tí.
  • No llegar a la cena que planearon para tí.
  • No llegar a cenas o reuniones importantes.
  • Evitar festejar tu cumpleaños.
  • Evitar los cumpleaños de tus amigos porque sientes que no lo harás tan bien como ellos lo hacen por tí.
  • Evitar que la gente te felicite por las cosas buenas.
  • No manifestar el dolor y alegría.
  • Esconderte.
  • No dar tu opinión.
  • Ser poco participativo.
  • Evitar reuniones.
  • Salir a lugares concurridos donde te sientes aislado.
  • Evitar a los amigos de la chica con la que estás saliendo porque piensas que le van a decir que no vales la pena.
  • Pensar por las personas.
  • No pedir ayuda.
  • No ser servicial.
  • No brindar ayuda.


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