Hoy es uno de esos días, una de esas mañanas donde me siento somnoliento y necesito doble o triple carga de café para poder despertar. Aún así, una pesadez se hace presente y me veo involucrado en la necesidad de molestar a los vecinos poniendo la música del stream cloud a todo volúmen.
Ya casí terminan los labores y me veo en la penosa necesidad de reconocer que algunas actividades no me gustan, pero que es necesario hacer. Es como tomar el transporte público en un día lluvioso.
La tercera taza de café comienza a surtir efecto y a despertar a las anteriores. Pienso en el día de ayer, en el rocío del Alba. Y que probablemente fue el último de estos 4 o 5 meses. En que miró aquella luz como si fuera una tierna mujer esperando en una banca, paciente e impaciente porque todos tenían razón; Él no llegará.
Las tardes lluviosas; el tema de una canción pendiente, el alba y la penumbra. Las tardes lluviosas donde muchos se sienten prisioneros, como si las gotas fueran rejas.
>>Las miradas son el temor cuando miras y me puedes ver completamente de afuera hacia dentro, puedes ver el alma y corazón >>
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