Zuza se toma en serio el oficio. No es vulgar. Confías.
Sin darte cuenta el fuego interno gradualmente se intensifica, sin quemarte, con suavidad, desde la espera. Desde que la encuentras en la calle y caminas, sin prisa. Es natural, como las flores. No es vulgar. Confías.
Entra, se quita las valerinas y le quedan las medias. Se sienta y cruza las manos. No se apresura a quitarse el vestido. Bebe la copa de vino. No se apresura a nada, como si el tiempo fuera infinito.
Te pierdes en su cabello, una, dos y hasta tres veces. No hay prisa, mantiene el fuego, sin quemarte, sin enfriarte.
Zuza se va y no te sientes vacío.
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