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domingo, 12 de febrero de 2017
hola-adios
No tengo nada que decirte, por eso me he quedado callado mirando las manecillas del reloj y las paralelas de la acera.
No tengo nada que decirte, para enmarcar cada una de tus virtudes.
Dirás después, como ejercicio de espejo para mí, lo que hace falta para salir del hoyo.
La respuesta siempre estuvo en las manecillas del reloj y las paralelas.
Con un toque de amabilidad diré "te veré pronto", solo por decirlo, siceramente sin desearlo, sin que el mundo se de cuenta.
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