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martes, 24 de diciembre de 2024

Fantasmas del verano

Los fantasmas no solo vagan en el frío invierno cuando las noches duran más, también lo hacen en verano, con el eterno sol y las calles pegajosas, con las calles empedradas hirviendo, y los jardines como oasis, pero que más te vale llevar una botella de agua, o el precio en euros del aperol spritz exprimirá tu billetera. 

Tal vez empezamos mal, Eñe, mirando el cómo transcurrían las semanas de los primeros meses del año, viendo cómo se deterretía la nieve, nadando entre buenas y malas noticias, hay pan pero no hay amor, no todo se puede tener, hay viajes pero no hay descanso. Oh, tienes talento muchacho, apúrate a escribir, mira que solo tuviste mala suerte con ese referee que te hizo mierda el primer trabajo que completaste solo, pero siendo honestos no sentías que cuajara bien, queriendo darle gusto a todos, las opiniones de todos, la aprobación de todos, estar bien con todos. 

Escribe y escribe para que hagas promesas, es uno de los años más importantes, donde te muestres a tus colegas, promociones y con suerte consigas un empleo en un futuro. Ya habiendo aceptado que iniciaba de nuevo, la misma mierda de siempre, gente haciéndose pendeja, gente que no tiene un carajo de qué está haciendo, gente haciendo trampa, ciudades caras, salario de mierda, limitaciones para expresarte, falta de callo para negociar, torpezas al tomar desiciones, torpezas para comprar y consumir. 

¿Y qué piensas hacer después? Es la pregunta que recibes cada semana, no sé. 

Toma tus propias desiciones, organiza tu tiempo, nadie hará tu trabajo. Las personas confían en ti, algún criterio debes tener.

Después de conocerte, Eñe, super que había un poco más allá de los números, estaba la vida. Que había sobre valorado el calor de unos brazos y los seguía valorando, pero al final, eso era, algo sobre valuado. Las personas escapan de la realidad pensando que la meta final es tenderte a unos brazos cálidos, pero es tan terrorífico como extenderle los brazos a la muerte. 

Solo estaba intoxicado del que creía un amor estacionario para compartir gran parte de la vida. 

Y buscas desintoxicarte intoxicándote con horas infinitas de personas, vino, cerveza, cigarrillos, fiestas y desvelos. También el caminar y caminar sin descanso. 

Así llegué ese verano sin ti. Con miedo de llegar solo a un lugar donde todos se conocían, como siempre, yo era el bicho raro. Llegué en un vuelo malo comprado a la última hora en un tren retrasado a una ciudad hermosa que agonizaba por el calor del verano. 

Yo solo tenía miedo de verla tomando un aperol frezco mientras jalaba mi maleta derritiendose en el pavimento, buscando el hotel que pendejamente elegí, mal, lejos del centro, porque los costos habían incrementado, pero que no importaba, que realmente no importaba.

No quería verme pálido y hambriento, cansado, pero eso era, estaba muy cansado y estuve muy cansado. Pasé las primeras tardes convenciéndome de que no elegí bien donde hospedarme, el hotel lejano con un autobús que salía cada 40 minutos, que las calles se cerraban y se oscurecían. Extrañé mi bicicleta. 

Como siempre, no llevaba todo completo, cargué como siempre con toda la oficina, mis computadoras, mis miedos, mis pendientes y mis ganas de decir que soy útil al mundo. No importaba, al final todos van a saludarse y emborracharse. Vaya vida. 

La miré y me fuí intoxicando de sus estupideses, de su intención de vernos, de sus eternas estupideses, de que apareciera en los momentos más inoportunos, de que me buscara y después hiciera pensar a todos que yo la estaba buscando. Creo que si hubieras estado con migo, Eñe, esas cosas no hubieran pasado. 

No hubiera salido de su cuarto de hotel a media noche, buscando un taxi o caminando, después, en calles oscuras, y terminar desmañanado, intoxicado, desvelado, café, vino y spritz. Mucha comida. Café, vino y spritz. Más agua por favor, ya no quiero puto café. 

Para al final, no tenía ninguna necesidad de mirar, nisiquiera en su medio, al final, el sol sale para todos, y ningún interés tenía en ella ni en sus pendejadas, y en todas las pendejadas que se le ocurran hacer, eso es al final, pendejadas de niños llorones, mientras no llegue alguien mejor y haga algo realmente bueno con el dinero que todos esos niños llorones desperdician. 



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