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martes, 18 de diciembre de 2012

Oculta en el receso del tiempo.

Oculta en el receso del tiempo.

Te oculta el viento y las hojas de los árboles que se cayeron en otoño. Te oculta la Luna y la oscuridad del cielo. Te oculta la sonrisa de toda esta gente con esperanza mirando luces de colores y adornos verdes. Todo pinta de manera diferente; la angustia se convierte en dulce resignación tan cómoda y suave al paladar de la desgracia.

Te oculta el viento y la mirar en la azotea del edificio pienso que te ocultan todas esas luces generando por encima de ellas una especie de neblina entre color crema y amarillenta. Las luces de la ciudad son como luciérnagas artificiales.

Ojalá y pudiera comunicarme con cada una de ellas para pedirles que se apaguen y que solo dejen la luz prendida de tu casa para enfocar hacia tu dirección el telescopio y así poder saludarte. Te pienso; como un misterioso planeta, cometa, estrella o silueta nebulosa con luces y polvo cósmico.

Eres misteriosa como la muerte de las estrellas (porque en realidad nadie sabe con exactitud la naturaleza de ese fenómeno). Así de misteriosa como el fondo del mar; Así te miro cuando apareces.

Después al terminar toda esta locura conjunta en actividades que muchos al parecer realizan para sobrevivir... mi trabajo aún continúa; resolviendo acertijos, viajando atraves del universo arrastrando el portaminas con punta de grafíto escribiendo el lenguaje de la naturaleza, pero hoy aquí noto la ausencia de todos, tu ausencia también; porque ¡no hay nadie!, estoy enmedio de la esfera ortogonal rodeado de lugares vacios.

Tú presencia de la nada como toda esa gente ausente sin importancia pero entre todos ellos resalta tú destello. Entonces todo ese cúmulo de personas insigníficantes se vuelve importante para que aparescas aquí con tu imagen destellante (no se si llamarlo angelical o infernal).

Tu presencia es un misterio y pensarte en este momento también.

Gerardo Urrutia.

Ciudad de México, 11 de Diciembre de 2012.

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