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lunes, 12 de agosto de 2024

colapso

Pedí tres semanas de vacaciones, finjí un colapso. Eñe ayudó a justificarlo. 

Ya había tenido mis primeras dos llamadas de atención, en bares, donde después de algunos sorbos reflexionas y te das cuenta que no sabes cómo llegaste ahí. 

Tenía unas cervezas encima y activado el acelerador junto con el freno al mismo tiempo. No dejé de mirarla en la periferia y la alcancé cuando se dirigió al baño subterráneo.  - Eñe, deja todo y vámonos- , le dije riéndome y tomándola por la cintura y acercándomela para besarla. Eñe me empujó de inmediato, me dijo que no era miércoles por la mañana, - quisiera que fuera miércoles ahora mismo- le dije. Eñe, quiero que sea miércoles, Eñe por favor. Solo un beso. 

- Esteban, tienes que calmarte. Te veo el miércoles por la mañana, ¿okay?, como siempre, ¿okay?, Esteban ¿estarás bien? - . Y Eñe se aleja friamente, con su sangre fría de reptil, su sangre fría, su sangre del norte, su sangre sibérica.

Se apagó mi cerebro. Dicen que su novio me puso la golpiza que hacía mucho no me metían, desde la secundaria no me habían plantado tremendos puñetazos. De hecho nadie me había dejado la cara hecha mierda. Por suerte era verano y todos sabían que yo andaba en la bicicleta. Les dije a todos que me caí, que necesitaba recuperarme. Pero mejor aún, que los amores secretos, se quedan en secretos, o que tal vez salen a la luz, y cuando eso pase, vas a perder. 

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