credits by: evtkw

miércoles, 28 de agosto de 2024

Recordatorio

 Están escritos mis recuerdos entre los reportes del trabajo. Apareces espontáneamente. 

Nos pudimos querer en el último verano. Después de tomar aperol, después del caos entre las sábanas, música que se escucha a lo lejos y el aire templado entrado por la puerta del balcón del piso que renté para que pasáramos el mes juntos olvidando todo y a todos. Tampoco te molestaría que encendiera un cigarro, o hasta nos aventaríamos a fumar un poco de hierba. El tiempo se detendría mientras el sol le pegue a tus muslos y se vuelva naranja en el horizonte para avisarnos que tenemos que salir a cenar, y regresar a seguir queriéndonos. Estoy seguro que yo quería y también por tu parte, estoy completamente seguro. 

Ya no lo sabremos, porque como siempre, nos faltó certeza.  

sábado, 24 de agosto de 2024

Cocinar y las clases de cocina

Te he mentido y sabes que estoy mintiendo. No sé si lo estoy haciendo por ti, aunque no puede afectarte lo que yo haga. No sé si lo hago por mi para no parecer raro. Podría hacerlo por ti porque pienso que eso te hará sentir cómoda. 

Te mentí que hay alguien en mi vida para no parecer alguien raro. Para que no parezca que después te este tiempo sigo pensando en ti. Te mentí que hay alguien en mi vida para parecer como tú, para hacerte pensar que he pasado la página. Me siento con habilidad de mentir, haciendo una historia no tan rebuscada de que conocí a alguien en mis cursos de cocina, que una cosa llevo a la otra, que descubrí que la cocina me gusta, que perdí la esperanza de que alguien me cocine, hago la broma "como cuando tu no querías cocinarme porque decías que eso se veía machista", que solo cuando sintieras que iba en serio lo harías, que solo lo harías para alguien en quien tu corazón sintiera algo especial. Entonces digo, -vale nunca me cocinaste pero tomé clases de cocina, conocí a alguien, y nos cocinamos, y está bien-. Entonces procedes a la historia maravillosa de cómo lo conociste a él. Pero te interrumpo sutilmente, con maestría impecable voy cambiando el tema en lo que terminamos hablando de otra cosa, porque no quiero proyectar esas escenas en mi cabeza. No quiero ver tu carita sonriendo, o primero nerviosa cuando saliste con él por primera vez. O tu mano, o tu boca temblando moviendo el helado como cuando eran nuestras primeras salidas. No quiero imaginar cómo lo abrazaste y como fue tu primera tarde con él, tu primera noche. No quiero que esa película pase en mi mente, no necesito que me cuentes tantos detalles. No soy una de tus amigas. 

Y me preguntas que me gusta hacer ahora. Sabes, lo de siempre, la vida es simple y hermosa. Tomo la bicicleta para escarpar un poco de la ciudad los fines de semana, miro películas, voy a cafeterías para buscar mi rincón favorito, tomo el termo y vacío un poco de te, también preparo sandwiches para ir a mirar cada atardecer del verano, los fines de semana preparo cosas simples de comer, sabes que soy muy perezoso con eso. 

Entonces te das cuenta de la contradicción, que no he tomado clases de cocina y que sigo las rutinas que puedes intuir, las mismas en donde me acorralaste cuando me conociste. Ahora me tienes acorralado. Te ríes nerviosa, me dices que no había necesidad de que te mintiera. Esque sabes, me siento triste por verte, te digo, me siento contento por tí pero triste por mi, yo, me conoces y me tienes acorralado. No sé porqué me haces tantas preguntas, si sabes la respuesta. Yo no tengo necesidad de mentir pero tampoco tienes necesidad de preguntar. 

Que sabes que te extrañé, y que te quiero, pero esa solo es cosa mía. No tiene nada que ver contigo. Pero no me vuelvas a buscar. No me vuelvas a interrogar. Yo lo intento, no sé porqué no me dejas en paz y tranquilo. Yo no quería mirarte, yo no quería reunirme contigo. Pero lo hice porque siempre aspiro a ser alguien más normal. Ha pasado un tiempo y no debería importar. Pero deberías buscarme, dentro de unos cien o doscientos años. Ahora, no puedo. 

viernes, 23 de agosto de 2024

La última tarde de Verano

Miro las calles empedradas, las pinturas históricas de las fachadas, el día agoniza suavemente, sonriendo. Los rayos naranjas de sol pintan la ciudad, se ve distinta, es su vestido previo a la noche. Los jóvenes salen, se encuentran y se enamoran. Algunos aventureros viajaron juntos hasta esta ciudad bella, atravesada por un río, a las faldas de un volcán dormido. Otros más tímidos se esconden, otros se reencuentran. 

Me siento muy contento por verte. Escuchar tus aventuras forzadas. Estás más vacía. No aceptarás caminar porque no te lo permites. No permitirás sentirte bien tal como yo lo estoy sintiendo paseando contigo. Lo sabes. Buscarás que se termine cuanto antes. Pero también soy cuidadoso. Solo respiro hondo y trato de distraerte resaltando detalles que seguro no viste. Tu continúas interrogándome como una policía. 

Pero me siento bien, caminando contigo. Respiro hondo. El aire es tibio, la tarde es tibia y la ciudad es tranquila. Es una ciudad que tiene muros gruesos en sus edificios antiguos. Guardaran el secreto si me dices que aún me quieres. Guardarán el secreto como lo hicieron las paredes de mi departamento en las tardes de verano cuando decías que me querías. Mismas que te vieron despertar por la mañana, preocupada. Preocupada por decir que no era cierto, que mientras te dejabas llevar podrías decir cualquier cosa que no podrías controlar. Pero sabes, esa eras tú. 

