credits by: evtkw

viernes, 23 de agosto de 2024

La última tarde de Verano

Miro las calles empedradas, las pinturas históricas de las fachadas, el día agoniza suavemente, sonriendo. Los rayos naranjas de sol pintan la ciudad, se ve distinta, es su vestido previo a la noche. Los jóvenes salen, se encuentran y se enamoran. Algunos aventureros viajaron juntos hasta esta ciudad bella, atravesada por un río, a las faldas de un volcán dormido. Otros más tímidos se esconden, otros se reencuentran. 

Me siento muy contento por verte. Escuchar tus aventuras forzadas. Estás más vacía. No aceptarás caminar porque no te lo permites. No permitirás sentirte bien tal como yo lo estoy sintiendo paseando contigo. Lo sabes. Buscarás que se termine cuanto antes. Pero también soy cuidadoso. Solo respiro hondo y trato de distraerte resaltando detalles que seguro no viste. Tu continúas interrogándome como una policía. 

Pero me siento bien, caminando contigo. Respiro hondo. El aire es tibio, la tarde es tibia y la ciudad es tranquila. Es una ciudad que tiene muros gruesos en sus edificios antiguos. Guardaran el secreto si me dices que aún me quieres. Guardarán el secreto como lo hicieron las paredes de mi departamento en las tardes de verano cuando decías que me querías. Mismas que te vieron despertar por la mañana, preocupada. Preocupada por decir que no era cierto, que mientras te dejabas llevar podrías decir cualquier cosa que no podrías controlar. Pero sabes, esa eras tú. 

Sabes, yo sé porqué. Pero ese será nuestro secreto. 

Tu rostro está cansado, las ojeras, la capa de grasa delatando que te está matando el jetlag. Que tienes hambre, pero te apena comer lo que más te gusta. Nadie te va a criticar si quieres una hamburguesa. Nadie te va a decir que eres una naca. 

A nadie la importa, somos más intrascendentes aquí. Nadie nos presta atención, nadie nos va a criticar. Nadie te desea y nadie me desea. 

Quiero que pruebes el vino que descubrí. Puede que te guste, puede que no. Das sorbos rápido. Yo también. Tomas tu teléfono para reportarte. O para platicar con otras personas que quizá estén intentando cenar. Pero que están escapando para escribirse contigo. Sigues siendo una niña. 

Ahora estamos aburridos porque no somos sinceros. Pero después de la media botella de vino te digo que nos dejemos de pendejadas, y que no cruzamos medio mundo para hablar de cosas que no importan, o que sí, pero que dejamos de fingir que son un problema y que no sabemos que hacer porque ambos somos bastante inteligentes. Sabemos que hacer. Sabemos cómo va a terminar. Sabemos que queríamos vernos, y tenemos muchas cosas que decirnos. 

Somos ahora tan sinceros que aceptamos que la comida es horrible. Probablemente se equivocaron con la sal, pero no dijimos nada para no vernos idiotas al principio. No importa. Disfruto estar contigo. Y tu también. Pero no quieres que lo sepa, no quieres que piense que te la pasas bien. Bueno, ahora también tienes más responsabilidades morales. 

Lo que ya es propio de ti. Caminamos otra vez, y miro tu carita preocupada. Tenemos que despedirnos. No quisiste escuchar que te dije que me siento bien caminando contigo. Apretamos el paso para que llegues a descansar, y terminemos de una vez por todas con esto. 

Siento un poco de angustia, pues sé que no te volveré a ver. Pero así es la vida. Te miro por última vez a los ojos. Tu aroma es diferente a cuando te conocí. No somos los mismos. Te quiero y no puedo desear otra cosa que seas feliz. Supongo que más de tres mil millones de almas, estadísitcamente habrá una que te mire como yo. Eres mi estrella, eres la chica más linda, la que quise y quiero esta tarde cálida. Pero es hora de irme y voltear el telescopio hacia otra parte. Larga vida y cariño para ti. 




No hay comentarios:

La útlima vez que te ví

 La última vez que te ví, ni siquiera quería hacerte el amor. Quería que quedáramos dormidos como en la tarde de verano cuando nos vimos por...