credits by: evtkw

lunes, 3 de agosto de 2020

Tarde de lluvia. # 1648


Tarde de lluvia. # 1648

Tan solo tardaré diez minutos, me quedan diez minutos antes de las seis. Antes de seguir el plan neurótico del día. Si, me gusta mi empleo. No quiero perderlo en la pandemia como muchos lo han perdido. Si, quiero hacer las cosas bien cómo decía Esther cuando me ponía a sembrar las plantas, a barrer el patio, a hornear las galletas, a limpiar a los chanchos.

Está lloviendo, mi madre o Esther hacían milanesas cuando llovía. Sopa caliente de papa y queso gratinado. No perderé mi tiempo cocinando lo mismo, tengo pasta, frutas, té y café.

Está haciendo frío y es verano como en los veranos de vacaciones cuando me mandaban al campo recreativo donde había una alberca para aprender a nadar, pero el camino era lodoso y se atazcaba mi bicicleta, torpe siempre con algunas caídas sobre el agua puerca al lado de las sanjas de riego. Se escuchaban los sonfos felices con días así pero advertían no acercarse a verlos porque los lirios podían atraparte para morir ahogado. Siempre tuve miedo de morir ahogado o atrapado.

Ahora está lloviendo y me siento a salvo. Atrapado a salvo. Tan solo miro por la ventada el parque improvisado. Se formó un espejo de agua puerca. La mezcla es de lluvia y rastros de mierda de perro. Los perros son el pretexto de los vecinos para salir a pasear. Yo siempre le tuve miedo a los perros pero nunca lo dije. Pretexto. Mirate reflejado en el espejo de agua. Se ve lo mismo que te espera en los próximos meses. Turbio y frío. Incertidumbre y podredumbre. 

Los relámpagos. El aroma de la lluvia. El aroma del verano. En conjunto despiertan mis demonios, temerosos, despertaron pero siempre fueron bestias torpes que al final, si tan solo se quedan ahí, nunca serán peligrosos, porque ahora sin la cadena puesta no saben a donde ir.

Quiero un cigarro pero la caja está vacía. Tendré paciencia como siempre cuando todo termine.

Los demonios temerosos se apagaran lentamente como la fogata que se entrega a la noche con su anhelo infinito por ser revivida, por ser redescubierta.

¿Estamos encerrados?

¿Somos la cosecha que se está añejando para ser mejores?

No hay comentarios:

Nunca más en la vida

Nunca te quedó claro que jamás quería volverte a ver, al menos por mi voluntad propia.  Por tu parte tenías esa idea idiota de que podíamos ...