credits by: evtkw

viernes, 13 de julio de 2012

Fermina

Fermina                       (continua la saga "mujeres")



No es la primera vez que asigno un nombre que no corresponde digamos "seriamente" a una persona en especial a una mujer. Le llamaremos Fermina simplemente por su amplio parecido con la actriz que protagonizó a Fermina Daza en la película de "El amor en los tiempos del cólera", uno de mi libros favoritos.

Erróneamente llegue a bautizar con ese nombre a una mujer que no lo merecía, solo lo hice por simple nostalgia.

Fermina es la mujer mas cautivadora de un pequeño poblado ubicado en medio de un campo desierto azotado por la sequía gran parte del año. Hace un frío terrible por las noches y un calor insoportable a las tres de la tarde. La conocí en una misa dominical a las 8 de la mañana cuando salia a comprar el periódico. Se encontraba comprando curiosamente una revista de "Glamour", muy sofisticado o muy estúpido para vivir en un pueblo donde la preocupación mas grande esta muy lejos de vestirse a la moda.

Se encontraba con su abuela, una vieja gorda y con un catarro insoportable.

Me gusta jugar a ser Florentino Ariza y verla tomar helado por las tardes en el kiosco junto con sus primas. Solo eso, ignorar el pequeño detalle de la revista y la abuela consumista.

Casi nos mudamos de ese lugar y creo que la extrañaré.

martes, 3 de julio de 2012

Bianca


Atención, este mapache no es un marrullero electoral.... es un simple mapache :)



Bianca

Les voy a contar la historia de Bianca:

Bianca es una mujer de piel blanca (menos que la nieve y mas que el azucar), noté su presencia un Jueves por la tarde antes de que terminara la última clase. Observé que estaba mirando por la ventana hacia los árboles que se secaban por el otoño. Fue un cuadro hermoso ver su mirada perdida y sus manos delicadas inmóviles una sobre la otra. En ese entonces discutiamos uno esos temas filosóficos que los adolescentes nunca entendemos pero sin duda era la clase preferida de muchos porque podía decirse cualquier cosa incluso las estúpideses mas descabelladas sin temor a las burlas porque todos eramos ignorantes y el profesor muy tolerante.

Bianca llegaba temprano a esa clase, cuando me di cuenta de ello también hacia lo posible por llegar temprano hasta cumplir el objetivo de dirigirle la palabra, hablarle a aquella mujer para saber su nombre y procedencia. Para poder determinar en el primer instante si yo le agradaba a simple vista.

Bianca no mostro ningún tipo de rechaso, mujer cortéz de una risita fina que se prolongaba cuando se privaba y en último momento tomaba una gran bocanada de aire.

Pronto aprendí a capturar su atención con mis palabras las cuales resultaban ser interesantes a su poca experiencia. Hablaba y hablaba de cosas que ella seguramente no entendía hasta llegue a mentirle lo cual no representaba un pecado mortal porque los dos caimos en el juego de conocernos mutuamente estando de pormedio nuestro interés y las ganas de experimentar.

Su pulcritud iba en contra de mi desorden. Me encantaba cuando ella escribia, yo le llegue a decir que era como una impresora, porque a la hora de plasmar las letras en la hoja de papel lo hacía con mucha limpieza y con una letra pequeñita perfectamente colocada en su lugar dandole al texto una distribución justificada como la de algún procesador (Word, Lotus, Writer o TexMaker.)

Su aroma me recordaba a veranos pasados en mi niñez cuando me iba de vaciones al campo con los abuelos y pastoreaba los borregos muy temprano en la inmensidad del campo colorido, hasta podía recordar el rio temporal que probocaban las lluvias.

Me sentía apenado cuando por mi culpa en las mañanas antes de la clase de Historia Moderna le distraía, ella dejaba de escribir sus largos resumenes para escuchar cualquier cosa que me inventaba con el pretexto de su sonrisa y la suabidad de sus labios porque sabía besar con mucha delicadesa.

Con el paso del semestre las hojas blancas de mis libretas se percudian y las de ella permanecian intactactamente blancas. Llegué a pensar que era un ángel y lo llegue a escribir en las cartas que entragaba cada quincena “cómo un pago quincenal” por haberse aparecido en momentos turbios, también llegaba a decirle mi frase acostumbrada de que “soy amigo del viento” y que le decia que me contara que sentia cortarle tangencialmente sus mejillas blanquiscas y aveces rosadas, no mucho mejor que tocarle con las llemas de mis dedos.

Nunca supe porque estuvo conmigo y porque me abandó. Fue en uno de esos dias de Diciembre previos a mi cumpleaños. El último dia de clases la busque en los salones con pizarrón virtual donde ella tomaba una materia relacionada con la economia. Se encontraba mirando los árboles frente al barandal, distraida y sombría. Ese día se habia maquillado (nunca lo había hecho) y la verdad es que no se veía tan vulgar como suelen serlo muchas mujeres. Tenia una especie de chamarra morada y sus ojos con delineador morado. Su hermoso cabello negro estaba peinado como el de esas cantantes pop que estaban de moda por aquellos dias. Hacia un par de semanas que no hablabamos y yo pasaba por una hépoca de rebeldía absurda; me deje crecer el cabello estaba demasiado largo, me acostumbre a no usar calcetines y a cargar un morral negro de lana que había comprado a unos hippies que apestaban a marihuana. Tenía una playera negra con el rostro de Cobain y empezaba un hábito temporal de fumar unos cigarrillos con empaque negro que el filtro provocaba una sensación en los labios... una sabor como a chocolate. Esa mañana compré unos audifonos en la tienda de los tres tecolotes y en el stand de osos de peluche había uno muy peculiar, muy bonito ...

Lo compré, me dierón ganas de hacerlo, era para ella.. escribí lo que sería mi última carta.

Mi amor estudiantil estaba acotado en los pasillos de la escuela, también en el parque, en el teatro o museos. Poresa hépoca no eran muy comunes los celulares y a bianca le horrorizaba la idea de utilizar el messenger que era muy popular en ese entonces. Nuestro contrato era simple menos complicado comparado con las telarañas de nuestras vidas que se convirtieron así en tiempos posteriores.

Así de simple, despues de una mañana fría de Diciembre perdimos comunicación y volvimos a vernos como los extraños que siempre fuimos. Al volverla a ver pude notar que estaba enojada, tenía un absurdo enojo que nunca comprendí. Yo seguí hippioso y ella se pinto el cabello de rojo y jamás supe de ella. Alguíen rompió nuestro contrato y yo no me di cuenta. No volvió a aparecerse a las 11 de la mañana frente a la dirección escolar ni a la 1 de la tarde los miércoles para irnos juntos. Ya no llegaba temprano a la clase donde nos conocimos, después sus amigas servian como una balla o muro que impidiesé verle, observarle mirar los árboles con esa mirada pérdida que tanto me gustaba.

Un amigo dice que cuando se es jovén no está permitido rogarle a una mujer,.... cuando se va... se va ..

Yo preferí pensar que bianca fue un sueño, al derpertar la única explicación lógica es que somos perfectos desconocidos. Entonces escribí una de esas cartas que nunca entrego... una de esas cartas donde se escribe y se rompe al final con todo el odio del corazón.

Mas tarde unos años después la encontré en la universidad una tarde de diciembre... caminamos de frente finjiendo no conocernos.

Gerardo Urrutia. Ciudad de México, Junio 2012

Nunca más en la vida

Nunca te quedó claro que jamás quería volverte a ver, al menos por mi voluntad propia.  Por tu parte tenías esa idea idiota de que podíamos ...