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viernes, 19 de julio de 2013

Caminante pueblerino

I

A ellos seguramente les daba igual vivir en el lugar donde crecieron, a mí no.  Siempre quize ausentarme un buen tiempo, no quería estar ahí.  Después de algúnos años me convertí en una especie de nómada. Algo así como el viento, sin ningún lugar para asentarme por un periodo largo de tiempo. Después llega la nostalgía y un especie de aprecio por el lugar donde algún momento transcurrió la infancia. En realidad no soy muy viejo para sentir eso, pero extraño a menudo ese lugar.

Este Verano decidí pasar más tiempo en el pueblo. Felipe y Alicia quieren visitarlo desde hace tiempo, pero evito ponerles fecha para que ese deseo se cumpla. Seguramente quieren visitarlo por los buenos comentarios que hago del pueblo a la hora de la cena y por las fotos que les mostré del campo verde. Pero la verdad es que no tengo deceos por atenderlos, piensan que van a llegar a un lugar pintoresco donde comerán algún platillo especial y poder disfrutar alguos museos o plazas bonitas mirando a las familias caminando por la noche para escuchar música en el quiosco.

La verdad es que no ocurre nada de eso, no hay nada que mostrar. El campo esta convirtiendose en un gran fraccionamiento con viviendas y parques de mala calidad, el kiosco y su entorno es gobernado por un grupo de vagos fanfarrones que tiene mal gusto por los pseudónimos.  El pueblo es del pueblo únicamente en la fiesta patronal y en año nuevo. Por ahora no tengo algo que mostrarles Felipe y Alicia, únicamente las peliculas y libros que no he leído.

II


Han llegado las vacaciones, la tarde se pinto gris anunciando una descente llovisna. Mi casa se encuentra en una calle con pendiente, dicen que debajo hay un volcán dormido. Hacia el poniente hace algunos años se obserbaban los campos de cultivo y el horizonte se adornaba con las lucesitas en los cerros, ahora solo puedo mirar las nuves. Decidí tomar un paseo y me dí cuenta que las calles que hace algunos años transitaba con frecuencia no han cambiado mucho. Han enmallado el terreno baldío que en el centro tenía un gran árbol. Frente a él sigue una tiendita que en la parte de afuera se juntan los borrachos para jugar cartas o dominó. La casa con ventanas de espejo, las grietas de las calles y los cables enmarañados con algunas aves perdídas. Hay un nuevo negocio de pizzeria en el local que perecía tener una eterna venta de garage y han quitado los chiqueros donde se refujiaba el escuadrón de la muerte de la primera división de borrachos y pordioseros. 

Me asome por el centro,  el parque no luce tan mal. Se escuchan los fuertes altavoces de la íglesia con el sacerdote rezando el creedo. En las orillas del parque están algunas parejillas, un par de muchachos jugando con un aro y una nueva generación de malandros activos arriba del quiosco con enormes sudaderas y gorras de rapero dejando pasar el tiempo hasta que descubran la mayoría de edad y la necesidad de conseguir un empleo antes de que un nuevo operativo de la policia los recoja para inculparlos de un crimen que no cometieron, ahora hay algo nuevo en ellos: Usan patinetas.

III

Es difícil leer en casa cuando hay visitas. Busco la "cafetería de la esquina con la banquita", la última vez la encontré cerrada, ¿Aún habren? era un lugar muy pequeño, pero acogedor, agradable para pasar la tarde o parte de la noche, solo ó acompañado. Había un sillon y frente a él una mesilla antigua y lado un librero con cuentos de Kafka, Bradbury, algunas novelas y revistas. Cuando ponían música no era desagradable. La dueña temía poner sus discos de Sigur Rós en su viejo componente (casí descompuesto) argumentando que era muy caro y aveces difícil conseguirlos.  Ella era una singular muchacha de buena charla y prescencia agradable. Tenía una voz suave y tenue. Su charla era como los numeros naturales; con un comienzo y al parecer un final interminable pero este se hacia presente a las 11:30 de la noche o cuando llegaba alguíen que hubiese citado. Recuerdo una tarde lluviosa yo esperaba a que llegara Teresa. Ese día se retrasó, es la mujer más puntual que he conocido, una muchacha que llega temprano a sus citas pero merodea en los alrededores para disimular que llega tarde.  Encerio que tardó mucho esa noche en llegar y yo hubiese preferido que no lo hiciera, noches posteriores pensaba que ojala y nunca hubiese llegado a cruzarse en mi vida. La dueña platicaba como siempre de algo agradable; intentaba explicarme .... intentaba explicarme las páginas que leí en un libro negro extraño con la foto de un periodista,  quizá hubiera sido mas provechoso que Teresa sirviera el café aquella noche. Cuando llego ella, Laura se apartó diciendo; bueno... Después platicamos. Hasta ahora no se nada de ella ni de Teresa.

