Las voces apagadas con el ruido, son mas confusas que las improvisaciones en el Jazz y en buen sentido confusas porque confunden, distraen y agradan. La voz de la sirena se apaga con la música para dejar libremente el suave fluir de sus palabras frente a los emisores ansiosos de su canto, ansiosos de sus secretos. La voz se apaga y junto con ella los prejuicios que para bien se presentarón y para mal hicierón de la noche una amena reflexión para detectar suposiciones erróneas.
Es cuando el entorno se convierte en una especie de cabaret, todos riendo y cantando esperando la salida de la estelar Estela.
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