credits by: evtkw

viernes, 4 de diciembre de 2015

Cumpleaños

Hubo un frío intenso tal como lo hubiese querido antes. No fue lugar para tu canasta y mantel de cuadros, para la tarta de carne y ensalada, para el jugo de frutas y dulce de leche; tampoco fue lugar para tu vestido floreado y esas pulseras que te pones en las manos haciéndolas ver más delicadas.

Talaron el árbol dónde nunca nos ocultamos de los rayos del sol, porque hoy muchos lo pedían (los friolentos tal vez a gritos).

No me oculté para que me buscaras, para comprobar que me conoces bien, que me oculto para ser encontrado. Esperé, fingiendo, sorprendido con esa sensación, cuando te acercas se acelera el corazón y disimulo tomarme por sorpresa tu llegada, pero quizá sospechabas que podía percibirte a varios metros, pues a pesar de que no es costumbre tuya utilizar esos intensos perfumes, tienes una esencia que puedo reconocer a distancia y supongo por mucho tiempo más (no se hasta cuando).

Finjirme fuerte y sereno, para mostrarte que conmigo podías estar segura, y que no me importaban estas cosas sentimebtalistas. Con este carácter distraído, que la gente de ciencia como yo no se acuerda de fechas importantes, pero me conoces bien.

Mis miedos son múltiples universos y las vidas que hemos vivido. Tengo en la mente el sabor de las cosas, y no se a que sabe la tarta pero supongo que es insípida, pero no importa porque la habías preparado.

Me escondía para que me buscaras, vestido un poco elegante para caminar como lo hacía la gente de hace dos o tres generaciones en esas fotos de los recuerdos.

Realmente temía que no llegaras, y descubrir que realmente no te interesaba provocarme una risa inocente porque adoro que estés cerca; sentirme atrapado y humano, sin armas y algunas veces sin palabras, que estaba bien si llegabas; que te diste cuenta del juego, me ocultaba para que me encontrarás.

Que estaba ambriento y que evitaba devorar lo que preparaste, por respeto a la canasta y el mantel de cuadros junto con tu vestido floreado.

Que no te importaba, ¡oh! Que miedo sentía. Imaginate que lo hubiera imaginado, que trabajará más de la cuenta aquel día y con tortura, que no me diera tiempo siquiera para la comida y que llegara tarde y cansado a casa para dormir olvidandome de la espera.

Cansado y con el estomago vacío, esperando a que llegue el sueño o la muerte.

Imaginate que lo hubiera imaginado, yo sería el miedo de que no te importaría, yo sería el olvido con una extraña agonía, el miedo me tomaría y comprobaria la verdad, entonces me volvería más fuerte o desdichado. No caben dos posibilidades en el mundo.
Por eso hoy no hubo sol y no me escondi para que no me buscaras. Estaba ahí a la vista del mundo donde pasaba desapercibido con mi estoicismo que sospecho podría ser histeria.

Me puse chamarra para no temblar como perro y tomé mucho café desde la mañana. Estuve ahí, sin hacer nada, como parásito como esperando algo, finjiendo tu espera sabiendo que no llegarias, que hacía frío para los vestidos floreados.

No quise leer tampoco escribir y mucho menos escuchar música.

Jugué al patán mirando como moría la tarde mientras todos se la rifaban. Hoy fui un estorbo, un adorno inesesario de alacena.

Probé la peor tapioca que pudiese prepararse en los últimos diez putos años. Me quedé sentado mirando el reloj como lo hacía mi podrida Sunse tomando patillas inecesarias. Pero yo sin patillas, finjiendo sinismo y demencia, finjiendo que no me importa que no te importe.

Qué hubiera sido de mi, imaginando la tarde ignorando mis miedos, esperandote a la vista de todos, yo soy mis miedos.

Y ocurrió.

Escondido me encuentras y sin esconderme no me buscas.

Pero es peor, en invierno no hay vestidos floreados ni árboles con hojas.

¡Tonterías! Como aprecio al invierno y la ausencia, puede haber un universo vasto y sentir el vacío de todo lo que nos rodea.




Ciudad de México, 4 de diciembre 2015.

No hay comentarios:

Nunca más en la vida

Nunca te quedó claro que jamás quería volverte a ver, al menos por mi voluntad propia.  Por tu parte tenías esa idea idiota de que podíamos ...