Este verano llegué a la esquina sin encotrar abierto y sin encontrar la banquita.

Todo huele a lluvia.

IV

Esperar la lectura de C. Rovelli para utilizar las citas en su libro; son la  luz fuera del tunel para ahorrar un poco de tiempo en la herrante búsqueda de bibliografía para introducirnos al tema del tiempo en relatividad general.

Me metí a la cafetería de moda del pueblo, creo que lo es, tres personas me han hecho esa recomedación. Es la única que a sobrevivido después de un periodo de guerra entre cafeterías que  más  tarde se fuerón a la quiebra, incluyendo la del doctor gordo, (sobreviviente por herencia más que su profesión)  un tipo pesado y de mala vibra. Un señor con visión empresarial pero no es aplicable para el pueblo, le tiene repugnancia a la genre y quizá eso no es obstáculo, pero no sabe obtener ganancias de los bolsillos de esta gente. Es un idiota.

En la cafetería de moda me prometierón la semana pasada (sin que yo preguntara y sin que yo exigiera!) un mezcla de café especial, nueva. Encerio que por ahora no me importa, no me interesa pero no estaría mal. Mi trato con el joven mesero cada vez resulta ser un poco más familiar. Creo que le resulta desagradable que solo esté tomando café simple, americano o express y que no consuma soda, botanas o pastelillos. Ahora si le escucho después de su mal tono de voz apretando los labios, ese tono estúpido que acostumbran los jóvenes del pueblo entre los 17 y 20 años; alargando la lengua? A comprendido que es inútil que muestre la carta, que solo necesito café y la única mesa en el lugar que tiene una lucesilla blanca para poder leer, la que esta al lado de un librero con unos libros no muy agradables; crepúsculo, el monje que vendio no se que madres, algunas revistuchas, alguna en inglés para no perder la clase. Solo son un simple adorno.

El mesero se hacerca después, ya a comprendido que no debe molestarme preguntandome si se ofrece algo más, si se me ofrece enserio no me molesta levantarme, no pienso igual a esta gente que cree que solo es un pinche gato que debe cumplir los caprichos del consumidor con miserables propinas poniendolo en papel más bajo de ese lugar, estúpidos burgueses pueblerinos!!!! hermano solo preocuate por hacer tu trabajo cuando te marches, hermano somos iguales tu debes servir el café y limpiar las migajas, yo leer este libro, los dos trabajos honorables y no es mi intención joder por saber que puedo joder. No quiero joder, si necesito algo por ahora no me molesta levantarme, puedo hacerlo. Me a molestado el trató de la estúpida niña fresa frente a mí, nisiquiera tiene buena sonrisa, nisiquiera tiene buenas nalgas.

Se hacerca curioso porque regreso algunas páginas? Quizá un poco irónico, porque a su parecer así no se leé un libro. Le expliqué que era debido a las citas bibliográficas y porque no estaba leyendo una novela, le mostré el título "Quantum Gravity" y que  el texto aveces me remonta a ecuaciones que se encuentran en páginas posteriores. 

A las diez de la noche la cafetería se convierte en un semi Bar. Se encontraba un grupo de muchachas carcajeandose, divertidas, sobre algo, me sentí como prostituta en una iglesia, la hora de lectura a terminado; Entonces me levanté y me marche a pesar de la lluvia.



Gerardo. 













































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