Sabes, yo sé porqué. Pero ese será nuestro secreto. 

Tu rostro está cansado, las ojeras, la capa de grasa delatando que te está matando el jetlag. Que tienes hambre, pero te apena comer lo que más te gusta. Nadie te va a criticar si quieres una hamburguesa. Nadie te va a decir que eres una naca. 

A nadie la importa, somos más intrascendentes aquí. Nadie nos presta atención, nadie nos va a criticar. Nadie te desea y nadie me desea. 

Quiero que pruebes el vino que descubrí. Puede que te guste, puede que no. Das sorbos rápido. Yo también. Tomas tu teléfono para reportarte. O para platicar con otras personas que quizá estén intentando cenar. Pero que están escapando para escribirse contigo. Sigues siendo una niña. 

Ahora estamos aburridos porque no somos sinceros. Pero después de la media botella de vino te digo que nos dejemos de pendejadas, y que no cruzamos medio mundo para hablar de cosas que no importan, o que sí, pero que dejamos de fingir que son un problema y que no sabemos que hacer porque ambos somos bastante inteligentes. Sabemos que hacer. Sabemos cómo va a terminar. Sabemos que queríamos vernos, y tenemos muchas cosas que decirnos. 

Somos ahora tan sinceros que aceptamos que la comida es horrible. Probablemente se equivocaron con la sal, pero no dijimos nada para no vernos idiotas al principio. No importa. Disfruto estar contigo. Y tu también. Pero no quieres que lo sepa, no quieres que piense que te la pasas bien. Bueno, ahora también tienes más responsabilidades morales. 

Lo que ya es propio de ti. Caminamos otra vez, y miro tu carita preocupada. Tenemos que despedirnos. No quisiste escuchar que te dije que me siento bien caminando contigo. Apretamos el paso para que llegues a descansar, y terminemos de una vez por todas con esto. 

Siento un poco de angustia, pues sé que no te volveré a ver. Pero así es la vida. Te miro por última vez a los ojos. Tu aroma es diferente a cuando te conocí. No somos los mismos. Te quiero y no puedo desear otra cosa que seas feliz. Supongo que más de tres mil millones de almas, estadísitcamente habrá una que te mire como yo. Eres mi estrella, eres la chica más linda, la que quise y quiero esta tarde cálida. Pero es hora de irme y voltear el telescopio hacia otra parte. Larga vida y cariño para ti. 




lunes, 12 de agosto de 2024

colapso

Pedí tres semanas de vacaciones, finjí un colapso. Eñe ayudó a justificarlo. 

Ya había tenido mis primeras dos llamadas de atención, en bares, donde después de algunos sorbos reflexionas y te das cuenta que no sabes cómo llegaste ahí. 

Tenía unas cervezas encima y activado el acelerador junto con el freno al mismo tiempo. No dejé de mirarla en la periferia y la alcancé cuando se dirigió al baño subterráneo.  - Eñe, deja todo y vámonos- , le dije riéndome y tomándola por la cintura y acercándomela para besarla. Eñe me empujó de inmediato, me dijo que no era miércoles por la mañana, - quisiera que fuera miércoles ahora mismo- le dije. Eñe, quiero que sea miércoles, Eñe por favor. Solo un beso. 

- Esteban, tienes que calmarte. Te veo el miércoles por la mañana, ¿okay?, como siempre, ¿okay?, Esteban ¿estarás bien? - . Y Eñe se aleja friamente, con su sangre fría de reptil, su sangre fría, su sangre del norte, su sangre sibérica.

Se apagó mi cerebro. Dicen que su novio me puso la golpiza que hacía mucho no me metían, desde la secundaria no me habían plantado tremendos puñetazos. De hecho nadie me había dejado la cara hecha mierda. Por suerte era verano y todos sabían que yo andaba en la bicicleta. Les dije a todos que me caí, que necesitaba recuperarme. Pero mejor aún, que los amores secretos, se quedan en secretos, o que tal vez salen a la luz, y cuando eso pase, vas a perder. 

Creo que no seguiré

Soy cuidadoso de no acercarme. Siempre lo soy. Un animal tímido. El respeto, eso es el lenguaje universal. 

No iré a cenar contigo. Caminaré solo. Buscaré estar solo. Eres la chica de mis sueños. Pero no te dejaré acercarte. Te cansarás de mi en dos meses. Yo habré puesto mi corazón descanzando contigo, porque creo que eres la chica de mis sueños. Pero me alejo, por eso, porque te cansarás de mi dentro de dos meses, cuando empiece a necesitar de verdad estar contigo. No te acerques, dejame solo, escuchando música, imaginando.

domingo, 4 de agosto de 2024

Anticipo un desastre

No sé cómo llamarla, la llamaré, Ella. 

Ella me recuerda a la niñez, cuando no quería hablar con alguien pero quería hablar. Ella esconde la mirada cuando llego, y yo escondo la mirada cuando la encuentro. Ella me conoce y yo la conozco, pero sería raro si nos hablamos como conocidos, como colegas, o como amigos. La conocí en uno de mi sueños y no sé si ella me soñó también, pero me ha visto por ahí perdido. 

Otra vez soy el animal pastando. 

Su mirada despectiva, cuando nos encontramos solos y no había más remedio que saludarnos. Pero se pierde en el inifinito, "ay si... ay sí, che morrilla mamoncilla, ay si aññññ aññññ". 

La miro de reojo, después de frente. Tiene cara que me va a hacer pedazos. 

Vale, no importa, ay voy ....

La útlima vez que te ví

 La última vez que te ví, ni siquiera quería hacerte el amor. Quería que quedáramos dormidos como en la tarde de verano cuando nos vimos por...