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martes, 15 de diciembre de 2015

Conducir

Como es costumbre en aquellos lugares, la hospitalidad se manifiesta en hartazgo, y piensa como te las arreglarás en cuatro horas de camino al volante en alta velocidad.

Sin parar, con el pulso acelerado mientras todos duermen y la música no se distingue.

Es de noche y las luces son despiadadas, están por doquier, algunas te incitan a pisar el acelerador.

Al lado de ese camión, doble remolque, veintiséis ruedas atrayendo como imanes, hasta parece una contradicción no ir hacia ellas.

Te preguntas si los demás sintieron lo mismo, cunado la gente pregunta porqué sucedió si lo hacía bien... conducia bien.

Sentirse atraído parece tan normal.

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