La conocí fumando fuera de clase cuando le presté mi encendedor zippo. Ella me preguntó, mirándome como si fuera yo un tonto, - porqué la gente compraba encendedores que costaban 100 veces más que un encendedor común y corriente-.
Llegue a comprender su caracter que se sobresaltaba a la más mínima provocación. Siempre estaba enojada. Ella veía a todos nuestros compañeros como unos idiotas. Le molestaba que los padres de ellos pagaran el alquiler universitario y las colegiaturas. Ella trabajaba por las tardes en una cafetería y tenía una beca para las colegiaturas. Yo no se sí me sentía idiota, porque también me pagaban el alquiler y las colegiaturas, pero ella hacía que yo no me sintiera incómodo.
¿Porqué me aceptó? Tal vez porque soy muy callado. Ella hablaba y hablaba. Cuando ella pedía una opinión, yo contestaba con una opinión opuesta a lo que sinceramente pensaba, una mentira, intuyendo lo que ella quería escuchar.
¿Porqué la acepté? Bueno, no hay mucho que razonar, simplemente me gustó y ya. Pero también me gustaba pasar por ella cuando salía de la cafetería, a pesar de que yo detestaba el café. Su ropa se impregnaba del olor a café y se combinaba con el humo del cigarro cuando nos sentábamos en el parque de la avenida México a bebernos, ella un vaso de café y yo un té chai. Ella se las arreglaba para sacar galletitas que comíamos después de fumar.
El sabor de sus besos era del humo impregnado, agridulce, nostálgico, como respirarás una habitación con muebles viejos.
Ella seimpre se metía en problemas con los profesores. No por falta de respeto sino por terca. Se cagó en la moral jesuíta. No tenía freno por decir lo que pensaba. Creo que por eso me gustaba, por eso le caía bien a mis amigos, porque ella se atrevía a decir o hacer lo que nosotros no podíamos.
Un día tuvo problemas en su casa y la metí de contrabando a la mía. Después nos la ingeniamos para rentar un departamento juntos y le mentí a mis padres, le dije que yo viviría con amigos. Pero ella no duró mucho tiempo conmigo, no le gustaba vivir conmigo y a decir verdad a mi no me gustaba vivir con ella, pero yo nunca se lo hubiera confesado.
Ella no regresó a casa de sus padres, se fué a vivir sola.
Terminamos cuando se fué de intercambio a otra universidad. Me dijo que seguramente se acostaría con otras personas y que si continuabamos con la relación eso estaría mal.
3 comentarios:
Vaya historia. Fue real?
Me gustó la forma en la que describiste sus besos.
La parte final me hizo recordar cosas, en fin.
PD: vengo por recomendación de Melina.
Hola, gracias !!! y gracias a Melina.
Creo que lo único real es el sabor de los besos después del tabaco y el café.
Bueno, fueron la fuente de inspiración. Muy buena historia. Hasta luego Gerardo.
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