Noche lluviosa
Recuerda esa canción
simple de la adolescencia, con sus estrofas simples; no pensó que ha
estas alturas tuviese validez. Representa una severa afirmación, el
pensamiento que envuelve a su mente en este momento. Representa la
realidad de esta noche.
Llama a la puerta y
contesta la ausencia, estos días se ha vuelto muy tímida pero está
ahí y no quiere mencionar su nombre pues siente pena porque sabe
bien las palabras que no quiere escuchar. No tiene problema con ser
ignorada, pues sabe que al final ella siempre se queda con él.
Escucha a sus
ancestros sabios, esos latinoamericanos que se escaparon de la
dictadura y escribieron cosas fantásticas en la pobreza que
representaba vivir en Europa. Están grabados por siempre, sus
palabras son su compañía esta noche.
Después se
tranquiliza, pero llama a la puerta el capricho, es simple ... muy
simple. Consiste en preparar un arsenal de palabras y escribir, como
lo hacen esos personajes de ficción cuya existencia -ahora entiende-
nunca será palpable en este mundo.
Una llamada esta
noche no es costeable, en la ciudad son muy caras, en este país son
muy caras. En esta condición aficionada se la tiene que jugar con
unas cuantas monedas.
El capricho concreto
es simple, muy simple; consiste en escribirle. Realmente ignora si
hubo tiempo alguno en que se apreciara dicho capricho, pues en estos
tiempos se ve como un hecho estúpido. Sí, lo acabo de comprobar con
ese joven que escribe poesía llena de conjeturas y suposiciones.
Después tristemente asevera que sus palabras inconexas se quedarán
perdidas en el olvido.
Así se ve, espera
una llamada...en noches como esta.
Toma su guitarra, la
deja olvidada, recuerda al profesor en la tarde que tiene demasiados
alumnos para ponerle atención.
Espera la llamada de
ella. Piensa que no tiene sentido seguir escribiéndole y llamando,
ella no tiene ningún interés. Él la recuerda, incluso en su
trabajo, en la lectura del periódico y en las charlas de café con
sus colegas. Ella seguramente anda por ahí en otra frecuencia,
simplemente no tiene ningún interés. Pero Él aprovecha el punto de
fuga, se empeña en escribir esa historia para ganar aquel premio y
comprar el boleto de avión que lo llevará a Europa. Ella no encaja
en su historia, ella no está con él, ella ni un segundo en el día
se acuerda de Él. Él está empeñado en escribirla, pero le hemos
dicho que no encaja en la historia.
Es viernes amigo,
seguramente estará coqueteando con alguien y tu aquí desperdiciando
el tiempo tratando de incluirla en esta historia. Nadie está como
tú, aquí encerrado sentado en tu escritorio con libros regados que
te hacen sentir más seguro. Si en este momento dejas de buscarla,
seguramente no notara tu ausencia y esa historia está ansiosa por
ser plasmada en el papel.
Vamos, no seas
terco, de algún modo dijo Borges (no recuerdo las palabras exactas)
que no existe el olvido. Yo se que nunca la olvidarás, pero no te
olvides a ti mismo. No seas necio, empeñado en la compañía del
olvido.
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