credits by: evtkw

sábado, 24 de agosto de 2024

Cocinar y las clases de cocina

Te he mentido y sabes que estoy mintiendo. No sé si lo estoy haciendo por ti, aunque no puede afectarte lo que yo haga. No sé si lo hago por mi para no parecer raro. Podría hacerlo por ti porque pienso que eso te hará sentir cómoda. 

Te mentí que hay alguien en mi vida para no parecer alguien raro. Para que no parezca que después te este tiempo sigo pensando en ti. Te mentí que hay alguien en mi vida para parecer como tú, para hacerte pensar que he pasado la página. Me siento con habilidad de mentir, haciendo una historia no tan rebuscada de que conocí a alguien en mis cursos de cocina, que una cosa llevo a la otra, que descubrí que la cocina me gusta, que perdí la esperanza de que alguien me cocine, hago la broma "como cuando tu no querías cocinarme porque decías que eso se veía machista", que solo cuando sintieras que iba en serio lo harías, que solo lo harías para alguien en quien tu corazón sintiera algo especial. Entonces digo, -vale nunca me cocinaste pero tomé clases de cocina, conocí a alguien, y nos cocinamos, y está bien-. Entonces procedes a la historia maravillosa de cómo lo conociste a él. Pero te interrumpo sutilmente, con maestría impecable voy cambiando el tema en lo que terminamos hablando de otra cosa, porque no quiero proyectar esas escenas en mi cabeza. No quiero ver tu carita sonriendo, o primero nerviosa cuando saliste con él por primera vez. O tu mano, o tu boca temblando moviendo el helado como cuando eran nuestras primeras salidas. No quiero imaginar cómo lo abrazaste y como fue tu primera tarde con él, tu primera noche. No quiero que esa película pase en mi mente, no necesito que me cuentes tantos detalles. No soy una de tus amigas. 

Y me preguntas que me gusta hacer ahora. Sabes, lo de siempre, la vida es simple y hermosa. Tomo la bicicleta para escarpar un poco de la ciudad los fines de semana, miro películas, voy a cafeterías para buscar mi rincón favorito, tomo el termo y vacío un poco de te, también preparo sandwiches para ir a mirar cada atardecer del verano, los fines de semana preparo cosas simples de comer, sabes que soy muy perezoso con eso. 

Entonces te das cuenta de la contradicción, que no he tomado clases de cocina y que sigo las rutinas que puedes intuir, las mismas en donde me acorralaste cuando me conociste. Ahora me tienes acorralado. Te ríes nerviosa, me dices que no había necesidad de que te mintiera. Esque sabes, me siento triste por verte, te digo, me siento contento por tí pero triste por mi, yo, me conoces y me tienes acorralado. No sé porqué me haces tantas preguntas, si sabes la respuesta. Yo no tengo necesidad de mentir pero tampoco tienes necesidad de preguntar. 

Que sabes que te extrañé, y que te quiero, pero esa solo es cosa mía. No tiene nada que ver contigo. Pero no me vuelvas a buscar. No me vuelvas a interrogar. Yo lo intento, no sé porqué no me dejas en paz y tranquilo. Yo no quería mirarte, yo no quería reunirme contigo. Pero lo hice porque siempre aspiro a ser alguien más normal. Ha pasado un tiempo y no debería importar. Pero deberías buscarme, dentro de unos cien o doscientos años. Ahora, no puedo. 

No hay comentarios:

La útlima vez que te ví

 La última vez que te ví, ni siquiera quería hacerte el amor. Quería que quedáramos dormidos como en la tarde de verano cuando nos vimos por...